Síntesis
Los Huracanes Eta e Iota son el fenómeno natural más severo que ha afectado a Honduras en más de 20 años.
Después de tocar tierra en Nicaragua el 3 de noviembre de 2020, el Huracán Eta de categoría 4 trajo lluvias torrenciales y vientos de hasta 275 km/h en el norte de Honduras. Durante su lenta trayectoria de tres días sobre Nicaragua, Honduras y Guatemala, Eta se degradó a tormenta tropical y luego a depresión tropical, dejando fuertes lluvias en gran parte de Honduras y ocasionando un aumento en el nivel de los ríos, inundaciones y deslizamientos de tierra en el país.
El 16 de noviembre de 2020, el Huracán Iota de categoría 5 tocó tierra, degradándose rápidamente de un poderoso huracán a depresión tropical siguiendo casi la misma trayectoria que había seguido Eta. El Huracán Iota ocasionó aún más inundaciones y daños por vientos, afectando a comunidades ya vulnerables tras el paso de Eta, lo que agravó aún más las necesidades humanitarias y la inseguridad alimentaria.
En un país donde 1,65 millones de personas enfrentaban inseguridad alimentaria aguda en niveles de crisis o peores (Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria [CIF], junio–agosto de 2020), es posible que el impacto de los huracanes haya incrementado el número de personas en fase 3 o superior de la CIF. Esto se vincula a la repentina reducción en el acceso y disponibilidad de alimentos y de trabajo, la pérdida de activos productivos y cultivos, daños en áreas de producción y suministros y el agotamiento de las reservas de alimentos. Los medios de vida de la población rural están devastados, y la situación amenaza a los grupos poblacionales más vulnerables, quienes enfrentan mayores limitaciones para acceder a alimentos y experimentarán un rápido deterioro de su seguridad alimentaria y su nutrición, forzándoles a adoptar estrategias negativas de supervivencia.