Un músico sirio y su mascota se reúnen después de viajar para encontrar seguridad en Bélgica
Bassel llegó a Bélgica sin su constante compañera Stella, pero gracias al cálido apoyo de personas desconocidas se reunieron.
Paseando por Saint-Gilles, un vibrante barrio del sur de Bruselas famoso por su arquitectura Art Nouveau y su ambiente relajado y artístico, se puede encontrar un montón de lugares para tomar un café. Pero solo hay una cafetería con nombre de perro.
Stella, una amigable perra blanca de raza pastor que recibe a los clientes en la puerta y cuya imagen se ha convertido en el logotipo de la tienda, pertenece al músico sirio Bassel Abou Fakher. En los siete años transcurridos desde que Bassel huyó del conflicto en Siria y llegó a Bélgica, está prosperando, habiendo grabado cuatro álbumes de música como solista y abriendo recientemente la cafetería Stella con sus amigos.
Esta cafetería especializada recibe halagos no solo por su amable servicio y su excelente café, sino también por su atracción principal. “Ven por Stella, quédate por el café”, señala en los comentarios en línea uno de los muchos admiradores.
“Stella es mi mascota, pero también es mi mejor amiga”, cuenta Bassel de su compañera de cuatro patas, que también es la protagonista de un libro infantil.
A sus 25 años, Bassel ha triunfado construyendo una nueva vida como emprendedor, copropietario de un café y músico. Pero cuando llegó, le faltaba una parte crucial de su vida: Stella.
Llegó a la vida de Bassel cuando era una pequeña cachorra blanca cuando él era un niño de 12 años que vivía en Damasco. Stella tenía solo 40 días de nacida, y los dos se consolaban mutuamente mientras que se dormían por la noche.
Pero apenas un año después, estalló el conflicto y Stella temblaba al oír las bombas que explotaban. Cuando sus padres estaban demasiado aterrorizados para salir a la calle, incluso para comprar comida, Bassel seguía llevándola a pasear.
En 2015, Bassel huyó de su casa y de la violencia en Damasco para buscar seguridad en Bélgica. Su madre y su hermana también huyeron y más tarde encontraron seguridad en Irlanda y Alemania, pero su padre se quedó para cuidar a la abuela de Bassel.
Con renuencia, Bassel también dejó atrás a Stella. Se vio forzado a emprender un peligroso viaje a través del Líbano y Turquía, seguido de un viaje por mar hasta Grecia en un bote inflable, lo que le impidió llevar a su perra.
Huir de la guerra, comenta Bassel, significa “perder la identidad y dejar de saber quién eres”. Describe su viaje – que incluye traficantes, largas caminatas por terrenos desconocidos y varios viajes en tren – en los términos más concisos: “todo fue difícil”.
Unos meses después de su llegada a Bruselas, fue acogido por una familia belga de gran corazón que, en los 18 meses que vivió con ellos, le ayudó a sentirse como en casa y a integrarse en la vida belga.
“Para mí, lo más importante que me hizo sentirme seguro fue crear ese círculo de confianza entre las personas, un círculo de amistades y personas que me apoyaban, y yo les apoyaba a ellas”, explica Bassel.
Sus anfitriones, Joannes Vandermeulen y Ann Hoste, se dieron cuenta de lo mucho que Bassel echaba de menos a Stella, así que idearon un plan para sacar a la perra de Siria. Con la ayuda de un audaz taxista, Stella llegó desde Damasco a Beirut, donde Joannes la recibió, se aseguró de que tenía todos los documentos en regla y la metió en una jaula para su viaje a Bruselas en la cabina de un avión comercial.
“Era muy difícil imaginar lo que supondría trasladar a un perro desde Beirut, pasando por Estambul, hasta Bruselas. Era muy complejo”, explica Joannes. “[Stella] estuvo a punto de morir en el camino [cuando se quedó] atrapada con su collar en la jaula. Al final, estaba muy cansada y emocional”.
A pesar de las dificultades, Joannes estaba decidida a llevar a cabo la misión.
“Ayudar a las personas te motiva. Es lo que hace que la especie humana tenga tanto éxito: que nos encanta ayudarnos unos a otros la mayor parte del tiempo”.
Después de todo ese trauma, Stella necesitaba tiempo para asentarse en su nueva vida. Pero Bassel sintió que su vida volvía a estar completa. Su historia fue tomada por una destacada autora, Deborah Blumenthal, cuyo libro infantil "Saving Stella: A Dog's Dramatic Escape from War” (Salvando a Stella: La dramática huida de una perra de la guerra) cuenta con encantadoras imágenes de la ilustradora siria Nadine Kaadan, quien actualmente vive en Londres. El libro fue aclamado por la respetada revista de reseñas de libros Kirkus Reviews como “una inusual historia sobre personas refugiadas que puede abrir puertas a la empatía”.
Rodeado de artistas, Bassel, quien tocaba el violonchelo en Siria desde los siete años, redescubrió su amor por la música. Grabando bajo el nombre de Linear Minds, ha trabajado en cinco colaboraciones con compositores como diseñador de sonido y ha grabado cuatro álbumes como solista. Describe su música como una fusión de electrónica y música de baile, oscuramente melódica con líneas de bajo impulsoras.
“Las personas siempre dicen que soy súper impulsivo, que siempre estoy trabajando”, se ríe. “Nunca paro. En francés me dicen 'la machine'. Creo que cuando algo te apasiona, te levantas feliz para hacerlo”.
Con dos amigos, abrió la cafetería de la esquina, “un lugar en el que constantemente conocemos personas nuevas, hablamos con ellas, conocemos un poco sus vidas”.
Quería envolver tanto a los locales como a los recién llegados en el cálido abrazo que Bélgica le había dado. “Hemos creado este ambiente de barrio, donde las personas que llegan, vienen a vernos. Vienen a hablar con nosotros. Nos encanta interactuar, conocerles. Es una comunidad".
Una comunidad encabezada por una gran y esponjosa pastor color blanco llamada Stella.
Reportaje y redacción adicionales por Nina Daelemans y Maeve Patterson.