Artistas exrefugiados arrasan en Eurovisión
Rusia y Suecia fueron representadas por cantantes exrefugiados en el festival de este año; además, un bailarín de ballet radicado en Países Bajos se presentó durante uno de los intermedios.
Manizha, Embajadora de Buena Voluntad del ACNUR, ensaya antes de su presentación en el Festival de la Canción de Eurovisión 2021. 12 de mayo de 2021.
© EBU/THOMAS HANSES
Cerca del cierre de su exitosa participación en la semifinal del Festival de la Canción de Eurovisión, Manizha, antigua refugiada de Tayikistán y Embajadora de Buena Voluntad de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, levantó el brazo y gritó:
“¿Listos para el cambio? Acá sí lo estamos. ¡Somos el cambio!”
El público aclamó.
Manizha, quien portaba un traje completo color rojo, permaneció en el escenario sonriendo y disfrutando de los aplausos.
Manizha participó como representante de Rusia con la canción “Mujer rusa”, que interpretará el sábado en la gran final.
“Me enorgullece representar a Rusia”, dijo en una entrevista antes de la semifinal.
“Detrás mío hay años de lucha”.
“Nací en Tayikistán, donde hubo una guerra terrible que nos obligó a huir. Rusia se convirtió en mi nuevo hogar. Detrás mío hay años de lucha. Ahora, con mi experiencia como refugiada, puedo subir al escenario y decirle a la gente que no se avergüence de ser quien es”, apuntó.
Manizha huyó de Tayikistán en 1994. Hoy en día, considera que su música y su fama le sirven de plataforma para hablar en representación de las personas refugiadas en todo el mundo.
Manizha es una de dos personas refugiadas que representan a sus países en el festival de Eurovisión de este año.
El otro refugiado es Tousin “Tusse” Chiza, cantante y músico de 19 años nacido en la República Democrática del Congo, quien participó en el festival en representación de Suecia, donde radica desde los ocho años.
El gobierno sueco reconoció la condición de refugiado de Tusse después de que el cantante fue separado de su madre y padre, y tras haber vivido en un campamento de refugiados en Uganda durante tres años. Tusse compartió la experiencia de haber superado los retos que supone adaptarse a nuevas situaciones. De ese modo, ha ayudado a la juventud a hacer frente a circunstancias similares.
“Can you hear a million voices.”
“Can you hear a million voices coming out in the rain”, cantaba Tusse en la semifinal, donde participó con la canción “Million Voices” (Un millón de voces). “You know we’ve got a million choices, so go get out and let it rain.”
Ahmad Joudeh, un bailarín de ballet exrefugiado, se presentó el jueves en el segundo intermedio de la semifinal. El acto se titula “Encuentros cercanos de un niño especial” y trata sobre el deseo propio de la humanidad por conectar y comprender.
En 2016, como reconocimiento a su talento y extraordinaria pasión por la danza, la Compañía Holandesa de Ballet invitó a Ahmad a estudiar y a desarrollar su trayectoria en Países Bajos. Como bailarín y coreógrafo profesional, a Ahmad le apasiona darle voz a las personas refugiadas y apátridas en el mundo.
El Festival Eurovisión de este año gira en torno al tema “Ábrete”; y, para estos tres artistas exrefugiados, su participación se traduce en una oportunidad de promover mensajes de unidad e inclusión.
Manizha apareció en el escenario el martes dentro de un vestido voluminoso, y, a mitad de la presentación, salió de él.
“El vestido simboliza el progreso, es decir, dejar de lado los estereotipos y permitir que suban al escenario personas reales con vivencias reales”, explicó Manizha. “Por eso salgo del vestido. Me estoy abriendo”.