Preguntas y respuestas: La Declaración de Nueva York es "una oportunidad única" para los refugiados
Volker Türk, Alto Comisionado Asistente para la Protección, comentó que los compromisos adoptados en la Cumbre de la ONU revolucionarán el compromiso de la comunidad internacional con los migrantes y refugiados.
GINEBRA, Suiza, 30 de septiembre de 2016 (ACNUR) – En una Cumbre de Alto Nivel en la ONU en Nueva York, el día 19 de septiembre, los gobiernos de 193 países se comprometieron a mejorar la protección de millones de personas que han sido obligadas a desplazarse, y otras que se encuentran en movimiento en todo el mundo. La Cumbre sobre Refugiados y Migrantes reunió a líderes de gobiernos y organismos de Naciones Unidas, así como representantes de la sociedad civil, para salvaguardar los derechos de los refugiados y migrantes y compartir las responsabilidades a nivel mundial. En la Cumbre se adoptaron compromisos clave, enumerados en la Declaración de Nueva York. De regreso de la Cumbre, Volker Türk, Alto Comisionado Asistente para la Protección de ACNUR, discutió con Ariane Rummery, Oficial de Comunicaciones de la Agencia, sobre cómo la Declaración impactaría a los 21,3 millones de refugiados desplazados por la persecución y el conflicto en todo el mundo.
¿Cuál cree que es el principal valor de una declaración política como la Declaración de Nueva York?
La Declaración de Nueva York sobre Refugiados y Migrantes ofrece una oportunidad única; si volvemos a 1948, a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, vemos que la misma se adoptó como una declaración política, un poco como la Declaración de Nueva York. En un inicio las personas pensaban: "Bueno, es solo un documento de aspiraciones, no tiene mucho valor", pero fue lo que revolucionó los Derechos Humanos. Esperamos que la Declaración de Nueva York haga lo mismo, que revolucione la forma en la que la comunidad internacional se compromete con los refugiados.
¿Cómo difiere el nuevo Marco de Respuesta Integral para los Refugiados, establecido en la Declaración, con lo que el ACNUR ya está haciendo en situaciones de refugiados?
Es verdad que el Marco contiene muchas prácticas con las que hemos estado involucrados desde hace décadas. Pero también hay cosas nuevas. Por ejemplo, el enfoque en los refugiados y las comunidades de acogida; el hecho de que los actores de desarrollo tienen que intervenir más temprano; el hecho de que las instituciones financieras internacionales tienen que intervenir más temprano; y el hecho de que no se trata de tener un enfoque separado en la salud, la educación o el apoyo a las comunidades de acogida, sino que se necesita un enfoque integral. También significa un cambio estratégico en el modo en que la comunidad internacional se compromete con los refugiados, con las comunidades de acogida, y los países de acogida. Está orientado en las personas. Se orienta hacia las personas directamente afectadas, y promueve los mecanismos requeridos para asegurar que los refugiados reciban apoyo.
¿Dónde ven los refugiados los beneficios de este nuevo enfoque?
Los refugiados verán que están en el centro de la atención política – que son el centro de un establecimiento de prioridades por parte de la comunidad internacional. Se espera que esto garantice una financiación más rápida, para que las organizaciones humanitarias y la sociedad en general puedan enfrentar, y responder a, las necesidades de los refugiados, y puedan encontrar formas de atenderlas. También esperamos – y eso todavía no queda enunciado contundentemente en la Declaración – que haya un cambio radical en la forma en que los cupos de reasentamiento se ponen a disposición, en que la reunificación familiar se permite, y en que se abren alternativas humanitarias. Hemos visto algo de esto en la Cumbre de Líderes organizada por el Presidente estadounidense Barack Obama, que se dio el 20 de septiembre, donde se presentaron algunos compromisos concretos de reasentamiento. Esperamos que genere mucho más apoyo para los refugiados, no sólo en el aspecto material financiero, sino también en reasentamiento y en las vías legales.
¿Cómo podría una familia de refugiados promedio en Uganda o Ecuador, o en el Líbano, Pakistán beneficiarse de este nuevo marco?
Sólo el 50 por ciento de los niños refugiados van a la escuela primaria, y sólo alrededor de un tercio logra ir a la escuela secundaria, con enormes tasas de abandono escolar de las niñas en particular. Sólo el uno por ciento de los refugiados tienen acceso a la educación terciaria, y esto es muy por debajo de la media de los nacionales de cualquier país del mundo. Por lo tanto, esperamos que a través de esta declaración, a través de más alianzas, tengamos un mayor compromiso con la educación, que haya una diferencia real, y que estas estadísticas realmente sirvan para apoyar a los refugiados, de manera que haya más niños que puedan tener acceso a la enseñanza primaria y secundaria y que haya más adolescentes y jóvenes refugiados que puedan tener acceso a la educación superior en las universidades.
Pienso también en el lado de la salud, que tenemos que lograr hacer mucho más desde el principio aumentando la capacidad de los proveedores locales con el fin de que las necesidades de salud de los refugiados sean satisfechas. Lo mismo ocurre con el empleo: tenemos que abrir las posibilidades de empleo tanto para las comunidades de acogida, como para los refugiados. Por lo que habrá beneficios muy concretos si no quedará solamente en el papel y se aplicará en la realidad.
¿Quiénes serán los socios clave del ACNUR en el desarrollo del nuevo marco?
Primero y ante todo, los Estados miembros de la ONU. Tenemos algunos buenos ejemplos – Uganda es uno. Uganda ofrece parcelas a los refugiados que recién huyeron de Sudán del Sur, más de 100.000 de ellos. Son incluidos en su programa nacional de desarrollo. Así que los Estados miembros son clave.
Claramente también necesitamos los actores de la sociedad civil. De hecho, la novedad de la Declaración de Nueva York es que se habla de un enfoque de sociedad como todo para responder a los problemas y las necesidades de los refugiados. Y eso es muy positivo, ya que refleja la realidad. Son las comunidades de acogida que a menudo proporcionan el primer apoyo. Son las autoridades locales, los alcaldes de las ciudades. Son las organizaciones locales de la sociedad civil, las instituciones locales que se exponen más y que necesitan más apoyo. Así que en realidad entra bastante en detalle sobre quiénes son nuestros socios.
Y está claro que, aparte de los Estados miembros, también lo son las ONG internacionales. Entre las organizaciones internacionales, algunos de nuestros principales socios son el Banco Mundial, UNICEF y el PMA. Son todas agencias de la ONU que trabajan sin descanso con nosotros y junto a nosotros en temas de refugiados. Así que van a ser socios muy, muy estratégicos. Tenemos un montón de palabras de apoyo de nuestros socios clave, tanto desde el gobierno y las organizaciones internacionales, como también de los actores de la sociedad civil, y tenemos que construir sobre esto.
¿Cuáles son los próximos pasos del ACNUR para poner todo esto en la práctica?
Tenemos que identificar muy rápidamente unas situaciones en las que podemos ver cómo funciona la respuesta integral sobre refugiados, y cómo podemos hacer una diferencia. Actualmente estamos buscando a una serie de situaciones en los países. Obviamente, el que viene a la mente es el flujo de sursudaneses en diferentes países. Hay una serie de situaciones de larga duración a las que tenemos que mirar. Tenemos que ver cómo cambiamos nuestro usual enfoque como resultado de la Declaración de Nueva York. Tendremos que tener en cuenta en todas y cada una de las áreas de nuestro trabajo qué cambios se deberían hacer según la Declaración, en términos de compromisos con los Estados miembros, así como con los socios y los propios refugiados. Así que hay mucho trabajo por delante. En algún momento, vamos a participar en debates formales con los Estados miembros, socios de la sociedad civil y otras contrapartes en el llamado Pacto Mundial que tenemos que desarrollar en el año 2018 y presentar a la Asamblea General de la ONU.
Sólo le quedan dos años para hacer eso. ¿Es un tiempo suficiente?
En realidad tenemos menos de dos años. Será apretado, pero creo que con la buena voluntad y el entusiasmo que tenemos y necesitamos, debemos ser capaces de hacerlo.