Lewis Hamilton apoya la campaña de ACNUR que promueve la educación para personas refugiadas
NUEVA YORK, Estados Unidos de América – Un nuevo informe de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, revela que los estudiantes refugiados requieren más apoyo internacional con urgencia. En ese contexto, el siete veces campeón mundial de la Fórmula 1, Lewis Hamilton, respalda todas las solicitudes que se han hecho para que la niñez y la juventud refugiadas tengan acceso a educación integral y de calidad.
El informe, que se titula “Inclusión educativa: Campaña por la educación de las personas refugiadas” y que contiene datos recabados de más de 40 países, hace patente la brecha que existe entre los refugiados y sus iguales no refugiados en lo que hace a la matriculación en todos los niveles educativos.
El índice promedio de matriculación en la escuela primaria en el curso académico 2020-2021 se mantuvo relativamente estable, en un 68%. Sin embargo, la matriculación disminuye de manera pronunciada, a un 37%, en el nivel secundario, que históricamente ha sido de difícil acceso para las personas refugiadas.
En el nivel terciario, no obstante, la situación mejora. Aunque la matriculación de las personas refugiadas se sitúa en un 6%, la tendencia se ha mantenido al alza (empezó en apenas un 1% hace un par de años), lo cual llena de optimismo a la Agencia de la ONU para los Refugiados, que estima posible llegar a la meta del 15% hacia 2030.
El informe anual de ACNUR sobre educación se publica poco antes de que los líderes del mundo se preparen para debatir el futuro del aprendizaje en la Cumbre sobre la Transformación de la Educación, que tendrá lugar en la Asamblea General de la ONU, del 16 al 19 de septiembre.
Hamilton, quien lucha por la igualdad, la justicia y la diversidad en la educación y en los deportes de motor, comentó que le enorgullece prestar su voz a la campaña, para que la niñez y la juventud refugiadas no sean relegadas, sino que se les incluya en los sistemas nacionales de educación.
“La educación no solo amplía los horizontes de las personas y les presenta oportunidades a las que de otro modo no podrían soñar con acceder. Además, contrarresta los efectos perjudiciales de la injusticia sistémica”, comenta en el epílogo del informe.
“Y no se trata solo de crear mejores oportunidades de vida para los jóvenes y ayudarles a encontrar su propósito en la vida y a labrarse su propio futuro. Se trata de las reacciones en cadena que esto tiene: mayor diversidad en posiciones de liderazgo e influencia, en el mundo del trabajo, en el deporte, en la cultura y la política”.
Haciendo eco de su título (“Inclusión educativa”), el informe muestra a jóvenes refugiados de Sudán, Ucrania, Kenia y Myanmar que han aprovechado diversas oportunidades educativas a pesar del desplazamiento forzado y de los desafíos que supone adaptarse a circunstancias nuevas o distintas.
En su intervención en el informe, Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, señaló que muchos países han logrado avances recientes en la inclusión del estudiantado refugiado en los sistemas nacionales de educación.
“Ahora tenemos que acompañar estas políticas con una financiación considerable y sostenida en el tiempo, además de exponer sus ventajas”, indicó Grandi.
“La frase ‘El talento es universal; las oportunidades, no’ describe con precisión la realidad para millones de niños, niñas y jóvenes refugiados. Debemos cerrar el enorme abismo existente entre talento y oportunidad”.
ACNUR insta a incluir a las personas refugiadas en los sistemas nacionales de educación desde el comienzo de las emergencias humanitarias, en las situaciones prolongadas de desplazamiento y en el desarrollo de planes a largo plazo. Esto, entre otras cosas, requiere más apoyo para capacitar y cubrir el salario del personal docente, construir infraestructura nueva, crear materiales de enseñanza-aprendizaje adecuados y relevantes, proporcionar transportación desde y hacia las escuelas, facilitar el acceso a certificaciones y exámenes, así como cerrar la brecha digital que afecta a las personas refugiadas.
“Invertir en educación es invertir en desarrollo, derechos humanos y paz”, indicó Grandi. “Es tiempo de invertir en futuros humanos es decir, en incipientes constructores, creadores y pacificadores”.
Además, precisó que “[en] el caso de las personas refugiadas, se trata de invertir en aquellas que van a reconstruir sus países de origen cuando puedan volver a casa en condiciones seguras”.
Notas para la prensa:
El Informe de Educación de ACNUR de 2022 se titula “Inclusión educativa: Campaña por la educación de las personas refugiadas” y contiene historias de algunas de los más de 10 millones de personas refugiadas en edad escolar bajo el mandato de ACNUR. Asimismo, pone el foco en las aspiraciones de la juventud refugiada que desea seguir aprendiendo luego de concluir el nivel secundario, y resalta la esperanza y las ambiciones del personal docente en las comunidades refugiadas y de acogida.
Los datos sobre la matriculación de las personas refugiadas y las cifras poblacionales se obtuvieron de las operaciones de país de ACNUR y se ciñen al curso académico 2020-2021. Por otra parte, el informe hace referencia a los datos más recientes sobre matriculación y sobre niñez y juventud que no asiste a la escuela, los cuales se obtuvieron del Instituto de Estadística de la UNESCO.
La publicación de este informe de ACNUR coincide con la Cumbre sobre la Transformación de la Educación, que fue convocada por el Secretario General de la ONU y tendrá lugar a la par de la 77 sesión de la Asamblea General. El propósito de la Cumbre es movilizar acciones, ambiciones, solidaridad y soluciones con miras a transformar la educación hacia 2030.
ACNUR ha estimado también que enfocar las inversiones en los países que han dado acogida a las poblaciones refugiadas de mayor tamaño redundaría en importantes beneficios. Se estima que el costo anual para que todo el estudiantado refugiado tenga acceso a la educación en países de acogida de renta baja, media baja y media alta suma $4.850 millones de dólares (USD), o bien un total de $63.000 millones de dólares (USD) en un periodo de 13 años (es decir, desde el primer año de la educación primaria hasta el último de la secundaria). En concreto, los países de renta baja y media baja, que han dado acogida a la mitad de la población refugiada en edad escolar, necesitarían el 20% del total estimado. En otras palabras, una quinta parte del costo total cubriría a más del 50% de la niñez refugiada en edad escolar.
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- Para obtener más información sobre la labor de ACNUR en materia educativa, favor de contactar a Becky Telford ([email protected]).
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