Presentamos al ilustrador detrás de la primera campaña de recaudación de fondos mediante tokens no intercambiables
Para conmemorar el setenta aniversario de la Agencia de la ONU para los Refugiados, el galardonado ilustrador Hani Abbas elaboró siete imágenes que se venderán como activos digitales para recaudar fondos para la situación en Afganistán.
Hani Abbas, un ilustrador sirio-palestino de 44 años, nació y creció en Yarmouk, un campamento de refugiados palestinos a las afueras de Damasco, hacia el sur. Desde finales de la década de 1990, antes de que Hani Abbas y su familia tuvieran que escapar del conflicto en 2012, sus ilustraciones aparecieron en publicaciones y se mostraron en exhibiciones en Siria y en el Medio Oriente. Más tarde, el ilustrador y su familia se asentaron en Suiza en calidad de refugiados.
Desde entonces, el trabajo de Abbas – que habla de injusticias, pérdidas, y del costo humano de los conflictos – ha figurado en publicaciones como Le Temps y La Liberté en Suiza, y en el periódico francés Le Monde. Hani Abbas se incorporó a la organización Ilustraciones para la Paz (Cartooning for Peace), una red de caricaturistas periodísticos que tienen el compromiso de promover la libertad y la democracia. En 2014, Abbas recibió el Premio Internacional de Caricatura Editorial en Ginebra.
Para conmemorar el setenta aniversario de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, Abbas se alió con Suiza para ACNUR (Switzerland for UNHCR), una entidad socia, para llevar a cabo la primera venta de recaudación de fondos de la agencia mediante tokens no intercambiables. Abbas elaboró siete ilustraciones, diez copias de las cuales se convertirán en activos digitales únicos que se venderán como tokens no intercambiables en OpenSea, un mercado en línea, con el fin de recaudar fondos para la respuesta de ACNUR a la crisis en Afganistán.
Previo a la venta, que tendrá lugar el 4 de noviembre, ACNUR se entrevistó con Abbas para conocer detalles de su vida en Siria, su experiencia como refugiado y el significado de las imágenes que elaboró. La conversación se editó por su longitud y para fines de claridad.
¿Cómo fue tu vida en el campamento de Yarmouk?
Se dice que Yarmouk es un campamento, pero, en realidad, forma parte de la ciudad; de hecho, tiene edificios, calles y todos los servicios. Crecer ahí fue lindo y duro a la vez. Había muchas personas en un espacio pequeño; un gran número de estudiantes en la escuela. Nuestra vida ahí fue divertida y hermosa; dura, pero hermosa. En ocasiones, al mirar atrás, los recuerdos tristes ahora son lindos. Cuando me acuerdo, siento nostalgia; extraño esa época. Recuerdo a mis amistades, mi vecindario, la calle y la casa donde vivía con mi familia.
¿Cuándo fue la primera vez que mostraste tu talento para el dibujo?
Cuando era niño, me encantaba dibujar. Dibujaba todo... y dibujaba en cualquier cosa: en las paredes, en los libros de texto en la escuela, en mi cuerpo, en todos lados. ¡Dibujar es una cuestión de niños! Me encantaba dibujar y, cuando estaba en la escuela, el profesor de arte me apoyó e inscribió mis ilustraciones a un concurso de dibujo infantil de la ONU. Gané en dos ocasiones, cuando tenía trece y catorce años. Haber ganado me convenció y me impulsó a seguir dibujando. Sentía que tenía algo que decir a través de mis dibujos. Dibujar nos permite contar nuestra historia, expresar nuestros sentimientos, dar vida a nuestras ideas.
¿Siempre quisiste ser ilustrador?
No. Al principio, no era gran cosa, pero, cuando tenía alrededor de 18 años, empecé a pensar en las caricaturas porque veía muchas en los periódicos y en las paredes del campamento. Las paredes eran como nuestro periódico en el campamento. Todo Yarmouk era un periódico enorme. En 1998, publiqué mi primera caricatura en una revista palestina. Luego, participé en un par de exhibiciones en el campamento, en Damasco, Alepo y Líbano. Empecé a contactarme con periódicos, así se dieron las cosas. Al mismo tiempo, daba clases en una escuela primaria en Damasco.
¿Qué temas abordas en tus ilustraciones?
Las primeras que hice trataban sobre Palestina y sobre las personas palestinas refugiadas en Medio Oriente. Esas ilustraciones eran mucho más políticas que cómicas porque me era difícil dibujar cosas graciosas. Tiendo a ir hacia la tragedia y la oscuridad porque dibujo lo que siento. Trato de explicar cosas sobre mí y sobre mi pueblo. En aquel entonces, dibujaba sin ningún problema, pero, cuando estalló el conflicto, dibujar ponía en riesgo la vida.
Hoy en día sigo dibujando. Dibujar en un lugar seguro, como Suiza, es grandioso: tienes total libertad, pero se pierde el sentido del peligro, el sentido de desafío. Mis mejores ilustraciones las hice en medio de bombardeos. Perdí gran parte de mi vigor cuando salí de Siria, pero aún me queda el poder de la memoria.
“Los recuerdos están en mi mente todo el tiempo”.
¿Cómo te afectó el conflicto a nivel personal?
De marzo de 2011 a diciembre de 2012, que es cuando salí de Siria, me desplacé dentro del país en múltiples ocasiones. Los últimos seis meses fueron muy difíciles en medio de incesantes bombardeos. Escuchábamos tres sonidos al mismo tiempo. El primero era el sonido del lanzamiento de la bomba. El segundo era el sonido de la bomba volando sobre nuestras cabezas. El tercero era el sonido de la explosión después de que la bomba caía en edificios o en el suelo. Yo dibujaba todo el tiempo, pero, cuando escuchaba el primer sonido, detenía el trazo y esperaba. Pensaba: “Quizás este sea mi último dibujo”. Cuando escuchaba el tercer sonido, sabía que seguía con vida. Soy afortunado porque siempre escuché los tres sonidos, pero muchas personas sirias a mi alrededor nunca escucharon el tercero.
Lograste escapar de Siria; primero, a Líbano y, luego, a Suiza. ¿Cómo cambió tu vida?
Hubo un tiempo en que toda mi familia estaba en el mismo lugar. Ahora, nos encontramos en distintas partes del mundo. Yo estoy aquí, en Suiza. Uno de mis hermanos está en Colonia, Alemania, y otro en Madrid, España. Mi padre, mi madre y otros dos hermanos están en Suecia. No es fácil estar en contacto con ellos. Las redes sociales y las videollamadas ayudan, pero no es lo mismo. Mis hijos hablan francés, y los hijos de mis hermanos hablan alemán, sueco o español. La comunicación se dificulta cuando, al reunirnos, convergen tantas lenguas, culturas y antecedentes distintos. El árbol familiar se perderá. Cortaron las ramas, que ahora van río abajo, en direcciones diversas. De cualquier forma, Suiza les hace bien a mis hijos. No hay problemas ni recuerdos malos. Su futuro no peligra. Para mí, funciona. Ahora, trabajo aquí. Sigo dibujando y me siento bien. La calidad de vida es buena, pero los recuerdos están en mi mente todo el tiempo.
Las imágenes que has elaborado para la venta de tokens no intercambiables forman parte de una serie que llamas “Ventanas”. ¿Qué significado tienen las ventanas en tu trabajo?
¿Qué significado tienen las ventanas en mi corazón? Son las ventanas que nos permiten ver el país, a las personas; nos permiten escucharlas y vincularnos con ellas. Dibujé la primera ventana en 2011, cuatro meses después del inicio del conflicto. En el dibujo se veía un edificio destruido. Solo quedaba una ventana. Un hombre joven estaba afuera, llevaba flores consigo y esperaba ver a su amada, que había muerto. El dibujo representa lo que hemos perdido. He dibujado otras figuras que dejaron todo detrás, con excepción de una ventana, porque la ventana representa su memoria. Tengo mis propias ideas y sentimientos en torno a estas imágenes, pero espero que, cuando las vean, puedan ver el efecto que la guerra tiene en las personas.
“Espero que cualquier persona cuyo país tenga problemas logre escapar”.
El dinero obtenido a través de las ventas se utilizará para apoyar a la población afgana. ¿Qué sentimientos te provocó ver los acontecimientos recientes en Afganistán?
Me pareció familiar porque éramos – en realidad, somos – como ellos. Enfrentamos los mismos problemas, experimentamos los mismos sentimientos, contamos las mismas historias. Las noticias siempre hablan del lado político, pero no sabíamos qué pasaba con las personas de a pie. Espero que cualquier persona cuyo país tenga problemas logre escapar. Apoyo a las personas que quieren salir porque tienen sueños o porque deben proteger a sus hijos.
Sueles publicar tus ilustraciones en periódicos. ¿Qué sientes sabiendo que se convertirán en activos digitales únicos que se venderán como tokens no intercambiables?
No tengo experiencia al respecto. Solo me he preocupado por dibujar. Sin embargo, todo ilustrador quiere que su trabajo se conozca. Apoyo estas iniciativas. Apoyo cualquier acción o cosa que ayude a las personas, que explique los problemas y las difíciles condiciones que enfrentan, y que permita que reciban ayuda. Es un concepto nuevo; cuando lo descubrí, me encantó. Esperemos que tenga éxito en llevar la atención a la problemática que enfrenta la población afgana y que se obtengan fondos porque los necesitan. A veces, basta una tienda de campaña o un poco de comida para cambiar la vida de una persona, aunque sea mínimamente. A veces, hace falta algo de apoyo o educación.
Todas las imágenes que formarán parte de la venta pueden verse aquí.