"Mi nombre es Mariana, soy una refugiada colombiana y madre de tres hijos. Llegué a Ecuador en 2007 para dejar atrás las amenazas de los mismos grupos armados que asesinaron a mi esposo. Dije a mi familia que me iba porque no ganaba lo suficiente para mantener a mis hijos.
Cuando llegué a Ecuador no tenía ninguna identificación y no pude encontrar un trabajo. Me tuve que dedicar al trabajo sexual. Tomar esa decisión fue muy difícil. En Ecuador también fui perseguida y mucha gente pensaba que era una criminal. Me fui a Esmeraldas, donde recibí el estatuto de refugiada."
Ecuador cuenta con el mayor número de personas refugiadas en Latinoamérica, con 53.342 refugiados reconocidos. De estos, 73% son mujeres, niñas y niños. Cerca de la mitad de las mujeres refugiadas que se emplean como trabajadoras sexuales en la frontera norte del país, no desempeñaban esta labor en Colombia. Sin embargo, algunas mujeres no tienen otra opción porque no encuentran otro empleo o bien necesitan otro trabajo para mantener a sus familias. Otras mujeres son víctimas de trata de personas.