El Alto Comisionado Filippo Grandi se reúne con cameruneses desplazados por el conflicto provocado por la escasez de recursos

Después de que la escasez de agua provocada por el cambio climático desencadenara enfrentamientos mortales en el extremo norte de Camerún, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados llama a la reconciliación y solicita más ayuda para las personas que fueron afectadas.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, se reúne con Tomma Ndjinda y sus hijos en su alojamiento en el asentamiento de personas desplazadas de Ardjaniré, en Bogo, Camerún.
© ACNUR/Colin Delfosse

Cuando las disputas entre pastores, pescadores y agricultores por los escasos recursos de agua en la región del Extremo Norte de Camerún estallaron en violencia el pasado mes de diciembre, la aldea de Tomma Ndjinda fue una de las afectadas por los enfrentamientos mortales.


“Nuestro pueblo fue atacado y nos vimos forzados a huir sin tener tiempo de llevarnos nada”, contó.

Ndjinda se dirigió al sur en busca de seguridad junto con su esposo y sus siete hijos, y terminó en el asentamiento de desplazados de Ardjaniré, en Bogo. Este lugar acoge actualmente a casi la mitad de las 4.200 personas que se encuentran en esta zona y que huyeron de la peor violencia intercomunitaria jamás vista en el Extremo Norte de Camerún.

Pero ante la desesperada escasez de alimentos y otros recursos, a pesar de la generosa acogida de la comunidad local, el esposo de Ndjinda regresó para salvar lo que pudo de sus cultivos y pertenencias.

“Mi esposo intentó volver a nuestro pueblo para cosechar sorgo en nuestros campos. Pero cuando llegó, descubrió que las aves migratorias se lo habían comido todo. Todas nuestras pertenencias también fueron destruidas”, explicó. Trágicamente, su esposo nunca regresó, y Ndjinda cree que la conmoción de ver en lo que se había convertido en su hogar provocó su repentina muerte.

Ahora tiene que cuidar de sus siete hijos sola y sin ingresos, y no sabe cómo va a sobrevivir. “Nos estamos quedando sin nada. Cuando los niños enferman, no puedo llevarlos al hospital”.

La crisis climática está exacerbando la competencia por el agua y otros recursos en esta parte de la región africana del Sahel, donde las temperaturas están aumentando 1,5 veces más rápido que la media mundial. El nivel de agua del lago Chad ha disminuido hasta en un 95 por ciento en los últimos 60 años, y los efectos se dejan sentir en las comunidades que dependen de los ríos Logone y Chari, que alimentan el lago en la lejana frontera norte de Camerún.

En una visita de tres días a Camerún que concluyó el viernes, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, se reunió con Ndjinda y otras familias desplazadas afectadas por la reciente violencia, quienes le describieron las acuciantes necesidades a las que se enfrentan.

“Más allá de los esfuerzos realizados por las autoridades y de la generosidad mostrada por las comunidades de acogida, las necesidades alimentarias, educativas y de atención de salud persisten”, comentó Grandi. “También hemos escuchado la preocupación por la presión sobre los servicios locales, lo que subraya la necesidad de aumentar nuestro apoyo tanto a las familias desplazadas como a los miembros de la comunidad local que las acogen”.

ACNUR y sus socios están trabajando para establecer lugares seguros para las personas desplazadas y entregar ayuda vital, como agua, alojamiento y artículos domésticos. Junto con las autoridades camerunesas, la agencia también ha dirigido los esfuerzos de resolución de conflictos para poner fin a la violencia.

  • El Alto Comisionado visita a estudiantes de una escuela en el asentamiento de Ardjaniré.
    El Alto Comisionado visita a estudiantes de una escuela en el asentamiento de Ardjaniré. © ACNUR/Colin Delfosse
  • Filippo Grandi (centro-derecha) y Millicent Mutuli, Directora de la Oficina Regional de ACNUR para África Occidental y Central (centro-izquierda), se reúnen con uno de los residentes del asentamiento de Ardjaniré.
    Filippo Grandi (centro-derecha) y Millicent Mutuli, Directora de la Oficina Regional de ACNUR para África Occidental y Central (centro-izquierda), se reúnen con uno de los residentes del asentamiento de Ardjaniré. © ACNUR/Colin Delfosse
  • Grandi planta un árbol en el asentamiento, en el marco de un proyecto de reforestación que busca combatir la desertificación.
    Grandi planta un árbol en el asentamiento, en el marco de un proyecto de reforestación que busca combatir la desertificación. © ACNUR/Colin Delfosse
  • Personas desplazadas internas se sientan a la sombra de uno de los pocos árboles que quedan en Ardjaniré.
    Personas desplazadas internas se sientan a la sombra de uno de los pocos árboles que quedan en Ardjaniré. © ACNUR/Colin Delfosse

“Identificar las causas del conflicto y abordarlas garantizaría la cohabitación pacífica entre las comunidades”, señaló Grandi. “La reconciliación y la reconstrucción son fundamentales para allanar el camino del retorno voluntario y seguro de las familias desplazadas”. También pidió una evaluación de las necesidades de reconstrucción en las zonas afectadas por la violencia.

Durante su visita a Ardjaniré, el Alto Comisionado visitó un proyecto de reforestación que plantará 2.000 árboles para ayudar a hacer frente a la desertificación agravada por la crisis climática, y proporcionar recursos adicionales y oportunidades de ingresos a las comunidades desplazadas y locales.

El proyecto forma parte de la iniciativa del Gran Muro Verde, cuyo objetivo es crear una barrera de 8.000 kilómetros en todo el continente para combatir la degradación de la tierra, la desertificación y la sequía en el Sahel.

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