Última actualización: Miércoles, 08 Noviembre 2023, 23:24 GMT

Colombia: Palabras de Patricia Linares en visita del presidente Santos

Fuente Colombia: Jurisdicción Especial para la Paz (JEP)
Fecha de publicación 16 Julio 2018
Citar como Colombia: Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), Colombia: Palabras de Patricia Linares en visita del presidente Santos, 16 Julio 2018, disponible en esta dirección: https://www.refworld.org.es/docid/5b50c7254.html [Accesado el 22 Noviembre 2023]
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El Presidente de la República, Juan Manuel Santos, asistió este lunes a una Sesión extraordinaria de la Sala Plena de la Jurisdicción Especial para la Paz, en la que fue recibido por la presidenta de la JEP, Patricia Linares y por los 35 magistrados que conforman las diferentes Salas y Secciones.

Esta es la declaración que dio la magistrada Patricia Linares durante el evento:

"El Programa de Datos Sobre Conflictos de la Universidad de Uppsala, Suecia, (UCDP) es el principal proveedor mundial de información sobre la violencia organizada y conflictos vigentes y el proyecto de recopilación de datos con más trayectoria y reconocimiento en el mundo, es una fuente única de información para responsables de procesos y diseño de políticas de paz. Según ese proyecto, en el 2017 el número de conflictos armados en el mundo fue de 49 y ellos ocasionaron casi 69.000 personas asesinadas, 34 países experimentaron conflictos en sus territorios y sólo uno corresponde una guerra entre dos países: India y Pakistán, sobre el disputado territorio de Cachemira.

Mientras tanto, en ese mismo lapso, Colombia, con su liderazgo, bajo su dirección y con su decidido compromiso democrático, continuaba diseñando un complejo proceso de paz, tan complejo como la propia guerra en la que hemos estado inmersos durante más de medio siglo, orientado a construir unos sólidos cimientos para el mismo y dar paso así a la reparación integral de más de 10 millones de víctimas cuyo dolor reclama de nosotros, los colombianos, un digno resarcimiento.

Fueron varios y difíciles años en los que usted con su equipo negociador, con el apoyo de las víctimas y de amplios sectores de la sociedad se dedicó a tejer un proceso que garantizara verdad, justicia, reparación y no repetición, condiciones ineludibles para una sociedad hastiada de la guerra y esperanzada en la reconciliación.

Como la mortaja de Amaranta con la mortaja del conflicto muchas veces parecía que se deshacían en las noches los avances logrados en el día, sin embargo la tarea se concluyó gracias a Usted, a su equipo y a la voluntad de quienes, porque no decirlo, con reservas y desconfianza se sentaron frente a frente en la Habana a tratar temas respecto de los cuales solo habían existido, durante más de 50 años, irreconciliables posiciones.

Entre ellos solo una coincidencia: aceptar que la única posibilidad de abrir la puerta a una paz estable y duradera estaba en la disposición mutua de desarmar primero los espíritus, para luego negociar en un marco de respeto, tolerancia a las diferencias y acatamiento irrestricto a las bases contenidas en la Constitución de 1991, pues en ese y sólo en ese paradigma como usted siempre lo dijo, era posible avanzar en el propósito de la paz si de verdad se quería derrotar los arraigados demonios de la guerra.

En ese escenario surgió el Acuerdo Final para la Paz, para algunos demasiado extenso y detallado, demasiado minucioso y exhaustivo, sin embargo bien leído no hace otra cosa que reiterar y explicitar el Pacto de Convivencia democrática al que cansados de la misma guerra arribamos en 1991.

Un Acuerdo que hoy es una realidad constitucional, jurídica y ética, un Acuerdo Humanitario como tal depositado en el Consejo Federal Suizo y presentado por usted, en su condición de Jefe de Estado y Presidente de la República, ante el Secretario General de las Naciones Unidas, como un acuerdo especial de carácter obligatorio, vinculante, concebido y construido con todos los sectores comprometidos con la paz de Colombia, políticos, representativos de las víctimas, del Estado y desde luego con los actores armados ilegales que dieron el paso a un proceso de rendición de cuentas que será reparador y a su propia reinserción.

Pero también y vale la pena resaltarlo, con el concurso de una comunidad internacional solidaria, que quiso participar en la construcción de un modelo de justicia transicional que tiene el reto y la responsabilidad de hacer compatibles el logro de la paz y la ineludible necesidad de justicia, honrando los compromisos que emanan de los dictados de una conciencia universal que encuentra en la garantía material de dignidad para todos los hombres y mujeres del mundo, la razón última de ser de la humanidad.

Por eso esa comunidad de naciones siente el proceso como propio, por eso están atentos a su desarrollo, lo protegen y lo guardan, por eso durante las dos últimas semanas a lo largo de 25 reuniones en distintos países del mundo, oímos de manera reiterada que seguirán apoyándolo, que observan y acompañan el proceso de implementación con esperanza, pues asumen que será un referente y fuente de solución para esos 49 conflictos internos hoy vigentes en el mundo.

Como Usted sabe, el Punto 5 del Acuerdo Final, el de Víctimas, creó el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición, del que nosotros, la Jurisdicción Especial para la Paz, la JEP, somos el componente de justicia, cuya creación, estructura y funciones se elevaron a rango constitucional, nosotros debemos administrar justicia en sus componentes restaurativos y retributivos según la disposición de los comparecientes, teniendo siempre como propósito principal contribuir a la verdad plena a partir de la voz de las víctimas, epicentro del proceso, de los victimarios que comparezcan a la jurisdicción, del Estado y de la sociedad que aportan sus saberes, experiencias y conocimiento, una verdad que ayude a reconciliar y recuerde para no repetir, que escudriñe en las causas que originaron y sostuvieron una guerra entre hermanos, cuyo rastro pareciera que perdimos en el transcurso del tiempo, silenciando nuestras conciencias sobre las razones que nos confrontan.

Una verdad que permitirá que el profesor Otálora, el del cuento de Borges, le cuente a Ulrica que Colombia dejó de ser un acto de fe, para ser un espacio material y tangible de esperanza, felicidad y prosperidad, cohesionado en torno al propósito de la paz

Y acá estamos señor Presidente, gracias en mucho a los esfuerzos de su gobierno, a su obstinación democrática de que tenemos una oportunidad como país, que ese elemento cohesionador que tanto necesitamos como nación no es otro que la búsqueda de la paz, acá estamos para ayudar a que todos accedamos a esa verdad que aunque duela aliviará, para ayudar a convencer a aquellos, que como diría el poeta Juan Gelman "…vilipendian este esfuerzo de memoria" …a aquellos que dicen que "no hay que remover el pasado, que no hay que tener ojos en la nuca, que hay que mirar hacia adelante y no encarnizarse en reabrir viejas heridas", ellos, decía el poeta argentino, "están perfectamente equivocados… las heridas no están aún cerradas, laten en la sociedad como un cáncer sin sosiego y su único tratamiento es la verdad y luego la justicia solo así es posible el olvido verdadero…"

Sabemos que la desconfianza y la incertidumbre agobia a muchos colombianos y colombianas, que el dolor sigue presente y se prolonga en la ausencia hoy de más de 100 líderes sociales, cuyo proyecto de vida fue alcanzar la paz a través de este proceso y que por eso al parecer en los últimos meses les quitaron la vida, nuestro trabajo y nuestro llamado a no olvidarlos será nuestro homenaje para ellos, no será en vano su sacrificio.

A Usted y a su equipo los reconoce el mundo como gestores de una oportunidad única para Colombia, a Usted lo reconocerá Colombia como el artífice de esa oportunidad y lo hará, seguramente, cuando sea la memoria colectiva la que se remita con tristeza a un pasado que nadie querrá repetir pero con el optimismo de un futuro despejado de violencia. Gracias por todo eso señor Presidente.

Deja en nuestras manos una gran responsabilidad, hacer realidad ese modelo de justicia inédito en el mundo, ya empezamos a hacerlo con rigurosidad y certeza, con independencia y autonomía, sabremos sobreponernos a los obstáculos y a la incomprensión, puede irse tranquilo pues tenemos la firme convicción de hacerlo administrando una justicia que apacigüe el dolor y abra la puerta a la reconciliación".

Gracias por todo.

Bogotá, 16 de Julio de 2018

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