Una artista ucraniana refugiada encuentra la inspiración en el sur de España
Oksana Yeromenko había realizado todo tipo de trabajos artísticos en Ucrania, sobre todo relacionados con el teatro. Ahora, ha encontrado en la pintura una nueva vía de expresión y una forma de integrarse en España.
Oksana Yeromenko estudió artes gráficas en Ucrania y ha pasado casi la mitad de su vida ligada al teatro y a la producción de espectáculos. Ahora, en España, ha encontrado en la pintura una nueva forma de expresión artística.
© ACNUR/Carmen Pliego
“Para mí es muy importante conocer a otros artistas, participar en exposiciones y comunicarme con españoles para seguir aprendiendo el idioma, la cultura y el estilo de vida. Todavía no he encontrado trabajo, pero me gusta dibujar y las manualidades”, nos cuenta esta artista ucraniana mientras caminamos por Sevilla donde vive con su madre desde hace casi tres meses.
Oksana se encontraba viviendo en España, en Málaga, cuando estalló la guerra en Ucrania a finales de febrero de 2022 pero su madre, de 74 años, aún residía en Járkov, su ciudad natal.
Járkov, al noreste de Ucrania, fue fuertemente bombardeada y su madre, al igual que miles de desplazados de la región, se vio obligada a huir para ponerse a salvo. “Fue un viaje largo y difícil para ella por su edad y su salud”, nos explica Oksana, que está ahora contenta de que se hayan podido reencontrar en España.
Al llegar su madre a España y ante la imposibilidad de volver a Ucrania, acudió al Centro de Recepción, Atención y Derivación (CREADE) de Málaga, donde estuvo en contacto con el equipo de ACNUR y recibió asesoramiento sobre la posibilidad de solicitar el estatuto de protección temporal que las autoridades españolas conceden a los refugiados ucranianos. Madre e hija viven ahora en un centro de acogida para refugiados gestionado por CEAR en Sevilla, donde reciben alojamiento, manutención y apoyo psicosocial.
Del teatro a la pintura
Oksana estudió en la Academia Estatal de Diseño y Artes de Járkov y ha pasado casi la mitad de su vida ligada al teatro y a la producción de espectáculos.
Tres décadas de experiencia en las que ha hecho de todo: dirección creativa de espectáculos, escenografías y decorados, diseño de vestuario, construcción de personajes, creación de guiones... También ha sido directora artística del departamento de teatro de la Universidad Nacional de Artes Kotlyarevsky de Járkov y del estudio creativo "Life-Art Studio”.
Ahora, después de una veintena de producciones teatrales, colecciones de moda, eventos de Fin de Año, musicales, espectáculos de títeres y diferentes exposiciones, esta refugiada ucraniana ha encontrado en la pintura una nueva fuente de inspiración.
En España, Oksana ha podido reencontrarse con su faceta más creativa y explorar nuevos lenguajes artísticos, especialmente los relacionados con la pintura.
“Aún estoy buscando mi idioma de expresión. No tengo muchos materiales, pero tengo papel, acuarela y lápices”, nos cuenta mientras nos muestra algunos de sus dibujos más recientes, bocetos realizados durante un evento deportivo en el que se unió a un grupo de dibujantes que se reúnen habitualmente para plasmar en sus cuadernos rincones emblemáticos de Sevilla, su nuevo espacio de trabajo.
También ha tenido ocasión de exponer algunas de sus obras en una exposición solidaria en Fuengirola (Málaga), en la que los fondos recaudados se enviaron a Ucrania.
Aunque reconoce que la integración no siempre es fácil por las barreras lingüísticas, la dificultad para encontrar empleo o, como en el caso de su madre, por la edad o el trauma tras la guerra y la huida: “Cambiar tu casa y tu país para las personas mayores es muy difícil”.
En los últimos meses Oksana ha aprendido a disfrutar de los pequeños momentos sin plantearse aún si regresar a Ucrania o rehacer su vida de forma definitiva en Sevilla. Y también a valorar más lo que ha dejado atrás.
“Me gustaría poder vender mis cuadros y ayudar”
“Me gustaría encontrar mi lugar y ser útil al país en el que nací, me gustaría poder vender mis cuadros y ayudar”, nos confiesa, mientras muestra algunos de sus lienzos.
En ellos conviven tradición y folclore, mito y realidad. Retratos de su propia familia se alternan con escenas oníricas y folclore andaluz. Tan solo una muestra de cómo el arte no entiende de fronteras ni de normas.
“Mi educación y mi experiencia me han llevado a tener mi propio estilo pictórico y gráfico, gracias al cual puedo compartir temas que son importantes para mí como artista, mujer, filósofa, soñadora, persona… Cada una de mis obras despliega un pequeño espectáculo. Utilizo materiales y herramientas que me permiten trabajar pequeños detalles”, explica.
Quizás por eso no es de extrañar que su gran referente artístico sea Pablo Picasso, padre del cubismo y una de sus fuentes de inspiración porque “es un revolucionario y creador de un nuevo camino en el arte”. Clásicos como Pável Filónov o el simbolista Mijaíl Vrúbel también están entre los referentes que han marcado su trayectoria.
“Me gustan mucho los detalles”, reconoce, mientras recuerda con emoción su primera y única visita al Museo del Prado de Madrid y cómo le impresionaron las obras de El Bosco por sus figuraciones detallistas e imágenes llenas de fantasía.
“Cuando tienes a un genio al lado, la vida sigue como siempre y no te das cuenta. Es una cosa muy humana no valorar lo que tenemos en cada momento. Con la guerra pasa lo mismo. No se valoran las vidas de personas de otros países o de otras nacionalidades”.
Con su madre a salvo ya en España, esta artista ucraniana empieza ahora una nueva etapa intentando homologar su título de estudios para encontrar un empleo en España y reencontrarse a sí misma, aprendiendo nuevas habilidades y herramientas que le permitan ser autosuficiente y seguir disfrutando del arte.