Ciudadana y condecorada: Brasil concede la insignia de la Orden de Río Branco a la exapátrida Maha Mamo

Reconocida por su labor para poner fin a la apatridia en el mundo, Maha Mamo es uno de los símbolos de la campaña 'I Belong' de ACNUR.

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Maha Mamo recibió la insignia de la Orden de Río Branco en el Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores brasileño, en Brasilia.

Maha Mamo recibió la insignia de la Orden de Río Branco en el Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores brasileño, en Brasilia.  © ACNUR/Vanessa Beltrame

BRASILIA – Maha Mamo nació hace 34 años, pero existe oficialmente desde hace cuatro. Durante 30 años fue apátrida: vivió sin nacionalidad, sin registro, sin documentos y, en consecuencia, sin acceso a los derechos más básicos que conlleva la ciudadanía, como poder viajar con el equipo de baloncesto del que formaba parte.

Maha y sus hermanos, Souad y Edward, llegaron a Brasil en 2014 en busca de protección y para ser reconocidos como ciudadanos: el primer documento que obtuvieron fue el pasaporte que les permitió llegar al país. En 2018, fue reconocida como apátrida y luego recibió la ciudadanía brasileña. Fue entonces cuando comenzó a coleccionar logros. Consiguió un documento de identidad y el derecho a ir y venir, viajó a muchos países, se convirtió en portavoz para acabar con la apatridia, publicó un libro autobiográfico, abrió una empresa y compró una casa con su esposa, Bela.

A la colección de logros, el miércoles (7), Maha añadió una insignia. Brasil condecoró a la exapátrida con la Orden de Río Branco, grado de Caballero, por sus acciones cívicas para acabar con la apatridia.

Creada en 1963 en homenaje al Barón de Río Branco, patrón de la diplomacia brasileña, la insignia se concede a personas, empresas, corporaciones militares o instituciones civiles, nacionales o extranjeras, por servicios o méritos excepcionales. La insignia lleva grabada una expresión latina extraída de los libros del Barón de Río Branco, Ubique Patriae Memor, que significa “En cualquier lugar, siempre tendré a la Patria en mi memoria”.

Maha, quien no tuvo patria durante mucho tiempo, se identifica con la frase. “Con mucho orgullo seguiré llevando el nombre y el buen ejemplo de Brasil a todos los países en los que esté. Es un gran honor recibir este importantísimo reconocimiento de la diplomacia brasileña”, declaró Maha, quien dedicó el nuevo logro a todos los millones de personas apátridas del mundo.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados estima que alrededor de 4,3 millones de personas en todo el mundo son apátridas, no tienen la nacionalidad de ningún país. Para transformar este escenario, los gobiernos pueden cambiar sus leyes y procedimientos para garantizar a las personas apátridas sus derechos y darles un lugar al cual pertenecer.

“Con la Ley de Migración de 2017, el procedimiento de reconocimiento de la apatridia pasó a existir en Brasil y benefició a personas que, como Maha, tenían grandes dificultades para acceder a derechos básicos, como educación, atención médica o empleo de manera formal”, explica el Representante Interino de ACNUR en Brasil, Óscar Sánchez Piñeiro.

En 2018, Maha y su hermana Souad fueron las primeras personas reconocidas por el gobierno brasileño como apátridas a raíz de la Ley de Migración.

30 años sin Patria

Maha nació en Beirut, la capital de Líbano, pero no pudo ser registrada como libanesa porque el país, como la mayoría de las naciones, concede la nacionalidad por la sangre, no por el territorio donde se nace. Entonces tendría que asumir el origen de sus padres, sirios. Sin embargo, su padre, Jean Mamo, es cristiano, su madre, Kifah Nachar, es musulmana, y las leyes de Siria no permiten el matrimonio entre distintas religiones.

Maha y sus hermanos no tenían la nacionalidad de ningún país, no eran ni sirios ni libaneses, y tuvieron que luchar por las cuestiones más básicas de la ciudadanía, como asistir a la escuela, tener acceso a un hospital o disfrutar de la libertad de ir y venir. Los tres solo pudieron salir de Líbano después de que la embajada brasileña en Beirut les concediera un documento de viaje llamado “salvoconducto”, un visado humanitario que formaba parte de la respuesta del gobierno brasileño a la guerra siria, que comenzó en 2011, para proteger a la población directamente afectada por el conflicto.

En busca de la ciudadanía, Maha contó con el apoyo incondicional de ACNUR, que la apoyó en varios viajes por Brasil para que pudiera presentar quiénes son las personas apátridas, así como su trayectoria, ahora como ciudadana brasileña. Hoy es una de las personalidades más activas de la campaña I Belong, cuyo objetivo es acabar con la apatridia en el mundo para 2024.

Un objetivo ambicioso, pero con el que Maha se permite soñar.