Activista lesbiana lucha para que el país que le dio acogida sea más inclusivo para todas las personas refugiadas
Durante su desplazamiento, Yeraldine, mujer lesbiana de Venezuela, sufrió actos de discriminación similares a los que enfrentaba en su país. En el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, Yeraldine cuenta sus esfuerzos para lograr que Ecuador se convierta en un lugar más inclusivo.
Yeraldine Cabrera usa las nuevas tecnologías, como los podcasts, para difundir su mensaje en favor de los derechos de las personas LGBTQI+.
© ACNUR/Diana Díaz
Yeraldine Cabrera huyó de su natal Venezuela por los mismos motivos que han obligado a millones de sus compatriotas a abandonar el país en los últimos años. La escasez generalizada de medicamentos en su país le impidió recibir el tratamiento que necesitaba para su problema de salud. Sin embargo, también había otra razón: Yeraldine es lesbiana. Ella y su pareja, Zailet, sufrieron discriminación por su orientación sexual.
Si bien su desplazamiento en busca de un lugar seguro se tornó mucho más difícil y peligroso por ser lesbianas, la pareja logró encontrar una comunidad que le dio acogida en Ecuador. Ahora, Yeraldine trabaja con un grupo de activistas para lograr que Ecuador sea un lugar mucho más inclusivo para las personas refugiadas y solicitantes de asilo que, como ella, son también personas LGBTIQ+.
“Quiero que el mundo vea más allá de los símbolos, de la bandera del arcoíris, de las letras LGBTIQ+, para que reconozca que somos seres humanos... con ganas de ayudar y de pertenecer”, comentó Yeraldine luego de haber entrevistado a una mujer trans como parte de una serie de pódcasts que ayuda a producir.
“He tenido una familia muy conservadora que me ha tenido siempre encerrada entre ciertas barreras”.
Antes de conocer a Zailet hace casi cinco años, Yeraldine, quien tiene 39 años y dos hijos, tuvo un largo y tumultuoso matrimonio con un hombre. Debido a la conexión emocional que las dos sintieron al encontrarse, Yeraldine dice que, a pesar de los desafíos que enfrentan las personas LGBTIQ+ en gran parte de América Latina, declararse lesbiana ante el resto fue para ella algo sencillo.
“Yo brinqué del clóset”, contó. “No me importó nada de lo que dijeron los demás. Y cuando mis hijos lo aceptaron, ya eso para mí fue más que suficiente”.
No obstante, aunque la pareja tenía todo el apoyo de los hijos de Yeraldine, ambas tuvieron que hacer frente a otras dificultades en Venezuela. Por ejemplo, fueron despedidas – las dos trabajaban como vendedoras en la misma tienda – y sufrieron acoso sexual por parte del propietario del departamento en el que residían, lo que las obligó a cambiar de vivienda.
“No teníamos comida, no teníamos trabajo, no teníamos dónde vivir”, narró Yeraldine.
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La situación empeoró cuando le fue imposible obtener los medicamentos que necesitaba para tratar la enfermedad crónica que padece. Este cúmulo de circunstancias llevó a que la pareja saliera del país buscando protección en Ecuador. Yeraldine tuvo que dejar a sus hijos – de 17 y 15 años – con familiares en Venezuela para evitar que tuvieran que emprender el complicado trayecto.
En los tres años que han pasado desde que se establecieron en Quito, la capital de Ecuador, la pareja ha encontrado la estabilidad que necesitaba para rehacer su vida.
No obstante, no solo se han enfrentado a los mismos obstáculos que suelen encontrar las personas forzadas a huir – como recibir sueldos por debajo de lo normal a pesar de trabajar largas jornadas –, sino que también han sufrido discriminación, como en ocasiones les ocurría en su país. Yeraldine explicó que, para poder rentar un apartamento en Quito, ella y Zailet tuvieron que decir que eran primas.
“En todo el ciclo de desplazamiento, para la comunidad LGBTIQ+ suele ser difícil encontrar lugares donde las personas se sientan seguras”, señaló Giovanni Bassu, Representante de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, en Ecuador. “Deben hacer frente a muchas barreras para tener acceso a servicios básicos y derechos fundamentales, como educación, atención médica, vivienda y empleo”.
En cualquier caso, Yeraldine tiene la determinación de lograr un cambio. Como participante en Redes Comunitarias, un proyecto de ACNUR que busca brindar a las personas refugiadas y migrantes las herramientas que necesitan para convertirse en líderes comunitarios, Yeraldine se ha erigido en portavoz no oficial de la causa de las personas LGBTIQ+. Como tal, ha colaborado en la producción de pódcasts, videos y talleres que no solo buscan informar a las personas LBGTIQ+ acerca de sus derechos, sino también lograr que Ecuador, como país de acogida, sea un lugar más acogedor para todas las personas en situación de movilidad humana, sin importar su orientación sexual.
“Quiero que el mundo vea que somos seres humanos, con ganas de ayudar y de pertenecer”.
En Ecuador residen más de 500.000 de los 6,1 millones de personas que han tenido que salir de Venezuela, lo cual lo convierte en el tercer país que mayor población de refugiados y migrantes venezolanos acoge en el mundo. Según estimaciones de ACNUR y sus socios, en el país andino residen alrededor de 10.000 personas refugiadas y migrantes de Venezuela que se identifican como LGBTIQ+.
La labor de Yeraldine como activista incluso ha marcado una diferencia en su propio hogar. Ver a Yeraldine posicionarse públicamente ha ayudado a Zailet, su pareja, a sentirse mucho más cómoda en su identidad como lesbiana.
“Yo toda la vida me he sentido lesbiana, pero he tenido una familia muy conservadora que me ha tenido siempre encerrada entre ciertas barreras”, confesó Zailet. “A mí me costaba estar en un sitio abierto y demostrarle amor a mi pareja, pero Yeraldine me hace tener confianza para darle la mano delante de otras personas”..
“Es muy bonito estar en un espacio libre y poder demostrar tu amor”, expresó Zailet con una sonrisa.