Las familias que viven en los vecindarios controlados por las pandillas en El Salvador enfrentan desde extorsión y amenazas de muerte hasta agresiones y asesinatos. Gerardo*, un hombre de 60 años, perdió a tres hijos, a algunos de sus sobrinos y a su hermano. Y al final, la violencia separó al resto de su familia y lo obligó a huir a Guatemala.
“Cómo los extraño y me duele que hayan salido lastimados”, dijo. A salvo en el exilio, Gerardo lucha por reconstruir su vida lejos de su esposa, que no quiso abandonar su casa.
Para los salvadoreños, la violencia y la persecución continúan siendo parte de sus vidas diarias.
“Siempre he creído en la justicia, por eso presenté una denuncia por la muerte de mi primer hijo. Pero de una sentencia de 30 años, ellos solo cumplirán 15. Es por eso que tuve que venir a Guatemala, con temores, pero con una maleta cargada de sueños y esperanzas”, dijo Gerardo.
Este ciclo de terror ha obligado a miles de personas a huir de sus hogares en el Norte de Centroamérica. Se estima que cerca de 245.000 personas se han visto obligadas a desplazarse dentro de El Salvador y Honduras en la última década.
“A mi edad, me resulta difícil conseguir un trabajo estable".
Los números de los que huyen a través de las fronteras son mucho más altos. Para fines de 2018, 353.000 refugiados y solicitantes de asilo del Norte de Centroamérica habían buscado protección en todo el mundo, un aumento del 20 por ciento respecto al año anterior. Desde 2006, 300.961 salvadoreños buscaron asilo en algún lugar del mundo, lo que representa un promedio de 1.900 personas al mes.
Gerardo ha sido reconocido como un refugiado en Guatemala. Este estatus garantiza que no sea devuelto a El Salvador, y a los peligros de los que huyó, y le brinda la posibilidad de buscar un trabajo formal y vivir legalmente en el país.
Pero incluso con el derecho al trabajo, Gerardo ha pasado momentos difíciles. “A mi edad, me resulta difícil conseguir un trabajo estable. Pero al menos aquí estoy a salvo”.
Encontrando la seguridad en Guatemala
Guatemala, aunque es principalmente un país de tránsito para personas que se desplazan al norte hacia México o los Estados Unidos, también ha sido un país de origen y, cada vez más, de destino.
Como parte de la aplicación del Marco de Respuesta Integral para los Refugiados MIRPS, plataforma que busca proveer un enfoque integral a las necesidades de refugio de cada país, Guatemala tiene un plan de acción nacional detallado centrado en su posición como país de tránsito, destino y retorno. Los grupos de población prioritarios son los refugiados, solicitantes de asilo, migrantes y retornados con necesidades de protección. ACNUR trabaja con el gobierno para implementar este plan y brinda asistencia específica a los refugiados y solicitantes de asilo vulnerables que desean integrarse en el país. Al mismo tiempo, la Agencia de la ONU para los Refugiados trabaja de la mano con la red regional de protección y espacios seguros para brindar albergue y asistencia a las personas en tránsito, así como información sobre el derecho de buscar asilo para quienes huyen de la violencia y la persecución.