Devastación en Sudán del Sur tras cuatro años de inundaciones históricas

El siguiente contenido corresponde a las declaraciones formuladas hoy por un portavoz de ACNUR en una rueda de prensa en el Palacio de las Naciones, en Ginebra.

 

Bentiu, la capital del Estado de Unidad, en Sudán del Sur, se ha convertido en una isla rodeada por las aguas.

Bentiu, la capital del Estado de Unidad, en Sudán del Sur, se ha convertido en una isla rodeada por las aguas.  © ACNUR/Charlotte Hallqvist

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, pide apoyo internacional urgente para los esfuerzos humanitarios en Sudán del Sur para hacer frente a las lluvias e inundaciones que, por cuarto año consecutivo, han batido récords, y ante la amenaza de que puedan empeorar con el avance de la crisis climática.

Dos terceras partes del país están actualmente sufriendo inundaciones. Más de 900.000 personas se han visto directamente afectadas debido a que las aguas han arrasado sus casas y su ganado, forzando a miles de ellas a huir, y han inundado vastas extensiones de tierras de cultivo, empeorando la ya grave emergencia alimentaria. Pozos y letrinas han quedado sumergidos por las inundaciones, contaminando las fuentes de agua y aumentando el riesgo de brotes de enfermedades.

En el estado de Unidad, su capital, Bentiu, se ha convertido en una isla rodeada por el agua de las inundaciones. Todas las carreteras de entrada y salida se encuentran impracticables y los barcos y la pista de aterrizaje son las únicas vías para que la ayuda humanitaria llegue a las 460.000 personas ya desplazadas debido a una combinación de inundaciones y conflicto.

Los campos de desplazados internos se encuentran bajo el nivel actual de las aguas, y solo se encuentran protegidos de las inundaciones por diques –grandes montículos de tierra compacta– levantados por Naciones Unidas, el gobierno y los propios habitantes de los campos.

La población trabaja día y noche con bombas, cubos, excavadoras y maquinaria pesada para mantener el agua a raya y evitar que los diques colapsen.

A medida que las reservas de materiales básicos se van agotando, aumentan las necesidades de comida, alojamiento, agua e instalaciones sanitarias.

Asimismo,  según se agrava la crisis climática, las extremas condiciones climatológicas van desgastando la resiliencia de las comunidades desplazadas afectadas por desastres sucesivos.

ACNUR está ampliando su apoyo a las poblaciones vulnerables en las zonas de más difícil acceso de Sudán del Sur por medio de equipos móviles de respuesta en materia de protección. Sin embargo, muchas carreteras son inaccesibles y los medios de transporte alternativos son escasos.

En Maban, en el Estado del Alto Nilo, los camiones que transportan comida y otros artículos necesarios de ayuda humanitaria no pueden llegar al campo de refugiados de Doro porque las carreteras están bloqueadas por el agua. Esto supone que no se podrán distribuir las raciones de comida para el mes de octubre a los 75.000 refugiados sudaneses que allí viven. El mes pasado, los camiones estuvieron atascados en la carretera durante semanas. Las raciones de comida finalmente fueron transportadas al campo por avión, pero no hay fondos suficientes para volverlo a hacer, lo que significa que muchas personas pasarán hambre.

Mientras la crisis de refugiados de Sudán del Sur sigue siendo la mayor de África, con más de 2,3 millones de refugiados sursudaneses en los países vecinos, se estima que 2,2 millones de personas están desplazadas en el interior de un país que también acoge a más de 340.000 refugiados.

Azotado por una guerra civil la mayor parte de su breve historia, Sudán del Sur está afectado por una violencia entre comunidades generalizada, los efectos devastadores del cambio climático y una grave inseguridad alimentaria que afecta al 60 por ciento de sus 11 millones de habitantes. Los precios de los alimentos se han disparado y la moneda se ha devaluado, agravando esta prolongada crisis humanitaria.

Sudán del Sur es una de las crisis de ACNUR con mayor escasez de fondos, habiendo recibido menos de la mitad de los 214,8 $ millones necesarios este año. La falta de fondos impide que ACNUR pueda reforzar su apoyo a las personas desplazadas internas, incluso a través de la respuesta y mitigación de las inundaciones.

Ante esta falta de fondos, ACNUR está dando prioridad a las actividades humanitarias esenciales que permiten salvar vidas. Las personas que han huido de sus hogares necesitan artículos de primera necesidad como alojamiento, mantas, lonas plásticas aislantes, mosquiteras, recipientes para el agua, utensilios de cocina y artículos de higiene y sanitarios. También es crucial seguir apoyando los proyectos de consolidación de la paz y las intervenciones comunitarias destinadas a la protección de la infancia y la reducción de la violencia de género.

Globalmente, la emergencia climática está provocando cada vez más desplazamientos y está haciendo la vida más dura a las personas que ya están desarraigadas. Los menos responsables del calentamiento global son ahora los más afectados.

Las comunidades con escasos recursos o menor capacidad de adaptación se enfrentan a los peores impactos de un medio ambiente cada vez más inhóspito. El tiempo se agota para los países más vulnerables a los fenómenos climáticos que, a su vez, albergan o acogen a la mayor parte de las personas desplazadas.

Con la atención mundial puesta en otros lugares, la prolongada y crónicamente infrafinanciada crisis de Sudán del Sur necesita ayuda urgente.

Material audiovisual: https://media.unhcr.org/Share/aj748c48njpenk18ilqwj7o32722hdfm

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