"Salí de Ucrania por mi hija y decidí venir a España porque aquí podía ser útil"

Tetiana salió de Ucrania para poner a salvo de la guerra a su hija y ahora trabaja como intérprete y traductora para ayudar a otras personas que, como ella, busca protección en España.

Como intérprete y traductora, Tetiana ayuda a personas que buscan seguridad y protección en España.
© ACNUR/Bianca Rus

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Tetiana, es filóloga inglesa, hispanista y directora de Lengua y Cultura Española en la Universidad Politécnica de Dnipró, en Ucrania. Salió de su ciudad a mediados de marzo para poner a salvo de la guerra a su hija y eligió venir a España porque sabía que su dominio del idioma no sólo les facilitaría el camino del exilio a ellas, sino a muchas otras personas a las que ayuda ahora como intérprete de ACNUR en Alicante. En su tradición gastronómica tiene integradas ya la tortilla de patata o la zorza gallega y siempre que viaja a Madrid, se hace un selfi con Calderón de la Barca en la Plaza de Santa Ana. Desde el Centro de Recepción, Atención y Derivación del Ministerio de Inclusión (CREADE), gestionado por la Cruz Roja de Alicante, Tetiana trabaja con el equipo de ACNUR para apoyar en la traducción e interpretación a personas refugiadas procedentes de Ucrania que solicitan protección temporal. Un estatuto que también les protege ahora a ella y a su hija Marina.

Tetiana habló con María Jesús Vega, portavoz de ACNUR en España, y estos son algunos extractos de la entrevista on-line:

Cuéntanos ¿cómo fue el decidir venir hasta Alicante?

Con España tengo un vínculo muy fuerte por mi profesión y en Alicante me une una amistad muy bonita con dos profesoras de la universidad que han sido compañeras mías, María y Mar. Llevamos trabajando juntas muchos años y nos une la pasión por la enseñanza del español, por el hispanismo, sea cual sea nuestra nacionalidad. Hay una canción que dice “gracias a la vida que me ha dado tanto”, y yo cambiaría la letra para decir “gracias a la vida por haber puesto en mi camino a María y Mar”. Pero me faltan palabras también para agradecer el apoyo del Instituto Cervantes y de muchos compañeros en España que juntaron fondos para ayudarnos a muchos profesores a salir del país. Todos han hecho que no me haya sentido sola ni un minuto desde que llegué aquí. Cuando estalló la guerra, tenía cada día más de 100 mensajes en el móvil, todos pendientes de cómo estábamos mi familia y yo. Yo casi no tenía fuerzas ni para contestar, pero siempre les respondía algo porque estaban muy preocupados.

¿Qué te hizo tomar la decisión de salir de Ucrania?

Nosotros vivíamos en Dnipró, en el centro-este del país, y la línea de frente estaba a poco más de 100 kilómetros. Allí siguen mis padres, mi marido y toda mi familia. Mi casa está cerca del aeropuerto que bombardearon más de cinco veces; ya no queda ni el asfalto. Muchos ucranianos desplazados venían a la ciudad para buscar refugio o para pasar algunos días mientras seguían su camino hacia el oeste. El instituto de mi hija se convirtió en un centro de acogida y todos los vecinos llevaban colchones, mantas y lo que tenían para ayudar a los desplazados. Yo creo que ningún niño debe vivir con el miedo de las sirenas, de las alertas aéreas, con el miedo de que en cualquier momento llegue la guerra a la ciudad. No queríamos que mi hija pasara por eso y creo que ya tiene suficiente con vivirlo a distancia. Nosotros vivimos la guerra estemos donde estemos, porque la llevamos dentro.

Tetiana, al centro, con miembros de los equipos de ACNUR y la Cruz Roja con quienes trabaja en el CREADE de Alicante, España.

Tetiana, al centro, con miembros de los equipos de ACNUR y la Cruz Roja con quienes trabaja en el CREADE de Alicante, España.  © ACNUR/Bianca Rus

¿Cómo es ahora tu día a día en Alicante?

Bueno, diría que casi me faltan horas al día para hacer todo lo que quiero (se ríe). Vivo lejos y tengo tres horas de ida y vuelta para trasladarme hasta la Ciudad de la Luz donde está el CREADE. Allí hago mi jornada laboral como intérprete con el equipo de ACNUR. Cuando regreso a casa, doy clases on-line con los alumnos de mi Universidad porque muchos han expresado su interés de seguir con las clases, y luego le dedico también un ratito a mi hija Marina, que tiene 14 años, para que vaya aprendiendo español. Sabe algo porque, cuando era pequeña, cantábamos canciones en español y así aprendió a contar, los días de la semana y cosas básicas. Marina sigue tomando clases on-line con su instituto de Dnipró para no perder el curso y, si no pudiéramos volver a Ucrania en septiembre, la matricularé en un instituto en Alicante. Y después … la compra, preparar la comida, las cosas de la casa, cuido las plantas y los fines de semana, colaboro como intérprete voluntaria con la Generalitat Valenciana, haciendo traducciones para su página web y un vocabulario temático.

¿Qué es lo que más valoras de tu trabajo como intérprete con ACNUR?

Lo que más me gusta es la posibilidad de ayudar a la gente. Yo hablo español, he visitado y llevo muchos años en contacto con este país; aun así, para mí es difícil pasar por esta situación así que me imagino hasta qué punto lo es para ellos. Muchos refugiados vienen con la mirada perdida, confundidos. La persona del equipo de protección de ACNUR, Bianca, les explica lo que significa la protección temporal, los derechos que tienen, lo que pueden o no hacer y yo voy traduciendo. La verdad es que la cara se les cambia; se van con información, más tranquilos sabiendo por dónde tirar. Aunque mi parte sea solo traducir, estamos bien compenetradas y me siento parte del equipo; yo les explico cómo escanear el código QR del portal Help de información de ACNUR en ucraniano, los animo a que no tengan vergüenza por preguntar y trato de darles seguridad y esperanza.

Además, tengo unos compañeros fantásticos, el ambiente que se respira en la carpa de la Cruz roja es muy bueno, todo el mundo está implicado y se trabaja con espíritu de colaboración.

Hablar idiomas abre fronteras personales y laborales, pero en realidad, yo aquí estoy devolviendo de alguna forma lo que me han dado a mí mis compañeras.

Tetiana trabajando como intérprete en el CREADE de Alicante, España.

Tetiana trabajando como intérprete en el CREADE de Alicante, España.  © ACNUR/Bianca Rus

Como hispanista apasionada por la literatura ¿Cuáles son tus autores favoritos?

Bueno, ahora estoy muy enganchada a un escritor contemporáneo ucraniano, Serhiy Zhadan, que publica todos los días algún verso en Twitter. Empiezo mi jornada mirando su publicación; sus poesías están llenas de una belleza profunda que me llega al corazón y me dan fuerzas para afrontar el día. Sobre escritores españoles … me pones en un compromiso si me haces elegir, pero me gusta mucho leer y releer a Borges. Y en cuanto a libros, uno de mis favoritos es Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez; describe tan bien al burrito, que parece que lo puedes acariciar y me relaja mucho. Otro de los autores que más me han influido es Calderon de la Barca con “La vida es sueño”; cuando voy a Madrid, me encanta ir a la plaza de Santa Ana para rendir mi homenaje particular a Calderón de la Barca y me hago un selfi junto a su escultura. ¡Tengo ya un montón de fotos!

De literatura española podríamos hablar hasta el amanecer, pero además de la literatura, déjame que te diga que en mi casa tenemos desde hace muchos años incorporada la gastronomía española también y lo mismo preparamos tortilla de patatas, que la zorza gallega, que nos encanta (guiso de carne de cerdo adobada con patatas)

Y … ¿si pudieras pedir un deseo?

Que termine la guerra, no más muertes, que podamos volver a casa y reconstruir el país. Quiero volver a mi vida de antes, a mi rutina. Quiero regresar a España para volver a participar en los congresos, para tomar unas cañas y tapas con mis amigos, para hacerme otro selfi junto a la escultura de Calderón de la Barca; pero para vivir … soy hispanista, pero soy ucraniana y me gustaría volver a vivir en mi país, Ucrania.