Fotógrafa iraquí y anfitriona austriaca hacen clic de inmediato
Souad Awad, refugiada de Bagdad, se mudó con Margarethe Kramer, mestra de Kindergarden. Después de un mes juntas, ya son grandes amigas
KLAGENFURT, Austria, 2 de septiembre de 2016 (ACNUR) – La fotógrafa iraquí Souad Awad recién se mudó con Margarethe Kramer, una maestra de Kindergarden hace un par de semanas, pero ya se sienten como amigas.
Souad llegó a Austria en noviembre de 2015 y se quedó por seis meses en un centro de alojamiento para solicitantes de asilo en la ciudad de Klagenfurt, donde ella ayudaba en la cocina.
En junio de este año, ella tuvo la oportunidad de mudarse con Margarethe. Ellas fueron emparejadas por Diakone, una organización benéfica cristiana en Austria.
"Siento que ahora vivo en el cielo", dice Souad. "Margarethe es increíble, muy dulce y toda su familia es asombrosa. Me siento como en casa".
Margarethe, cuyo esposo está fuera casi toda la semana por trabajo, está encantada de tener compañía.
Los problemas para Souad de 49 años empezaron en 2014, cuando estaba trabajando como fotógrafa de una boda en Bagdad, capital de Irak. Ella había trabajado tarde y estaba camino a su casa cuando un hombre la obligó con un arma a entrar a su auto y exigió saber por qué no tenía velo.
Ella cuenta que él le empezó a hacer muchas preguntas: De dónde venía, si no sabía que la fotografía estaba prohibida.
"Siento como si fuera mi hermana".
No estuvo detenida por mucho tiempo, pero poco después su marido, que asistía a la mezquita, empezó a recibir amenazas a menos de que se divorciara de su esposa.
Unas semanas después, fue envenenado con talio, un componente sumamente tóxico. Él estuvo paralizado por un tiempo y fue admitido en un hospital. Cuando su salud mejoró, se divorciaron.
La pareja no tenía hijos, y en noviembre de 2014, un día después de firmar los papeles del divorcio, ella se fue de Irak sin mirar atrás.
Primero fue a Turquía, donde se quedó por casi un año, y después cruzó a Grecia en una balsa. El viaje fue largo y difícil, no solo porque era una mujer viajando sola, pero también por su diabetes.
Ella abordó un tren a Alemania con otros refugiados, pero pidió ser bajada en Austria porque se sentía enferma y cansada, y fue a las autoridades de la policía e inmigración.
Souad dice que ha aprendido más alemán viviendo con Margarethe durante un mes que en los seis meses anteriores en el centro de asilo.
Para Margarethe, tener a Souad cerca no pudo haber resultado mejor.
"Toda la experiencia he enriquecido mi vida, con una amistad y una compañía", dijo Margarethe, de 59 años.
A menudo llega a casa del trabajo y encuentra deliciosa comida Iraquí.
Souad dice: "Me encanta cocinar. Limpio la casa porque quiero ayudarla. Siento como si fuera mi hermana".
Margarethe admite que la experiencia la ha ayudado a cambiar su percepción. Ella había esperado una mujer con velo con puntos de vista tradicionales. "Pero realmente me sorprendió cuando conocí a Souad", dijo. "Ella es independiente, tiene una mente abierta y es moderna".
Souad está aprendiendo alemán y espera poder continuar trabajando como fotógrafa y videografa en Austria.
Esta historia es parte de una serie llamada Un lugar sin extraños, que presenta a refugiados y sus anfitriones en Europa. Un año después de la muerte por ahogamiento de Alan Kurdi, refugiado sirio de tres años, miles de personas se han unido para acercar las diferencias culturales y barreras de lenguaje, y mostrar compasión, esperanza y humanidad, aun cuando algunos gobiernos europeos continúan construyendo obstáculos. Su generosidad es un ejemplo para el mundo.
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