Columna de opinión
Mujeres y jovencitas son sometidas a actos aberrantes durante la guerra, y la ONU no hace el mejor esfuerzo por evitarlo
JUBA, South Sudan — En un campamento de refugiados cerca del lago Chad, bajo un calor agobiante, una joven de 17 años, a quien llamaré “Fátima”, me contó cómo su vida se había desmoronado en agosto