Salud mental de la población refugiada necesita una mejor atención ante el aumento de los desplazamientos
GINEBRA – Las personas refugiadas demuestran una gran resiliencia ante circunstancias que alteran su vida, pero necesitan un mayor apoyo en cuanto a servicios de salud mental, declaró ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados.
De acuerdo con las nuevas cifras publicadas esta semana, ACNUR brindó servicios de salud mental y apoyo psicosocial a más de 472.000 personas refugiadas, solicitantes de asilo y sus familias y cuidadores en el primer semestre de 2022.
Aunque se está avanzando para mejorar el acceso al apoyo psicosocial, a ACNUR le preocupa que el empeoramiento de las perspectivas socioeconómicas y el aumento de la inseguridad alimentaria en muchos países que acogen personas refugiadas puedan agravar las presiones existentes sobre los refugiados.
“La mejor forma de mejorar la salud mental de las personas refugiadas es encontrar soluciones duraderas a las crisis de las que huyen”, señaló Sajjad Malik, Director de la División de Resiliencia y Soluciones. “Sabemos que la experiencia del desplazamiento tiene un enorme impacto en el bienestar emocional y social y es el derecho de todas las personas refugiadas poder acceder a una atención y un apoyo adecuados”.
Las personas refugiadas están expuestas al estrés en cada etapa de su desplazamiento. Las presiones incluyen la separación de las familias, la xenofobia, la falta de oportunidades para ganarse la vida, los viajes peligrosos y la exposición a conflictos y persecuciones. Un estudio reciente realizado por ACNUR y el Banco Mundial en Uganda reveló que las tasas de depresión entre las personas refugiadas eran notablemente superiores a las de las personas que viven en las comunidades de acogida.
El Comité Ejecutivo de ACNUR ha adoptado hoy una conclusión en la que se reconoce la fortaleza mental de las personas desplazadas por la fuerza e insta a aumentar la disponibilidad de servicios de salud mental y apoyo psicosocial para los refugiados y otras personas desplazadas y apátridas, incluido el acceso a los servicios sociales y de salud nacionales.
En 2021, 1.683 operadores de atención primaria de salud en situaciones de refugiados recibieron capacitación para identificar y gestionar los problemas de salud mental en 19 países.
Al hablar de la conclusión, que se produjo a pocos días de la celebración del Día Mundial de la Salud Mental, el pasado lunes, Malik comentó que se sentía alentado por el compromiso de los Estados de priorizar la salud mental y el apoyo psicosocial en la respuesta internacional al desplazamiento.
Parte de la garantía de que las personas refugiadas están bien atendidas, es asegurarse de que el personal humanitario también goza de buena salud mental, añadió. “La prioridad es mejorar el apoyo a la salud mental de las personas refugiadas, pero también debemos asegurarnos de que el personal humanitario esté en las mejores condiciones posibles para servir a las personas que más nos necesitan”, indicó Malik.
La conclusión del Comité Ejecutivo también destaca la necesidad de incluir la salud mental y el apoyo psicosocial en la planificación de las respuestas para las personas refugiadas y anima a los Estados a integrar a las personas refugiadas y desplazadas en los servicios nacionales y los sistemas de atención existentes. Su adopción representa un reconocimiento significativo por parte de los Estados en diferentes regiones y circunstancias de la importancia de la salud mental y el apoyo psicosocial para las personas desplazadas y apátridas en todo el mundo.
El Comité Ejecutivo de ACNUR es un órgano subsidiario de la Asamblea General de la ONU, compuesto por 107 Estados miembros, que asesora al Alto Comisionado sobre la protección internacional y aprueba el presupuesto del programa.
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