"Mi nombre es Juan, y llevo más de 2 años viviendo en Ibarra, Ecuador. Me vi obligado a abandonar mi país por negarme a cooperar con los paramilitares. Si lo hubiera hecho hubiera supuesto mostrarme ante la guerrilla y las autoridades como un colaborador de los paramilitares, pero tampoco me podía negar a hacerlo, no tenía opciones.
Me tuve que separar de mi familia, a la que no he vuelto a ver desde entonces, y me fui a Medellín. Pero me encontraron los paramilitares y me trasladé a Bucaramanda, y luego a Armenia. Pero no paraba la persecución y decidí denunciar mi situación. Estallé de rabia y cuando ya hice la denuncia, me di cuenta que había firmado mi sentencia de muerte."
Juan decidió viajar a Ecuador para salvar su vida. Hoy no le persiguen por primera vez en muchos años. Gracias al Gobierno de Ecuador ha recibido protección, y a través de un fondo de ACNUR, Juan fabrica artesanía que vende en el mercado local, y asiste a un curso de formación profesional para poder expandir su negocio.
"Ya no hago planes para el futuro, vivo el día a día y aunque separado de mi familia, estoy vivo, la mía esa solo una historia más de las cientos de miles que viven mis compatriotas."