Al amigo refugiado con el que compartí tantas aventuras
Como parte de esta serie especial, publicaremos cartas dirigidas a personas refugiadas que han dejado
Oliwier, de 15 años, y su familia acogieron a Nazar, de 16 años, y a su madre durante 5 meses en su casa de Polonia después de que huyeran del conflicto en Ucrania. Nazar se convirtió rápidamente en un hermano para Oliwier, quien recuerda los grandes momentos que pasaron juntos y todo lo que aprendió de su amigo.
Desde el comienzo de la guerra, casi un tercio de la población ucraniana se ha visto forzada a huir de sus hogares, con más de 6,2 millones de personas desplazadas dentro del país y más de 7,6 millones de personas refugiadas de Ucrania registradas en toda Europa, incluyendo 1,4 millones en la vecina Polonia.
La carta fue editada por su longitud y para fines de claridad.
Escuchar a Oliwier leyendo la carta (en inglés):
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados · Querido Nazar - Oliwier
Querido Nazar,
Espero que estés bien y que te hayas reincorporado a la vida en Ucrania.
La última vez que escribí una carta fue probablemente a Santa Claus cuando era un niño. Pero realmente quería tomarme el tiempo para escribirte y hablar sobre el gran impacto que tuviste en mí mientras vivías conmigo y con mi familia en Varsovia.
En primer lugar, eres un gran atleta y me gustaba mucho pasar tiempo contigo jugando mis deportes favoritos. Juntos nos apoyamos mutuamente en nuestro empeño por ser mejores atletas. ¿Te acuerdas cuando jugábamos baloncesto en el patio de mi casa y cuando uno de nosotros hizo por fin ese tiro espectacular? ¡Fue como algo de la NBA! Parecía que estábamos a un kilómetro de la canasta. Sin embargo, los dos lo conseguimos, haciendo que el balón volara a través de las enormes ramas del árbol que se interponían en el camino. Incluso Stephen Curry habría tenido problemas para hacer ese tiro. Fue la mejor sensación de todas.
Además, pude sentir cómo sería tener un hermano con quien compartir mis experiencias en la vida, buenas y malas. Estar contigo me hizo darme cuenta de que, siendo hijo único, a veces me siento un poco solo en mi vida normal.
Nuestra última aventura juntos fue una que realmente disfruté. El esfuerzo por volver en bicicleta desde el centro de la ciudad por la noche fue una experiencia totalmente nueva, creo que para los dos. Pero como nos teníamos el uno al otro como apoyo, fue más emocionante que estresante. Tuvimos que comprar luces eléctricas para no acabar infringiendo la ley o chocando en las calles oscuras.
Recuerdo que ninguno tenía energía, pero cada vez que uno de nosotros quería bajar el ritmo o tomarse un descanso, seguíamos animándonos mutuamente para seguir adelante y finalmente regresar a casa sanos y salvos. Fue una sensación de logro cuando finalmente llegamos a casa. Me sentí como si acabáramos de terminar de pedalear en el Tour de Francia.
Me enseñaste que es posible hacer buenas amistades con las personas a pesar de las barreras lingüísticas (el traductor de Google fue muy útil) y de las diferencias de origen. Gracias a ti, aprendí un par de frases ucranianas realmente interesantes que me resulta muy divertido escuchar e intentar decir (por ejemplo, я не знаю = no lo sé).
Me has hecho ver que, aunque algo parezca imposible o al menos muy desafiante, incluso lo imposible se convierte en posible si realmente lo quieres lo suficiente. Ahora veo que se puede establecer una conexión con alguien y construir una buena amistad, aunque no se comparta del todo un idioma común. Tus experiencias me han hecho comprender que mi vida o la de cualquier persona puede verse gravemente perturbada por algo como la guerra, y que no debemos dar por sentada la paz y la estabilidad y asumir que siempre estarán ahí.
Estoy lleno de admiración por cómo fuiste capaz de estar alegre y feliz después de haberte visto forzado a dejar tu hogar, tu gato, tus pertenencias, a tus abuelos y a tu padre. Espero que, si alguna vez me encuentro en una situación así, sea tan fuerte como tú para afrontarla.
Mis recuerdos favoritos del tiempo que pasamos juntos son sin duda todas las veces que sonreías después de lo que habíamos hecho. Por ejemplo, cuando por fin construimos la tienda de campaña en mi patio trasero y nos dispusimos a pasar la noche bajo las estrellas escuchando a tu artista favorito, Miyagi (que, por cierto, sigo escuchando de vez en cuando).
Antes de conocerte a ti y a tu familia, la idea de vivir con extraños en un país diferente me habría parecido estresante y demasiado difícil de sobrellevar. Sin embargo, en realidad, después de conocerlos a ti y a tu madre aprendí que puedo ser flexible y adaptar mi propio comportamiento a las necesidades de otra persona. Esto me ayudó a crecer como persona.
Me gustaría pensar que he tenido un impacto positivo en ti de alguna manera. ¿Quizás aprendiste a ser más abierto con los extraños? ¿Quizás te di la sensación de estar a salvo y de estar en casa? Espero que hayas disfrutado de nuestras aventuras tanto como yo y que hayas encontrado algo de alegría y diversión en esta difícil situación.
Por último, quiero agradecerte por todos estos grandes recuerdos que compartimos y creamos juntos. Estos cinco meses fueron algunos de los mejores de mi vida y siempre valoraré tu amistad.
Espero que algún día podamos volver a encontrarnos y vivir más momentos maravillosos como los que hemos vivido este año.
Mientras tanto, espero que tú y tu familia estén a salvo y puedan continuar sus vidas de nuevo en Ucrania, y que pronto tengan paz y felicidad. Estoy seguro de que seguiremos en contacto a través de las redes sociales.
Tu amigo,
Oliwier
Esta carta forma parte de una serie epistolar dirigida a personas apátridas o desplazadas por la fuerza que dejaron huella en la vida de los jóvenes autores. Si te interesa escribir una carta a una amistad, pariente o cualquier persona que sea refugiada y que te haya llenado de inspiración, haznos llegar tu idea escribiendo a [email protected]