Familias etíopes luchan por sobrevivir en medio de una sequía sin precedentes

ACNUR está apoyando a las autoridades locales de la región somalí de Etiopía para que suministren ayuda urgente a miles de personas que se han visto forzadas a huir en busca de agua durante la peor sequía de los últimos 40 años.

Un niño recoge agua para el ganado de su familia en el asentamiento de desplazados de Mara-gaajo, en la región somalí de Etiopía.
© ACNUR/Eugene Sibomana

Ardo sale de su alojamiento cuando escucha un camión repartiendo agua, después de que ella y su ganado hayan pasado varios días sin agua. Alrededor de quinientas familias desplazadas internas viven en el asentamiento improvisado de Mara-gaajo en Kebribeyah, en la región somalí de Etiopía, luego de huir de sus hogares en busca de agua durante la peor sequía en décadas.


“Nunca habíamos visto una sequía como ésta, ha afectado a todos. La hemos bautizado como 'la invisible’”, señaló Ardo.

Ardo caminó unos 260 kilómetros desde su pueblo, Kabtinag, en la zona de Korehe, en lo más profundo de la región somalí oriental de Etiopía, para llegar a Kebri Beyah, un pequeño municipio situado a unos 53 kilómetros de la capital de la región, Jijiga. La madre de cuatro hijos contó que viajó con un grupo de personas de su pueblo.

“No puedo contar el número de personas que se desplazaron con nosotros”, explicó. “Casi todos los habitantes del pueblo se fueron”.

Ardo, como la mayoría de quienes ahora viven en el asentamiento de Mara-gaajo, emprendió un viaje arriesgado y agotador en busca de agua y pastos para su ganado.

“Fue un viaje tan largo [...] nuestro ganado sufrió horriblemente”, añadió. “Nadie estaba dispuesto a comprar nuestro ganado ya que estaba extremadamente débil”, relató.

Ardo, madre de cuatro hijos, sentada en su alojamiento improvisado en el asentamiento de desplazados de Mara-gaajo, en la región somalí de Etiopía.

Ardo, madre de cuatro hijos, sentada en su alojamiento improvisado en el asentamiento de desplazados de Mara-gaajo, en la región somalí de Etiopía.  © ACNUR/Eugene Sibomana

Abdullahi Gedi, un pastor de 55 años también desplazado a Mara-gaajo, reunió su ganado, cabras y ovejas, y salió de su pueblo, Kabtinag, en la región de Somalia Oriental. Sin embargo, las condiciones áridas de la ruta fueron demasiado para sus animales, y menos de la mitad lograron llegar al asentamiento de desplazados internos de Babacada El-Bahay, en Jijiga, donde vive actualmente.

“Excepto estas tres, todas mis otras vacas han muerto”, explicó, señalando al escuálido ganado que tenía a su lado. “También solía tener 445 cabras y ovejas, pero ahora solo tengo 190 ya que el resto ha muerto”, añadió.

Etiopía está sufriendo una de las sequías más graves de los últimos cuarenta años, provocada por La Niña, tras cuatro temporadas de lluvias fallidas consecutivas desde finales de 2020. La sequía está agravando una situación compleja en la región somalí de Etiopía, que ya acogía a millones de personas desplazadas internas, incluidas quienes se vieron forzadas a huir a causa del conflicto, así como a unas 246.000 personas refugiadas de la vecina Somalia en ocho campamentos, que ya han recibido unas 16.000 nuevas llegadas. Otras regiones del país afectadas por la sequía son Afar, Oromia y Pueblos, Naciones y Nacionalidades del Sur (SNPP).

Desde septiembre de 2021, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ha colaborado con las comunidades locales, las oficinas regionales de gestión de desastres y otros socios para ofrecer agua, alojamiento, ropa de abrigo y artículos para el hogar a más de 7.200 hogares afectados por la sequía en diferentes asentamientos de personas desplazadas y las comunidades de acogida.

Sin embargo, a medida que la sequía se agrava, las necesidades de la población siguen aumentando.

“El problema más urgente aquí es la falta de agua, así como de una gestión eficaz del agua”, comentó Abdullahi Sheik Barrie, Asociado de Terreno en la Oficina de ACNUR en Jijiga. “La ayuda que hemos podido brindar está muy por debajo de lo que se necesita para satisfacer las necesidades de supervivencia de las personas afectadas. Junto con las autoridades y los socios, seguiremos ayudando a garantizar que las personas desplazadas tengan agua, alojamiento y artículos de socorro básicos, y facilitando el transporte a quienes decidan regresar a sus hogares con su ganado”.

Enfrentando un viaje largo e incierto con poca comida y agua, Abdullahi Gedi se vio forzado a dejar a su esposa y siete hijos en su pueblo. No ha tenido noticias de su familia en los 100 días transcurridos desde que llegó al asentamiento de desplazados internos de Mara-gaajo.

“No sé qué les pasó a ellos y a los demás de mi pueblo que se quedaron: niños, mujeres, adultos mayores y otras personas vulnerables”, comentó.

Abdullahi Gedi, pastor desplazado interno de 55 años, junto a los restos de sus animales muertos en el asentamiento de desplazados internos de Babacada El-Bahay, en Jijiga.

Abdullahi Gedi, pastor desplazado interno de 55 años, junto a los restos de sus animales muertos en el asentamiento de desplazados internos de Babacada El-Bahay, en Jijiga.  © ACNUR/Eugene Sibomana

A pesar del peligroso viaje, Abdullahi – como muchas otras personas desplazadas internas acogidas en varios lugares de la región de Somalia – contó a ACNUR que fue acogido generosamente por la comunidad local, a pesar de que ellos mismos estaban luchando para hacer frente a los efectos de la sequía. Los agricultores que acogieron a los pastores desplazados compartieron sus limitados pastos con los desplazados internos.

En Etiopía, ACNUR y otros socios humanitarios están aumentando la asistencia para satisfacer las crecientes necesidades, en apoyo al Gobierno de Etiopía. Además, se han emprendido esfuerzos conjuntos dentro del Marco de Resiliencia de la ONU para apoyar a Etiopía en la creación de resiliencia contra los desastres naturales, especialmente las sequías e inundaciones recurrentes.

En la región de Somalia, los socios humanitarios están apoyando a más de 2,4 millones de personas desplazadas con alimentos y trabajando para suministrar agua potable a más de 859.000 personas que aún lo necesitan. Sin embargo, las necesidades existentes siguen superando los recursos disponibles.

ACNUR solicita 22 millones de dólares (USD) para suministrar ayuda crítica a más de un millón de personas refugiadas, desplazadas internas y sus comunidades de acogida afectadas por la sequía en Etiopía, como parte de un llamamiento más amplio de 42,6 millones de dólares (USD) para la respuesta a la sequía que incluye a Somalia y Kenia.