John

Refugiado de la República Democrática del Congo en  Kenia

"En junio del año pasado el conflicto llegó a mi pueblo, cerca de las ciudad de Betembo. Mis padres se ganaban la vida criando ganado. Tuvimos que movernos mucho por la guerra, sólo llegué a estar en el colegio un año. Tuve que huir para salvar mi vida. Tengo dos hermanas y dos hermanos más jóvenes, pero no sé si alguno de ellos está vivo. Todo lo que sé con certeza es que mi madre y mi padre están muertos.

No pido mucho. Lo único que quiero es un colchón y una oportunidad para aprender inglés, aunque por supuesto extraño mucho a mis hermanos y a mis padres, que fueron asesinados el año pasado en la provincia de Kivu del Norte, en la República Demócratica del Congo (RDC). Al menos ahora tengo un techo gracias a Jeanette, otra joven refugiada que viene de la misma tribu que yo. Vivo con su familia de siete miembros en Nairobi. Para mí, la vida es dura. No hay trabajo, no hay escuela y no hay amigos."

La Agencia de Refugiados de la ONU ha respondido a este patrón de cambio mediante la adopción de una nueva política que hace hincapié en la obligación de los Estados de acogida y  ACNUR para proteger a los refugiados urbanos y en el respeto a su condición. Proporcionar servicios y supervisar las necesidades de los refugiados en las ciudades es más difícil para ACNUR y sus asociados en comparación con la atención a aquellos refugiados que viven en los campamentos.

John es uno de los 50.000 refugiados y buscadores de asilo en Nairobi donde se encuentran más de 900 menores no acompañados que han escapado de conflicto. Se cree que muchos están desaparecidos.