Voces Ocultas
Más de 5 millones de personas venezolanas han huido de una situación humanitaria que muchos describen como desesperada. La creciente inseguridad, escasez devastadora de alimentos, medicina y precios cada vez más inalcanzables han hecho que la vida en el país sea extremadamente difícil. Muchas personas se han embarcado en peligrosos y desesperados viajes para encontrar seguridad y una oportunidad de sobrevivir. Para muchas de ellas, regularizar su estadía en países a través de América Latina y el Caribe ha sido imposible. Muchas luchan por reconstruir sus vidas y contribuir a sus comunidades de acogida, especialmente durante la pandemia por COVID-19. La actual emergencia mundial de salud pública ha agravado la ya desesperada situación socioeconómica para las personas de Venezuela y comunidades de acogida.
El Caribe acoge a casi 200.000 personas refugiadas y migrantes venezolanas. Países como Aruba y Curazao acogen un estimado de 17.000 personas venezolanas cada uno, el mayor número de personas refugiados y migrantes venezolanas comparado con la población local, con 1 de cada 6 y 1 de cada 10 respectivamente.
Aquellas personas viviendo en una situación irregular están en una situación particular de riesgo, y muchas tienen limitado acceso a salud y seguridad social. Tener un estatus regular abriría una puerta a familias venezolanas a integrarse localmente y contribuir a sus comunidades de acogida como emprendedores y creadores de oportunidades laborales, así como contribuyentes y miembros de la sociedad. Aun cuando la situación para muchos de ellos continúa siendo grave en medio de un contexto en el que la solidaridad disminuye, también describen haber encontrado personas locales amables que les han extendido una mano de ayuda, haciéndoles sentir bienvenidos.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, trabaja con gobiernos, otras agencias de la ONU y organizaciones socias en todo el Caribe para proporcionar apoyo vital y abogar por la integración local de personas refugiadas y migrantes venezolanas.
Estas son las historias de seis personas refugiadas y migrantes venezolanas en Curazao, para quienes la inclusión en sus comunidades de acogida sigue siendo esencial. Hoy, en el anonimato, esconden sus rostros para poder contar sus historias sin miedo.
“Queremos la oportunidad de ser colaboradores dignos del país", Mateus, 31, venezolano viviendo en Curazao con la esperanza de integrarse completamente.