Desarrollador de software sirio comienza una nueva vida como trabajador cualificado en Canadá

Tras ocho años en el Líbano, Mohammed Hakmi es la primera persona refugiada que llega a Canadá como trabajador cualificado en el marco de un innovador programa piloto.

El refugiado sirio Mohammed Hakmi, de 26 años, en su nuevo puesto de trabajo en la empresa tecnológica canadiense Bonfire Interactive en Kitchener (Ontario).
© ACNUR/Annie Sakkab

Hasta hace cinco semanas, Mohammed Hakmi era una de las 25 millones de personas refugiadas en el mundo que están tratando de buscar una solución. Entonces, este desarrollador de software sirio recibió una oportunidad que le cambiaría la vida.


Bonfire Interactive, una empresa tecnológica canadiense basada en Kitchener (Ontario), acaba de incorporar a Mohammed a su equipo. Mohammed ya está aplicando sus conocimientos informáticos para apoyar a la empresa a alcanzar sus necesidades de crecimiento y ayudarla a cubrir la escasez de trabajadores tecnológicos en la región.

“Tenemos a un estupendo candidato que pasó por el mismo proceso que cualquier otro candidato, con unas destrezas técnicas muy elevadas, buenas dotes de comunicación, todo lo que se puede pedir”, declaró Corry Flatt, Director Ejecutivo de Bonfire.

Mohammed ve el modelo como un “beneficio mutuo”, ya que los empleadores están contribuyendo a cambiar positivamente las vidas de las personas refugiadas y, a cambio, se benefician de sus destrezas y talentos.

“¿Por qué no podríamos hacer valer este poder, el poder de las personas refugiadas?”

Esta fe en una situación beneficiosa para ambas partes es el núcleo de Talent Beyond Boundaries (Talento Sin Fronteras, TBB por sus siglas en inglés), una organización que pone en contacto a empleadores y personas refugiadas que tienen las destrezas que buscan. Es así como Bonfire encontró a Mohammed.

TBB ya identificó en el Líbano y Jordania a más de 10.000 profesionales sirios en los campos de la computación, la ingeniería, el comercio, la contabilidad y la atención sanitaria. La mayor parte de las personas refugiadas de perfil profesional que TBB identifica no están en condiciones de trabajar, de modo que sus capacidades se desaprovechan.

En 2019, el 58% de las personas inmigrantes que lleguen a Canadá lo harán por medio de alguno de los diversos programas de inmigración económica. Muchas personas refugiadas no pueden acceder a estos programas no porque carezcan de las destrezas o de la educación necesarias, sino a causa de pequeños obstáculos como disponer de un pasaporte caducado.

El Gobierno de Canadá creó un innovador programa piloto llamado Economic Mobility Pathways Project (Proyecto de Canales de Movilidad Económica) para probar la posibilidad de que estas personas refugiadas inmigraran en calidad de trabajadores cualificados. Mohammed es la primera historia de éxito del proyecto.

El refugiado sirio Mohammed Hakmi, de 26 años (izquierda) en la empresa tecnológica canadiense Bonfire Interactive, acompañado de su Director Ejecutivo Corry Flatt (derecha).

El refugiado sirio Mohammed Hakmi, de 26 años (izquierda) en la empresa tecnológica canadiense Bonfire Interactive, acompañado de su Director Ejecutivo Corry Flatt (derecha).  © ACNUR/Annie Sakkab

“Tienen el conocimiento, tienen las destrezas, pero este conocimiento y estas destrezas están inhabilitadas”, comenta Mohammed en relación con los miles de profesionales refugiados que viven en el Líbano. “Pueden tener un impacto positivo en sus comunidades. Entonces, ¿por qué no podríamos hacer valer este poder, el poder de las personas refugiadas?”

El nuevo Pacto Mundial sobre los Refugiados se plantea la misma pregunta y anima a los países a ir más allá de la selección de personas refugiadas basada únicamente en su vulnerabilidad; para ello, fomenta la creación de nuevos canales para que se puedan trasladar legalmente a un tercer país. ACNUR y TBB animan a Canadá y a otros países a explorar los modos en que sus programas de inmigración económica podrían aportar estos medios adicionales para que las personas refugiadas puedan rehacer sus vidas y sus carreras.

“Si bien estos canales no sustituyen al reasentamiento, sí pueden complementar los programas al facilitar a las personas refugiadas una entrada segura y legal a otros países”, declaró el Alto Comisionado Auxiliar para la Protección Volker Türk.

ACNUR tiene la esperanza de que el ejemplo de Mohammed Hakmi abrirá nuevas oportunidades por medio de la inmigración económica que pongan en contacto a personas refugiadas cualificadas que se encuentran en el extranjero con las necesidades de empleo que existen en Canadá. Este nuevo proyecto ofrece una esperanza renovada a través de una solución innovadora para personas refugiadas, al tiempo que las empresas canadienses y las comunidades en general se enriquecen con el talento que éstas aportan.