Pandemia de COVID-19
"Si alguna vez hemos necesitado recordar que vivimos en un mundo interconectado, el nuevo coronavirus lo ha hecho".
Estas palabras, pronunciadas por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, expresan lo que el mundo ha estado experimentando en los últimos meses: que la enfermedad del coronavirus, conocida como COVID-19, no conoce fronteras ni barreras idiomáticas. Amenaza a todos en este planeta, incluidos los refugiados y otras personas desplazadas.
Y solo se puede abordar si todos, como una comunidad global, trabajamos juntos y demostramos solidaridad. Porque lo que este brote mundial de coronavirus ha demostrado sin lugar a dudas es que la salud de cada persona está vinculada a la salud de los miembros más marginados y vulnerables de una sociedad. Y estos miembros a menudo incluyen a refugiados, apátridas y desplazados internos.
¿Cómo ayuda ACNUR a las personas refugiadas y a desplazadas internas en la lucha contra el coronavirus?
Desde el comienzo de la pandemia, hemos ampliado nuestro trabajo para mantener seguras a las personas refugiadas y a las personas desplazadas internas en todo el mundo. Respondimos con apoyo para salvar vidas, como: mejorar las instalaciones de agua y saneamiento, aumentar el acceso a la salud pública e higiene, así como transportar por aire suministros de emergencia y establecer unidades de aislamiento. Continuamos monitoreando la propagación del virus y tomamos medidas para limitar los contagios. Trabajamos arduamente para garantizar que se respeten los derechos y la protección de las personas desplazadas por la fuerza, incluido el derecho a solicitar asilo a pesar de los cierres de fronteras.
- Lee el reporte completo: La respuesta de ACNUR a la pandemia de COVID-19 (disponible en inglés)
Al mismo tiempo, estamos respondiendo a los excepcionales impactos socioeconómicos y de protección de la COVID-19 en las personas obligadas a huir en seis áreas de intervención prioritarias:
- Reducir la vulnerabilidad mediante apoyo en efectivo, ayudar a satisfacer las necesidades básicas y facilitar el acceso a los servicios;
- Proteger los ingresos y los medios de vida o las oportunidades de empleo, mediante capital inicial e inversión agrícola para mejorar la seguridad alimentaria;
- Prevenir y responder a la violencia de género y garantizar que los servicios para mujeres y niñas sean accesibles a pesar del confinamiento;
- Promover la salud mental y el bienestar psicosocial, y fortalecer la consulta psicosocial;
- Comunicar e interactuar con las comunidades, a través de redes comunitarias existentes y de reciente creación, y ofrecer orientación e información basada en hechos;
- Restablecer la educación, incluso mediante la reapertura de las escuelas de forma segura de acuerdo con los protocolos de salud e invirtiendo en educación a distancia en línea y offline, y en apoyo a la niñez más vulnerables, en particular las niñas.
Pero las necesidades están creciendo y no podemos hacerlo solos
Tu apoyo ayudará a ACNUR a detener y revertir los peores impactos de la COVID-19 en las poblaciones de personas refugiadas y desplazados, y garantizará que tengan acceso a servicios básicos de protección, salud y distribución global de vacunas.
“La peor de las crisis requiere lo mejor de la humanidad. Ahora es el momento de actuar. Podemos evitar que la enfermedad se propague. Con su apoyo, podemos salvar vidas”- Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi.
¿Cómo afecta la pandemia de coronavirus a las personas refugiadas?
Incluso antes de los efectos agravados de la COVID-19, la persecución y el conflicto habían obligado a unos 80 millones de personas a abandonar sus hogares a principios de 2020. Las personas refugiadas y otras personas desplazadas pertenecen a los grupos más marginados y vulnerables de la sociedad. Durante este brote de enfermedad por coronavirus, están particularmente en riesgo porque a menudo tienen acceso limitado al agua, a los sistemas de saneamiento y a las instalaciones de salud.
Más del 80% de las personas refugiadas del mundo y casi todas las personas desplazadas internas del mundo se encuentran en países de ingresos bajos y medianos, como Jordania, Colombia, Irak, Líbano y Bangladesh. Todos ellos están bajo una severa presión económica. Las medidas de contención de la COVID-19 han afectado de manera desproporcionada a las personas refugiadas y a las personas desplazadas por la fuerza. Estas poblaciones se enfrentan a la pérdida de sus medios de vida, entrando a la pobreza y la indigencia, mientras la ayuda y las intervenciones de desarrollo son insuficientes. Con frecuencia enfrentan desafíos y vulnerabilidades específicos que deben tenerse en cuenta en las operaciones de preparación y respuesta ante la COVID-19. Mantener a las personas más vulnerables a salvo significa mantener a salvo a todo el mundo.
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