Refugiados en Sudán usan energía limpia para cocinar
El cambio al etanol reduce los arriesgados viajes en busca de leña, ralentiza la deforestación y crea entornos domésticos más saludables para los refugiados en el estado de Nilo Blanco.
Alisa, de 35 años, cocina en la nueva estufa de etanol de su familia mientras sus hijos miran fuera de su recinto en el estado del Nilo Blanco, Sudán.
© ACNUR/Vanessa Zola
Desde que huyó del conflicto en Sudán del Sur hace cinco años, esta mujer de 35 años, madre de tres hijos, ha tenido que emprender laboriosos viajes de un día a un bosque cada vez más escaso en el estado sudanés de Nilo Blanco para recoger la escasa leña.
“Salgo de casa a partir de las 6 de la mañana y cruzo el río en un bote para llegar al bosque”, explica, y añade que viaja con un grupo de otras mujeres por seguridad. “Cuando somos muchas, podemos ayudarnos mutuamente en caso de problemas”, añade.
Cocinar con leña crea múltiples problemas a los refugiados. Acelera la deforestación, supone un riesgo para las mujeres y las niñas que con más frecuencia tienen que recogerla, además, produce humo y hollín nocivos que hacen insalubre el entorno de sus hogares.
Para hacer frente a estos problemas, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, se ha asociado con Kenana, la mayor empresa productora de azúcar del estado de Nilo Blanco, en un proyecto piloto para ayudar a las familias de refugiados a pasarse a etanol de combustión limpia como combustible para cocinar.
El uso del subproducto local del proceso de refinado del azúcar, que la empresa exportaba anteriormente, está teniendo un impacto inmediato en las vidas de refugiados como Alisa, empezando por una mejora en la seguridad.
“Mujeres y niñas han denunciado haber sido golpeadas o agredidas sexualmente cuando iban a recoger leña”.
La búsqueda de leña la llevó a los bosques donde los escorpiones y las serpientes son comunes, en viajes de búsqueda de decenas de kilómetros que a menudo la mantenían fuera hasta el anochecer. También la llevó a ella y a otros refugiados a entrar en conflicto con la población local, que también depende de este recurso cada vez más escaso, tanto para cocinar como para construcción.
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“Las mujeres y las niñas han denunciado haber sido golpeadas o agredidas sexualmente cuando iban a recoger leña”, explica Elhafiz Salih, oficial adjunto de protección del ACNUR en el estado del Nilo Blanco. “Pero el uso de etanol disminuirá los riesgos a los que se enfrentan al reducir la necesidad o la frecuencia de salir a recoger leña en entornos inseguros”, añade.
En una evaluación de 2019 en el estado de Nilo Blanco, realizada por el ACNUR para recabar información sobre las necesidades y preocupaciones de las personas refugiadas, muchas de las mujeres solicitaron una fuente de energía alternativa que redujera o eliminara la necesidad de leña.
Años de agricultura mecanizada han provocado la deforestación y la eliminación de la cubierta vegetal en un estado que acoge a más de 270.000 refugiados sursudaneses.
Además de mejorar el acceso a la energía limpia, el proyecto pretende mejorar la gestión de los residuos y fomentar la reforestación. Está financiado por el Ministerio Federal de Medio Ambiente, Conservación de Naturaleza, Construcción y Seguridad Nuclear bajo la Iniciativa Internacional de Clima (IKI).
El proyecto piloto ha proporcionado hasta ahora estufas y etanol a 800 familias de refugiados en dos de los nueve campamentos del estado y a 200 familias de la comunidad de acogida, y más estufas están por ser distribuidas. Al final del proyecto piloto, Kenana seguirá suministrando etanol desde la fábrica de azúcar, mientras que un taller local se encargará del proceso de fabricación de las estufas.
“¡La comida se prepara en minutos!”
El cambio al etanol también aporta otras ventajas: reduce el riesgo de incendios accidentales en los precarios alojamientos construidos con madera y plástico; cocina más rápido que la leña y reduce la contaminación del aire por partículas de hollín.
“La leña produce mucho humo que afecta a los ojos y a los pulmones. Pero esto se acabará”, dice Alisa, y añade que la nueva estufa cocina muy rápido. “¡La comida está lista en minutos!”
El proyecto piloto que se está llevando a cabo en Sudán está en consonancia con un objetivo más amplio de ACNUR de llevar soluciones de energía limpia a todos los entornos de refugiados para 2030. En el Foro Mundial sobre los Refugiados de 2019, el Alto Comisionado Filippo Grandi pidió a la comunidad internacional que aceptara el Reto de la Energía Limpia, haciendo un llamamiento a los líderes empresariales, los donantes y los gobiernos para que sustituyeran las actuales fuentes de energía, que son costosas y dañinas para el medio ambiente, por soluciones limpias y modernas. Si se financia y dota de recursos suficientes, el Reto impulsará la resiliencia de los refugiados, proporcionará luz a la niñez refugiada para que puedan estudiar por la noche y apoyará a las empresas y la conectividad.