A pesar de la inestabilidad y la sequía, el Alto Comisionado avizora esperanza para Somalia
En su visita a la ciudad portuaria de Kismayo, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, reconoció los avances y aseguró más inversiones y apoyo.
Durante su visita a Kismayo, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, inauguró algunos centros de acogida recientemente construidos.
© ACNUR/Georgina Goodwin
KISMAYO – En su visita a la ciudad portuaria de Kismayo, en el sur de Somalia, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, aseguró la continuidad de las inversiones en vivienda, educación y medios de vida para los refugiados retornados, los desplazados internos y la población local.
En su recorrido por la tercera mayor ciudad de Somalia, pudo atestiguar los severos daños causados por 28 años de conflicto, pero también avizoró signos de restauración y actividad económica en las calles, incluyendo pequeños negocios nuevos dirigidos por refugiados que retornaron a su país.
Grandi enfatizó que el ACNUR solamente proporciona asistencia a aquellos refugiados que han tomado la decisión retornar de forma voluntaria e informada y que la Agencia de la ONU para los Refugiados cuenta con programas para su reintegración.
"Vemos a los refugiados . . . como un recurso en el que debemos invertir."
"Los refugiados deberían ser un recurso para la reconstrucción del país cuando deciden volver", dijo Grandi, notando que el ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, asistió en los últimos dos años a más de 100.000 refugiados para que retornaran a Somalia, mientras que todavía permanecen en el exilio más de un millón de personas. "No vemos a los refugiados como un problema humanitario, sino como un recurso en el cual necesitamos invertir", agregó.
En una reunión con el presidente del estado de Jubaland, Ahmed Mohamed Islam, el Alto Comisionado resaltó la necesidad de que los refugiados que recibieron educación y capacitación retornen a Kismayo para dar su contribución.
"Cuando se quiere construir un estado, se necesitan recursos humanos. Los retornados pueden llenar ese vacío".
La mayoría de los refugiados que retornan han pasado años, incluso décadas, en el exilio, esperando señales de estabilidad y oportunidades de educación y empleos, antes de abandonar la seguridad y el aislamiento de los campamentos. Mientras que unos 19.000 refugiados en el campamento de Dadaab están, al momento, en proceso de retorno voluntario, la mayoría de los refugiados somalíes mencionan el temor por su seguridad como la razón principal por la cual permanecen en Kenia.
Los militantes de Al Shabaab todavía controlan grandes extensiones de Somalia central y meridional y la violencia de los clanes y las tensiones políticas contribuyen a la inestabilidad.
En las afueras de Kismayo, Grandi conoció a una familia que está a punto de mudarse a una casa construida por el ACNUR en un asentamiento autónomo que les provee, además, una escuela, una clínica de salud, un mercado cubierto y una mezquita. Ellos han pasado los últimos 28 años en el aislado campamento de refugiados de Ali Addeh en Djibouti, visitado por el Alto Comisionado la semana pasada.
Visiblemente agradecido, el hijo mayor, Farah Hassan Abdi, de 24 años, declaró su felicidad por estar "de regreso en mi país al que tanto amo", y sus planes de tornarse médico, quizá cirujano, para poder ayudar a su gente.
"Qué grandioso resultado es ver a los jóvenes pasar de ser refugiados a estar de regreso en su país."
Como refugiado, no tenía esa esperanza. Sus casas, simples pero estables, se construyeron en terrenos facilitados por el gobierno en las afueras de la ciudad. El proyecto de ACNUR y el Comité Americano para los Refugiados (ARC) está diseñado para proveer a los refugiados retornados, así como a los desplazados internos y a la población local, un entorno de vida digno para que puedan enfocarse en buscar empleo y en la educación de sus hijos.
Rodeado de un grupo de estudiantes de la nueva escuela, Grandi dijo: "Los niños y las niñas que me acompañan son personas que han crecido en un campamento de refugiados. Ya no son refugiados. Qué gran resultado es ver a los jóvenes pasar de ser refugiados a estar de regreso en sus país, contribuyendo con su país."
Pero los refugiados están regresando a un país que enfrenta grandes desafíos. Una terrible sequía ha forzado a más de un millón de somalíes a dejar sus casas y mudarse a otras partes del país, principalmente a áreas urbanas. Gracias a una respuesta humanitaria de gran escala, este año, el hambre ha sido evitada. Sin embargo, uno de cada dos somalíes enfrenta una aguda inseguridad alimentaria y el riesgo del hambre continúa presente.
Esto ha significado que la respuesta a nivel mundial se enfocara más en la ayuda humanitaria que en el desarrollo, mientras la población desplazada internamente ha subido a dos millones de personas. Un pequeño porcentaje de los refugiados retornados no pudo volver a sus lugares de origen, convirtiéndose a su vez en desplazados internos.
Consciente de los desafíos que el país enfrenta en la actualidad, el presidente federal de Somalia, Mohamed Farmajo, expresó sus preocupaciones a Grandi durante una reunión mantenida el sábado en Mogadiscio: "Queremos que nuestra gente retorne. Este es su hogar". Pero agregó que debe ser una transición paulatina y organizada. "Debemos evitar que los refugiados retornados se conviertan en desplazados internos".
Con respecto a quienes ya retornaron, el presidente hizo un llamado para que superen la dependencia que conocieron en los campamentos de refugiados. "Las personas saben cómo recibir el pescado, ahora necesitamos enseñarles a pescar", refirió. Agradeció al ACNUR por su colaboración con el Gobierno en brindar ayuda a los desplazados y en proveerles cobijo, establecer escuelas y facilitarles capacitación para la autosuficiencia.
En Mogadiscio, Grandi y el alcalde, Thabit Abdi Mohamed, inauguraron una nueva escuela situada unos cientos de metros del sitio en que tuvo lugar el ataque más mortal de la historia de Somalia, cuando el 14 de octubre pasado un camión bomba mató a más de 500 personas. "La mejor respuesta a la violencia es la educación, así que nada mejor que construir una escuela", dijo Grandi.
En sus reuniones con las autoridades somalíes, Grandi se refirió al trabajo del ACNUR con los refugiados somalíes desde el inicio del conflicto, en 1991. "El ACNUR ha estado junto al pueblo somalí en el exilio desde el comienzo y somos conscientes de sus preocupaciones – su primera preocupación es la seguridad y la segunda es la falta de servicios, especialmente la falta de educación. Continuaremos estando a su lado hasta que decidan retornar".
Por Melissa Fleming
Gracias a la Voluntaria en Línea Carolina Miño por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.