Cocinero. Hermano. Mentor.

“No estábamos a salvo y tuvimos que huir”.

Yaquob, 16 años: “Cuando estábamos en Gazni, mis hermanos pequeños, Naeem y Yazdan, solían traerme el almuerzo a la escuela y todos nos sentábamos allí a comer. Ellos dos no iban al colegio porque son sordomudos de nacimiento, así que solían llevar a pastar nuestras ovejas por las montañas.

Ahora estamos solos aquí, en Pakistán. Naeem, el segundo mayor, es el que cocina. Algún día se convertirá en un gran chef porque le encanta cocinar y lo hace muy bien. Incluso intenta enseñarme a hacer pan afgano. Todas las mañanas cocinamos tres panes para desayunar, uno hago uno y Naeem dos. Siempre se ríe de mí porque nunca me queda redondo. En vez de eso, le pedí que me enseñara a hacer biryani, que supongo que es más fácil que un pan redondo.

Él ve todos los programas de cocina de la televisión y trata de hacer las recetas. No tenemos todos los ingredientes que se usan en la tele, por eso Naeem inventa sus propios platos. Creo que el cordero al curry con arroz blanco es su plato estrella, le queda delicioso.

Mi sueño es inscribirlo en una escuela de cocina; él no necesita escuchar ni hablar, todo lo que le hace falta es observar, es muy inteligente. Aprende rápido. Puede que algún día, cuando tengamos una casa propia y suficiente dinero, podamos tener nuestro propio restaurante.”

 

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Yaquob, al centro, con Naseem (derecha) y Yazdan (izquierda) en una casa segura de ACNUR. Los hermanos cocinan y comen juntos todos los días. (c) ACNUR/ D.A.Khan/ 2015

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El pan afgano no es fácil de hacer. No se trata solo de los ingredientes apropiados, sino también de usar la técnica cierta. Naeem (izquierda) la aprendió de una mujer refugiada generosa y ahora se la enseña a sus hermanos. (c) ACNUR/ D.A. Khan/ 2015

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Naeem tiene muchos talentos: no solo es un gran cocinero, sino que también un sastre. Su nuevo pasatiempo es reciclar material de desecho. Hizo estas chanclas con unos envases de leche. (c) ACNUR/ D.A. Khan/ 2015

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Yaquob (izquierda), Yazdan y Naeem (derecha) posan por una foto de familia con la última creación artística de Yazdan. (c) ACNUR/ D.A. Khan/ 2015

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Es la hora del desayuno en la casa segura de ACNUR. Los hermanos han repartido las tareas del día entre ellos. Naeem hizo unas omelettes que acompañan con un pan que les quedó del día anterior, y Yaquob ayuda sirviendo té verde. (c) ACNUR/ D.A. Khan/ 2015

Muhammad Yaquob, de 16 años, Naeem, de 14 y Yazdan, de 11, nacieron en Afganistán. Su familia huyó a Pakistán en 2010 y se refugió en Quetta. En 2012, su padre emprendió un peligroso viaje en barco a Australia. Por desgracia, se ahogó junto con otras 94 personas al volcar su embarcación cerca de la Isla de Navidad.

El caso de los chicos fue puesto en conocimiento de ACNUR, que los llevó a Islamabad. Allí es donde Naeem desarrolló su pasión por la cocina. Los tres hermanos están deseando que llegue el día en que sus sueños se hagan realidad.

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Pakistán acoge a casi 1,5 millones de refugiados afganos registrados –siendo la mayor población de refugiados en una situación prolongada a nivel mundial. Como refugiados huérfanos y además menores de edad, Yaquob y sus hermanos son extremadamente vulnerables a la explotación. El ACNUR les ha encontrado un alojamiento seguro y les ayudará a reasentarse en un tercer país para que puedan empezar una nueva vida en condiciones de seguridad. En 2014 el ACNUR ayudó a 2000 afganos a reasentarse en el extranjero.