África
África Oriental, Cuerno de África y región de los Grandes Lagos
Las áreas que han dado acogida a personas refugiadas y desplazadas internas en África Oriental, el Cuerno de África y la región de los Grandes Lagos han sido asoladas por la fragilidad socioeconómica y, en algunos casos, la volatilidad política. A pesar de estos desafíos, los Estados en la región no han dejado de brindar asilo. En ese sentido, llama la atención el caso de Uganda, que quizás en 2022 siga siendo el país africano que ha recibido al mayor número de personas refugiadas. Sudán, por su parte, ha dado acogida a más de un millón de refugiados. Trágicamente, es probable que siga habiendo violencia e inseguridad en la región, donde existe el riesgo de desplazamiento a causa del conflicto en el norte de Etiopía; hay tensiones en la frontera que comparten Sudán, Etiopía y Eritrea; prevalece un frágil proceso de paz en Sudán del Sur; y se está dando una transición política y conflictos intercomunitarios en Sudán. Las complejidades políticas y el incesante conflicto en Somalia, las violaciones a los derechos humanos al este de la República Democrática del Congo y los desafíos que supone el período posterior a la crisis en Burundi también plantean riesgos de desplazamiento en la región. Del mismo modo, se espera que los fenómenos climáticos extremos, la inseguridad alimentaria y la COVID-19 tornen aún más difícil la situación de las personas forzadas a huir.
La COVID-19 sigue siendo el enfoque principal, ya que ha menguado no solo los medios de vida, sino también el bienestar y la salud de las personas refugiadas y desplazadas internas en la región. Las encuestas telefónicas realizadas con alta frecuencia por el Banco Mundial y las oficinas nacionales de estadística en Yibuti, Etiopía, Kenia, Ruanda y Uganda indican que la pandemia ha reducido los ingresos de las personas (incluso aquellos obtenidos de remesas) y ha limitado el acceso a oportunidades laborales; sin embargo, el costo de los alimentos ha aumentado. Las poblaciones desplazadas tuvieron que recurrir a mecanismos dañinos, como reducir la ingesta de alimentos, utilizar sus ahorros y vender sus bienes. Mitigar el impacto socioeconómico de la COVID-19 en 2022 requiere que se fortalezca el apoyo brindado a los medios de vida.
La estrategia de protección de ACNUR en 2022 dará prioridad a la propugnación y al diálogo con autoridades para mantener el acceso al asilo, fortalecer los sistemas de asilo y defender el principio de no devolución. Por tanto, se fortalecerán las estructuras de los sistemas para prevenir y responder a la violencia de género, proteger a las infancias y brindar protección comunitaria. En el mismo sentido, se procurará abordar las causas de los movimientos, con intentos por mapear los servicios de protección disponibles para personas vulnerables en situación de movilidad humana en dirección al Norte de África, Europa y el Golfo.
El apoyo de los donantes será vital para proteger a las personas desplazadas por la fuerza y las comunidades de acogida, brindarles asistencia, empoderarlas y ayudarlas a encontrar un mejor futuro y soluciones a la situación en la que se encuentran. Incluso las necesidades más básicas de las personas afectadas por situaciones de desplazamiento en la región requerirán muchos recursos. Por tanto, se seguirá prestando y fortaleciendo la protección, la atención médica, la educación, los medios de vida, el agua, el saneamiento y la higiene. La predictibilidad del apoyo de los donantes será esencial para compartir las responsabilidades internacionales que versan en el Pacto Mundial sobre los Refugiados.
La región prometió encontrar soluciones para los países que se están recuperando o que se encuentran en una etapa posconflicto. La Iniciativa de Soluciones del IGAD para Sudán y Sudán del Sur se centra en estrategias y planes de acción nacionales para resolver las crisis de desplazamiento que afectan a ambos países. Los procesos consultivos buscan identificar puntos de enfoque, como los programas integrados por área para personas refugiadas, desplazadas internas, retornadas y comunidades de acogida, así como apoyar los compromisos hechos por los gobiernos en materia de política pública en el marco del Pacto Mundial sobre los Refugiados. Se espera que continúen los retornos espontáneos, de personas sudsudanesas refugiadas, a áreas que se encuentran en relativa calma. Los sitios a los que quizás vuelvan requerirán un monto considerable de fondos por parte de socios humanitarios y de desarrollo.
Nuevas y antiguas alianzas se enfocarán en alcanzar el potencial del Pacto Mundial sobre los Refugiados y de los compromisos hechos en el marco del mismo, así como en promover la autosuficiencia de las personas de interés garantizando su inclusión en los sistemas nacionales y en las comunidades de acogida.
Además de los socios convencionales, para alcanzar estas metas, ACNUR procurará cooperar con actores del desarrollo, instituciones financieras y sociedad civil. Como parte del proceso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ACNUR y OIM colideran la Coalición de Oportunidades/basada en Cuestiones sobre Desplazamiento Forzado, una oportunidad para fortalecer el vínculo humanitario-desarrollo con el aumento en movimientos mixtos.
Sur de África
En los últimos tres años, la población de interés en el Sur de África ha aumentado un 60%; en 2022 seguirá creciendo, y se espera que una gran mayoría (86%) sean personas desplazadas internas (PDI) que hayan sido desarraigadas en la República Democrática del Congo y el Norte de Mozambique. Las poblaciones refugiadas a largo plazo seguirán alojándose en campamentos y asentamientos en toda la región; de hecho, continuarán las llegadas y los retornos espontáneos. Se espera que, en medio de complicados movimientos mixtos de refugiados y migrantes, lleguen a la región personas refugiadas y solicitantes de asilo de distintos puntos de África y de otros lugares apartados. Es probable que se estabilice la situación en la República Centroafricana, que detonó la llegada de personas refugiadas a principios de 2021, lo cual permitiría que se reanude la repatriación voluntaria. Algunas personas refugiadas regresarán, como los burundeses de la República Democrática del Congo, pero en menores cantidades. Por otra parte, en 2022 aumentarán las oportunidades de reasentamiento, pero el rezago en los trámites a causa de la pandemia significa que las cifras de las partidas no cambiarán significativamente.
Además de la complejidad de las operaciones en 2022, existe el constante riesgo y la posibilidad de padecer los estragos de desastres naturales y del cambio climático, que derivan en la pérdida de vidas, la destrucción de bienes y retrasos en los países en vías de desarrollo. La COVID-19 seguirá afectando a las personas de interés. Las cifras de contagio en el Sur de África se ralentizaron en la última mitad del 2021, pero la baja cobertura de la vacuna aumenta el riesgo de que haya mas olas en 2022. Las personas de interés han sido incluidas en los planes nacionales de vacunación, pero la distribución ha sido lenta debido a que los suministros son limitados, existen desafíos en la logística y hay desconfianza hacia las vacunas. Según los registros, al 30 de septiembre de 2021, menos del 1% de la población de interés contaba con el esquema de vacunación completo. ACNUR colaborará autoridades y comunidades para apoyar, en su caso, los esfuerzos de vacunación.
ACNUR fortalecerá y promoverá un entorno de protección favorable: legislación mejorada en materia de ciudadanía, sistemas de asilo y marcos legales de protección reforzados, lo que incluye protección de la infancia y prevención de la violencia de género. Esto irá acompañado de mejoras en la calidad e integridad del manejo y el análisis del registro, los datos y la información. Los esfuerzos por fortalecer el papel del poder judicial en la construcción de sistemas de protección y soluciones sólidos incluye un nuevo Centro Portugués de Excelencia y acciones coordinadas en torno a la interpretación de las Convenciones de Kampala y de la OUA. ACNUR promoverá soluciones duraderas en toda la región; para ello, ampliará el alcance de los medios de vida, la inclusión financiera y las estrategias de autosuficiencia, que fomentarán la integración y la repatriación voluntaria. Se hará énfasis en el empoderamiento de las personas refugiadas como socios y agentes de cambio al brindar protección, considerando que la comunicación habrá mejorado por ser bilateral y se buscará involucrar a la comunidad con eficiencia. En 202 seguirá habiendo iniciativas para que las situaciones de refugiados terminen de manera sostenible; en concreto, aquellas dirigidas a personas de Angola, Liberia, Ruanda y Sierra Leona.
ACNUR respaldará la preparación para emergencias complejas y desastres naturales, y se enfocará en ampliar las capacitaciones situacionales a países sin cobertura en 2021. Además, dependiendo de los fondos disponibles, ACNUR buscará integrar enfoques innovadores, que incluyen energía sostenible y otras iniciativas para mitigar el impacto del cambio climático. A nivel regional, ACNUR lidera el Plan Regional de Respuesta para los Refugiados por la situación en República Democrática del Congo, donde brindará asistencia y protección coordinada y estratégica, al tiempo que trabajará en la sostenibilidad y las soluciones.
Por otra parte, se priorizarán las alianzas fortalecidas para robustecer las sinergias con una amplia gama de partes interesadas, que incluyen gobiernos, comunidades económicas regionales (REC, por sus siglas en inglés), donantes, sector privado, actores de desarrollo, organizaciones no gubernamentales, medios de información y comunicación, agencias de la ONU e instituciones que realicen investigación. Para galvanizar el vínculo humanitario, de paz y de desarrollo en las crisis y las situaciones de larga duración, ACNUR garantizará que las cuestiones de desplazamiento forzado figuren en la agenda de las comunidades económicas regionales, como la Comunidad de Desarrollo en el Sur de África (Sotuer Africana Development Community), y de los principales actores de desarrollo y seguridad. Asimismo, abogará por la inclusión de las personas de interés en los planes de desarrollo de los gobiernos, ayudará a promover la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y la Agenda 2063 de la Unión Africana. En el mismo tenor, para apoyar el Pacto Mundial sobre los Refugiados, ACNUR pugnará – junto a gobiernos, comunidades económicas regionales, agencias de la ONU, organizaciones no gubernamentales y otros actores de desarrollo – por el cumplimiento de los compromisos adquiridos en el Foro Mundial sobre los Refugiados y el Segmento de Alto Nivel sobre Apatridia.
África Central y Occidental
Los principales conflictos que afectan la región – en el centro del Sahel, la República Centroafricana, la Cuenca del Lago Chad y las regiones noroccidental y sudoccidental de Camerún – no parecen amainar. Se espera que, en 2022, el desplazamiento forzado continúe aumentando las necesidades humanitarias, al tiempo que el acceso humanitario seguirá siendo un desafío (sobre todo en el Sahel y la Cuenca del Lago Chad, donde el personal de asistencia no ha sido inmune a los ataques de grupos armados). A causa de la creciente frecuencia de eventos climáticos extremos que se relacionan con el cambio climático y a raíz del impacto a largo plazo de la COVID-19 en países con economías frágiles y servicios sociales débiles, es posible que aumenten la pobreza extrema e la inseguridad alimentaria, lo cual afectaría, sobre todo, a las personas en mayor situación de vulnerabilidad (entre ellas, las poblaciones desplazadas).
Se han eliminado las restricciones impuestas para contener la pandemia, lo cual ha permitido que se reanuden las actividades económicas y sociales; no obstante, se espera que perduren los efectos disruptivos de la COVID-19 a causa de la escasez de vacunas en la región. Todos los países en África Central y Occidental han acordado incluir a las personas refugiadas en los planes de vacunación, pero los costos asociados con el último tramo constituyen un gran desafío que ACNUR está procurando abordar en colaboración con socios y autoridades nacionales.
Mejorar el entorno de protección es una parte esencial del mandato de ACNUR, lo cual implica asegurar que existan los marcos jurídicos e institucionales necesarios para garantizar los derechos de las poblaciones refugiadas y desplazadas por la fuerza. En 2022, ACNUR apoyará procedimientos mejorados para la determinación de la condición de refugiado, sobre todo en Benín, Côte d’Ivoire, Malí, Níger y Senegal.
La protección será también prioritaria a nivel operativo, lo que incluye protección de la infancia, prevención de la violencia de género y asistencia para sobrevivientes; educación y medios de vida; y fortalecimiento de los sistemas de protección comunitaria para fomentar la autosuficiencia y la cohesión social. Para alimentar la programación de este tipo de defensa e intervenciones, Proyecto 21, una nueva iniciativa regional de monitoreo de la protección que se encuentra en etapa piloto en el Sahel, se ampliará en 2022 y se llevará a cabo en nueve operaciones a nivel país, donde los datos se recabarán y analizarán sistemáticamente, y se pondrán a disposición de todas las partes interesadas para impulsar la coordinación y brindar información a los planes y programas.
Considerando que el contexto operativo es extremadamente difícil y volátil, ACNUR creará y actualizará planes de contingencia integrales en colaboración con las autoridades nacionales y del sector humanitario, así como actores de desarrollo y de paz para anticipar y responder de forma adecuada en situaciones de emergencia. Por otra parte, ACNUR también ampliará su capacidad de registro y, en congruencia con sus Medidas de orientación en situaciones de desplazamiento interno, adaptará procesos para enfocarse más en la identificación de perfiles de Personas desplazadas internas.
A pesar de las limitadas posibilidades de encontrar soluciones, aún existen algunas oportunidades; en particular en Côte d’Ivoire, donde, en septiembre de 2021, se adoptó un Esquema regional actualizado para encontrar soluciones integrales en favor de las personas marfileñas refugiadas. Este esquema comprende repatriación voluntaria y reintegración de personas marfileñas refugiadas, integración local de quienes requieren protección internacional y cesación de la condición de refugiado, al 30 de junio de 2022, de personas marfileñas refugiadas. Por su parte, ACNUR brindará apoyo técnico y financiero al Gobierno de Guinea-Bissau para la naturalización de personas refugiadas en el país; asimismo, colaboración con las autoridades de Ghana y Togo para encontrar soluciones para las personas refugiadas de ambos países que viven en el territorio de uno u otro.
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Emergencias actuales
En 2021, África fue testigo de la mayor cantidad de nuevos desplazamientos internos al estallar el conflicto y la violencia en varios países del continente. Se registraron millones de nuevos desplazamientos en la República Democrática del Congo, Etiopía, República Centroafricana, Sudán del Sur y Nigeria, provocados por el aumento de la inseguridad y las violaciones de los derechos humanos.
La búsqueda de soluciones duraderas para las personas refugiadas y desplazadas internas sigue siendo una prioridad fundamental para ACNUR, quienes en muchos casos se enfrentan a retos adicionales debido a la COVID-19 y a los efectos del cambio climático.
Conoce más sobre las emergencias actuales en África y en todo el mundo en la página de Emergencias.
Unión Africana
La Unión Africana (UA) es uno de los socios más importantes de ACNUR y un líder en los esfuerzos globales para resolver el desplazamiento forzado, un reto importante al que se enfrenta el continente. Fundada en 2001, la Unión agrupa a 55 Estados miembros que unen sus fuerzas para abordar los principales problemas políticos, sociales y económicos, como la prevención y el fin del conflicto y la promoción del desarrollo y la integración panafricanos a través de su ambiciosa Agenda 2063.