Educación
Educación
Para la niñez refugiada, las aulas son un entorno seguro y estable; además, la educación permite reconstruir comunidades y llevar vidas productivas y significativas.
Cerca de la mitad de toda la población infantil refugiada (es decir, un 48%) no asiste a la escuela.
En los países que participaron en el Informe de educación de 2022, a nivel preprimaria, el promedio de matriculación para el curso 2020 a 2021 fue del 42%.
A nivel primaria, los países reportaron un 68%; en contraste, a nivel secundaria, el promedio fue del 37%, lo cual deja ver que existen importantes barreras estructurales que impiden al estudiantado refugiado recibir educación más allá de la escuela primaria.
En el nivel terciario, el índice de matriculación en el mismo período fue del 6%. Este aumento – de tres puntos porcentuales en comparación con el 2019 – representa un cambio significativo para miles de personas jóvenes y para sus comunidades.
De los 20,7 millones de personas refugiadas por las que ACNUR trabaja, 7,9 millones son niñas y niños refugiados en edad escolar; su acceso a la educación es limitado, dado que casi la mitad no puede asistir a la escuela.
La Declaración de Nueva York para los Refugiados y Migrantes señala que la educación es un elemento central de la respuesta internacional a la crisis de refugiados. En el mismo tenor, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 consiste en "garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos".
ACNUR colabora con gobiernos y organizaciones internacionales para garantizar modelos educativos protectores y de calidad para la niñez y la juventud refugiadas alrededor del mundo. Con tu ayuda, niñas, niños, adolescentes y jóvenes refugiados podrán aprender a reconstruir sus vidas.
La educación es un derecho humano fundamental que está consagrado en la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 y en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951.
La educación protege a la niñez y a la juventud refugiadas del reclutamiento forzado en grupos armados, el trabajo infantil, la explotación sexual y el matrimonio infantil. La educación también fortalece la resiliencia de las comunidades.
La educación empodera porque brinda a las personas refugiadas el conocimiento y las habilidades que les permitirán llevar vidas productivas, plenas e independientes.
La educación ilumina a las personas refugiadas porque les permite aprender sobre sí mismas y sobre el mundo que las rodea mientras se esfuerzan por reconstruir sus vidas y comunidades.
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Informe de ACNUR revela que más de la mitad de la niñez refugiada en edad escolar no está recibiendo educación.