ACNUR pide igualdad de acceso a la atención en salud mental de calidad para las personas refugiadas
En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra el 10 de octubre, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, hace un llamamiento a la comunidad internacional para que impulse un apoyo de calidad en materia de salud mental para las personas refugiadas, desplazadas internas y apátridas.
“La COVID-19 ha tenido un efecto devastador en las personas que se han visto obligadas a huir”, expresó Sajjad Malik, Director de la División de Resiliencia y Soluciones de ACNUR. “La naturaleza larga y prolongada de la pandemia y sus nocivos impactos de salud, económicos y sociales están exacerbando el estrés y la ansiedad que sienten muchas de las personas desplazadas. A medida que los medios de vida y los frágiles sistemas de apoyo social se desmoronan, necesitan más que nunca ayuda para superar la crisis y reconstruir sus vidas”.
Los equipos de ACNUR informan de un aumento del número de personas que buscan ayuda por ansiedad y depresión. En la región del Kurdistán iraquí, los psicólogos de los campamentos de refugiados informaron de un fuerte aumento de las sesiones de consejería, tanto en persona como a distancia. En Perú, en los primeros siete meses de este año, hubo un aumento del 100 por ciento en las llamadas y derivaciones a los servicios de salud mental y apoyo psicosocial, en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Antes de la pandemia, el acceso a la atención de salud mental ya era limitado. Los confinamientos por COVID-19 pusieron a los servicios bajo una mayor presión. ACNUR y sus socios mantuvieron los servicios para las personas más necesitadas mediante la adaptación de la divulgación comunitaria y el suministro de medicamentos esenciales. En 2021, se está restableciendo progresivamente la prestación normal de servicios. Sin embargo, con el aumento de las necesidades, el acceso a la atención de salud mental de calidad sigue siendo un reto.
“Volver a la situación anterior a la pandemia no es suficiente. Es necesario redoblar los esfuerzos para garantizar que las personas refugiadas, desplazadas internas y apátridas puedan acceder a los servicios de salud mental y apoyo psicosocial en igualdad de condiciones que las personas nacionales”, añadió Malik. “Dado el aumento de las necesidades, reiteramos nuestro llamamiento a la comunidad internacional para que preste más apoyo para mantener y reforzar estas actividades que salvan vidas”.
ACNUR no ha dejado de abogar para que los Estados integren los servicios de salud mental en la atención de salud primaria, que debe ser de acceso universal.
Desde el comienzo de la pandemia, ACNUR ha prestado servicios de salud mental y apoyo psicosocial a más de 850.000 personas que se han visto forzadas a huir. También ha trabajado en la capacitación de personal de primera línea, en la integración de la salud mental y el bienestar psicosocial en los programas de educación de las personas refugiadas, y en la asistencia a personas con enfermedades mentales graves o complejas.
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