'Está en nuestras manos', señala la estrella de la NBA, Wenyen Gabriel, durante su visita a Sudán del Sur, su país natal
El exrefugiado y ala-pívot de Los Ángeles Lakers regresó por primera vez a su país natal con un mensaje de esperanza para las personas desplazadas por las inundaciones y el conflicto.
Cuando las inundaciones forzaron a Daniel, de 28 años, a huir de su pueblo inundado en el estado de Jonglei, en Sudán del Sur, esperaba poder regresar pronto. Al subirse a una embarcación repleta de personas en el Nilo Blanco crecido, encontró seguridad en el sur, lejos de su hogar.
Dos años después, él y su familia siguen viviendo en lo que se ha convertido en el campamento de Mangalla para personas desplazadas internas, en el Estado de Ecuatoria Central. “Fuimos de los primeros en llegar a este sitio”, contó. Desde entonces, ha crecido hasta albergar a cerca de 40.000 personas que lograron escapar de las inundaciones.
Wenyen Gabriel conoció a Daniel durante su visita al campamento de personas desplazadas internas (PDI) de Mangalla con ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, el mes pasado, donde aprendió más sobre el destino de los desplazados y por qué necesitan apoyo. “Las personas no están aquí por su propia elección, al igual que la manera en que me convertí en refugiado antes de ser reubicado en Estados Unidos no fue mi propia elección. Simplemente me pasó a mí”, explicó. “Todos somos víctimas de nuestras circunstancias”.
Sudán del Sur y la región más amplia de África Oriental están en la primera línea del cambio climático, sufriendo el impacto de las condiciones meteorológicas extremas, como las inundaciones y la sequía. Las lluvias e inundaciones de temporada son normales, pero en los últimos años el agua no ha disminuido, haciendo inhabitables grandes franjas de tierra. En la actualidad, se calcula que 2 millones de sursudaneses están desplazados dentro de su propio país, debido al conflicto y a los desastres naturales.
Además del desplazamiento interno, la crisis de personas refugiadas de Sudán del Sur sigue siendo la mayor de África, con más de 2,3 millones de refugiados sursudaneses en los países vecinos. Mientras tanto, el propio Sudán del Sur también acoge a más de 340.000 personas refugiadas, principalmente de la República Democrática del Congo y Etiopía, así como de Kenia, Sudán y Uganda.
Mangalla es uno de los ocho lugares de Sudán del Sur en los que ACNUR coordina la ayuda humanitaria, junto con socios, agencias de la ONU, ONG y el gobierno, para quienes se vieron forzados a huir, que consiste en alimentos, agua potable, alojamiento y atención médica, así como proyectos para fortalecer la resiliencia a largo plazo.
Gabriel quiere utilizar su plataforma y su influencia como atleta profesional para ayudar a su país de origen construyendo instalaciones de básquetbol para personas que tienen pocas oportunidades de hacer deporte o de recrearse. Durante su visita, organizó un campamento de básquetbol de tres días en la capital, Juba, para jóvenes, entre ellos 20 niños desplazados.
“El deporte puede ofrecer oportunidades a la juventud, especialmente si se puede llegar a los niños en sus primeras etapas de desarrollo”, señaló Gabriel. “Puede ayudarles a prepararse para la vida, y tal vez algunos jóvenes puedan convertirse en atletas profesionales, mientras que otros pueden tener caminos alternativos”.
“Hay muchas personas con talento en Sudán del Sur”, aseguró. “Sin embargo, no tienen los medios para triunfar. Quiero ayudar a ello”.
Para Daniel, el deporte es algo más que un ejercicio, o incluso una oportunidad. “El deporte puede unirnos de verdad”, señaló. “Puede ayudarte a olvidar el estrés y hacerte feliz. Creo que el deporte puede traer la unidad a Sudán del Sur”.
Blessing, una joven de 19 años residente del campamento y profesora voluntaria celebró el regreso de Gabriel a Sudán del Sur. “Nada puede cambiar tu país de origen. Tus padres han nacido ahí, y algún día tendrás que volver. Estoy muy contenta de recibir a Wenyen Gabriel como compatriota. Le damos la bienvenida, es uno de los nuestros”.
Este mensaje fue secundado por Gabriel, quien esperaba que su propia historia de superación inspirara a otros. “Todos somos hijos de esta tierra. Está en nuestras manos construirla”, declaró. “Estoy orgulloso de ser sursudanés y quiero hacer mi parte y ayudar a mi pueblo, incluidas las personas desplazadas. El básquetbol puede ayudar a ello”.
- Ver también: Emergencia en Sudán del Sur