Por qué incluir a las personas refugiadas tiene sentido económico
Según el Director de la oficina de ACNUR para África, Raouf Mazou, la inclusión socioeconómica de las personas refugiadas es vital para los esfuerzos de protección y asistencia de ACNUR.
Raouf Mazou, tercero desde la izquierda, interactúa con los refugiados en el campamento de refugiados de Kakuma, Kenia, enero de 2019.
© ACNUR
Raouf Mazou, que recientemente finalizó un período de cinco años en Kenia como representante de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, tuvo una revelación durante una visita al campamento de refugiados de Kakuma junto a compañeros del Banco Mundial, quienes le ayudaron a ver un lugar tan familiar para él con una mirada fresca.
“Estábamos caminando por el campamento y, como de costumbre, me estaba concentrando en la vulnerabilidad de las personas refugiadas”, recuerda Raouf Mazou. “Pero en un momento dado, mi colega se detuvo frente a una tienda de teléfonos móviles y dijo: ‘Esto es interesante. ¿Significa esto que la gente está comprando teléfonos móviles aquí? ¿Y qué hay de esa persona que vende los teléfonos? ¿Con qué capital cuenta y cómo se le puede ayudar?’”
La visita conjunta, que también “reveló” la presencia de emprendedores que ofrecían acceso a internet y a la electricidad o conductores de mototaxi, provocó un cambio radical en la forma en la que Raouf Mazou se planteaba su trabajo, dejando de centrarse principalmente en ayudar a las personas vulnerables a pasar a pensar en cómo invertir en la capacidad de los refugiados.
“Otras personas vieron en el campamento de refugiados un potencial que nosotros no estábamos viendo necesariamente desde nuestra perspectiva puramente humanitaria”, dijo.
“Tendemos a ir a un lugar e identificar a aquellos que más sufren, que necesitan nuestra intervención. Pero no miramos a los que tienen talento, a los que tienen potencial y a los que ya están haciendo cosas”.
Mientras Raouf Mazou era Representante en Kenia, ACNUR trabajó con el Grupo del Banco Mundial en dos informes innovadores que están cambiando la narrativa sobre los refugiados en Kenia y en otros países. El informe Sí, en mi patio trasero (2016) reveló que la presencia de refugiados en la región de Turkana había provocado un crecimiento económico, mientras que Kakuma, como mercado (2018), descubrió que los 180.000 refugiados en el campamento y sus alrededores contribuían a la economía con 56 millones de dólares al año, lo que dio lugar a la creación de un programa para fomentar una mayor inversión del sector privado.
En un momento en que ACNUR aspira a lograr una mayor autosuficiencia de los refugiados a nivel mundial, así como otros objetivos clave del Pacto Mundial sobre Refugiados, el Director de la Oficina Regional para África habla con la responsable de comunicación Ariane Rummery sobre su experiencia reciente en Kenia en la aplicación del enfoque integral del Pacto Mundial sobre los Refugiados.
¿Hay alguna persona refugiada a la que haya conocido recientemente y que realmente podría prosperar con el tipo de apoyo previsto en este nuevo “enfoque integral”?
Hace poco estuve en Kakuma y conocí a una señora que era costurera en un taller. Le iba bastante bien y había contratado a seis o siete empleados. Cuando le pregunté: “¿qué más necesitarías?”, me dijo que el tipo de material del que disponía era limitado. “Sé que en Costa de Marfil venden muy buen material, pero necesito un documento de identidad para poder viajar allí”, me explicó. Esta mujer verdaderamente necesitaba un documento de viaje de la Convención.
Este tipo de pequeños empresarios también pueden necesitar formación para mejorar sus conocimientos y habilidades en materia de contabilidad, un microcrédito o un seguro que les proteja frente a las pérdidas que puedan derivarse de una enfermedad, en caso de que no puedan trabajar durante dos, tres o cinco días.
La naturaleza de las situaciones a las que nos enfrentamos hace que las personas refugiadas puedan tener que vivir en un campamento de refugiados durante 20 años. Nuestra respuesta no puede limitarse simplemente a la distribución de alimentos cada mes; nuestra respuesta debe abordar también las esperanzas de las personas, sus expectativas y su voluntad de ser incluidos en la sociedad donde se encuentran.
Y nuestro trabajo con el Banco Mundial nos ha ayudado a discutir estas cuestiones con el gobierno, que ahora está de acuerdo en que es mejor un enfoque que incluya a los refugiados en la vida socioeconómica del país. Es mejor para los refugiados, es mejor para el país y es mejor para la población que los ha acogido.
¿Dónde encaja el sector privado?
En este caso estamos hablando del sector privado local, como la costurera que acabo de mencionar. Es la gente que siempre ha estado allí pero a la que nunca hemos visto. Se trata de personas que crean puestos de trabajo y que brindan los servicios que requieren los refugiados.
Se debe formalizar y desarrollar este sector privado, que resulta crucial. Formalizarlo para que el gobierno reconozca su presencia. Tienen que pagar impuestos, tienen que registrarse y cumplir con todos los requisitos para tener un negocio. Y necesitan que se les brinde algo de apoyo, como microcréditos, que a su vez ayudarán a fortalecer la economía del lugar donde viven.
Es a través del apoyo a estas iniciativas del sector privado y a la capacidad de los refugiados para valerse por sí mismos, para crear valor y riqueza, que los ayudaremos en su inclusión en la vida económica.
Los refugiados que han logrado crear pequeñas empresas son realmente la puerta de entrada, la clave para la inclusión de toda la población de refugiados. Cuando hay personas refugiadas que ya forman parte de la economía de un país, resulta mucho más fácil hablar sobre la inclusión económica con un gobierno. Al menos esa fue la estrategia y el enfoque que tuvimos en Kenia.
El Gobernador del condado de Turkana (en el noroeste de Kenia y una de las regiones más pobres) es uno de los máximos defensores de este nuevo enfoque. ¿Por qué es tan importante el compromiso de las autoridades locales?
Es importante porque, a final de cuentas, se trata de ellos. Se trata de que reciben una importante población extranjera -en este caso, a 180.000 refugiados en un condado que tiene 1,2 millones de habitantes-. Se trata de cómo las autoridades locales acogen a los refugiados, los incluyen y los protegen.
Estamos hablando de la protección de los refugiados a través del prisma de la inclusión y de la disposición de la población local para recibirlos en el tejido socioeconómico de su comunidad.
¿De qué manera ACNUR ha cambiado sus propios programas para ayudar a fomentar la inclusión local de los refugiados?
Hay muchas maneras, pero una de las más importantes consiste en intervenir mediante asistencia basada en ayudas en efectivo para la vivienda. En muchas situaciones, construimos viviendas para refugiados a través de socios y luego les damos las casas a los refugiados. En Turkana y Kalobeyei, damos ayud en efectivo a los refugiados a través de una tarjeta de débito y son ellos mismos quienes contratan directamente a los contratistas para que construyan las casas. Los refugiados están plenamente implicados. Vi un ejemplo de un refugiado que había devuelto un camión lleno de arena porque decí que no era de buena calidad y, por lo tanto, nadie la quería. El resultado ha sido una mejor calidad y una construcción más rápida.
Y la mayor parte del dinero se inyecta en la economía local: para pagar la arena, las piedras, la mano de obra y todo lo que se requiera para construir una casa. Muy poco de ese dinero se destina fuera de la comunidad, y se puede ver el cambio que esto ha generado en materia de consumo: las personas se están vistiendo mejor y tienen más recursos en sus bolsillos.
El coste de una casa es de 1.300 dólares, y el año pasado inyectamos aproximadamente 1,5 millones de dólares en este programa. Este año será de unos 2,5 millones.
¿Qué responde a los críticos que puedan temer que este nuevo enfoque lleve a ignorar a las personas vulnerables?
Creo que es muy importante estar muy atento a las críticas. En ACNUR tenemos un sistema que se enfoca en los más vulnerables. Lo que estamos diciendo ahora es que continuaremos enfocándonos en las personas vulnerables, y además, también brindaremos apoyo a aquellas personas que no son necesariamente vulnerables, pero que podrían mejorar sus vidas aún más si les ayudamos.
A fin de cuentas, creo que todos deberíamos tratar de ayudar a los refugiados a llevar una vida normal. Incluso algunos de los que critican los nuevos enfoques también están ansiosos por garantizar que los refugiados puedan ejercer todos sus derechos y lleven una vida normal.
Desde su nuevo cargo como jefe de la oficina para toda África, ¿en qué medida habrán cambido las situaciones de refugiados dentro de cinco a 10 años gracias a este nuevo enfoque?
Espero que los refugiados hayan podido contribuir al desarrollo económico de los territorios que los han acogido. Y espero que las regiones que reciben refugiados puedan encontrar recursos adicionales para el desarrollo económico y de infraestructuras, como las nuevas finanzas (préstamos en condiciones favorables o subvenciones) que el Banco Mundial pone a disposición de los países que reciben refugiados (como el IDA-18) o a través de inversiones del sector privado.
Y espero que tengamos un mayor porcentaje de refugiados que se puedan ser autosuficientes, y un porcentaje menor que requiera asistencia humanitaria y podamos utilizar mejor esa ayuda limitada.
Podemos apoyar las esperanzas, las aspiraciones y los sueños de las personas que pueden seguir creciendo mientras están en el exilio, y además estar mejor preparados para regresar a su país de origen cuando puedan y ser parte de la reconstrucción.
¿Cuál es el gran aniversario que celebrará África en 2019 y por qué es importante?
Es el 50º aniversario de la Convención de la OUA sobre Refugiados, un instrumento del derecho internacional muy progresista y positivo. Es una ocasión para reflexionar y discutir cómo se ha aplicado la Convención y qué podemos mejorar.
La Convención fue desarrollada a finales de la década de 1960, cuando el contexto para los refugiados era muy diferente del actual. Creo que la expectativa en ese momento era que los conflictos no durarían y que los refugiados volverían rápidamente a sus hogares. Ahora, lamentablemente ese no es el caso. Una vez que llevas 5, 10 o 20 años en un país, debes ver las cosas de manera diferente. Así que en este momento tenemos que interesarnos -mucho más que en el pasado- en el desarrollo económico y en la inclusión socioeconómica.
África sigue siendo un continente muy acogedor. Tiene la mayor población de refugiados, por lo que es un lugar donde podemos y debemos tener esta reflexión sobre cómo podemos mejorar nuestra acción. Y tenemos que ver las causas fundamentales, no solo las consecuencias.
Y para aquellos que tienen inquietudes, por ejemplo sobre los altos niveles de desempleo local o la seguridad, tenemos que demostrar que hay contextos en los que los refugiados pueden crear empleos y que las tecnologías actuales pueden garantizar un registro adecuado de una manera que proteja a los refugiados y la población local que les acoge.