ACNUR advierte de las graves consecuencias para las personas refugiadas de la falta de financiación contra la COVID-19

El siguiente contenido corresponde a las declaraciones formuladas hoy por un portavoz de ACNUR en una rueda de prensa en el Palacio de las Naciones, en Ginebra.

Nafeesa, una mujer refugiada afgana de 48 años, recibe la vacuna contra la COVID-19 en el Centro de Vacunación de la Media Luna Roja en Rawalpindi, Punjab (Pakistán).

Nafeesa, una mujer refugiada afgana de 48 años, recibe la vacuna contra la COVID-19 en el Centro de Vacunación de la Media Luna Roja en Rawalpindi, Punjab (Pakistán).  © ACNUR / Asif Shahzad

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, pide a la comunidad internacional más atención y apoyo financiero para contrarrestar el impacto de la COVID-19 en las personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo.

La emergencia de COVID-19 encabeza la lista de las 10 situaciones de ACNUR con menor financiación en 2021. Solo se ha recibido un tercio de las necesidades presupuestadas, que ascienden a 924 millones de dólares, lo que deja un enorme vacío en la capacidad de ACNUR para proteger a los más vulnerables frente a las consecuencias de la pandemia.
 
A pesar de los avances en muchos lugares en los que trabaja ACNUR, siguen apareciendo nuevos casos y registrándose pérdidas de vidas humanas. Aunque las vacunas seguras y eficaces pueden aliviar la presión sobre los sistemas sanitarios y salvar vidas, la desigualdad en materia de acceso a vacunas sigue golpeando duramente en muchos Estados que acogen a personas refugiadas. Sabemos que el 86% de los refugiados son acogidos en países en desarrollo. Sin embargo, alrededor del 80% de todas las dosis de vacunas se han administrado en países de renta alta y media-alta.
 
Además, los países de bajos ingresos, que acogen a la mayor parte de las personas refugiadas del mundo, tienen los sistemas de salud menos sólidos y tienen dificultades para hacer frente a las necesidades de sus propias poblaciones, sin contar con las necesidades adicionales que plantea la acogida de personas refugiadas.
 
ACNUR reitera su llamamiento a los Estados para que compartan a tiempo las dosis sobrantes a través del mecanismo COVAX, para hacer frente a la desigualdad mundial en materia de vacunas y evitar la prolongación de la pandemia.
 
Hasta ahora, desde ACNUR nos hemos sentido muy alentados por la abrumadora respuesta de los Estados de acogida a la hora de incluir a las personas refugiadas en sus programas de vacunación y les instamos a que sigan haciéndolo. Sin embargo, la Agencia de la ONU para los Refugiados ha constatado que siguen existiendo muchas barreras para el acceso de esta población a la vacuna. ACNUR está dispuesto a apoyar a los Estados para para superar algunas de estas barreras -siempre que tengamos los medios para hacerlo-, por ejemplo, creando materiales informativos en las lenguas de las personas refugiadas y adaptados a los distintos niveles de alfabetización.
 
La pandemia afecta a las personas desplazadas forzosas y apátridas de una manera que va mucho más allá del riesgo planteado por el propio virus. Además, la falta de financiación adecuada para la respuesta no hace sino agravar su situación.
 
Han soportado todo el impacto de las repercusiones económicas de la pandemia. Con el cierre de empresas y puestos de trabajo, sus precarios medios de vida han sido a menudo los primeros en desaparecer. En los casos en que los gobiernos han concedido subsidios para compensar el impacto económico, o han ayudado a los escolares con la enseñanza a distancia, las personas desplazadas forzosas a menudo no tuvieron acceso a tales medidas.
 
Estas consecuencias económicas hacen que las personas no puedan pagar el alquiler o no puedan cubrir sus necesidades básicas diarias, como la comida, lo que a su vez aumenta el riesgo de explotación y violencia de género. ACNUR hace un llamamiento a los Estados para que incluyan a las personas refugiadas en las redes nacionales de seguridad social y a los donantes para que nos apoyen, con el fin de ayudar a llenar ese vacío.
 
La respuesta de ACNUR frente a la COVID-19 cubre todas las regiones y abarca todo el espectro de necesidades, reflejando las amplias ramificaciones de la pandemia en las vidas de los que se ven obligados a huir. A finales de agosto de 2021, las principales necesidades insatisfechas tenían un déficit de 74 millones de dólares para la asistencia en efectivo. Además, hay lagunas más modestas pero significativas en la financiación para aliviar el impacto de la pandemia en la atención primaria en materia de salud, la educación primaria y los servicios para personas con necesidades específicas.

Atendiendo únicamente a cuestiones de salud y teniendo en cuenta el gran número de desplazados forzosos -el 1% de la población mundial- , no integrarlos en la respuesta global a la pandemia, sería una gran imprudencia. Aún estamos a tiempo.
 
ACNUR agradece a los donantes que ya han comprometido o han aportado fondos para cubrir las necesidades ligadas a la prevención y la lucha frente a la COVID-19 y pide a los demás que nos ayuden a canalizar los fondos hacia donde se necesitan con más urgencia.
 
El informe "Las situaciones de mayor infrafinanciación de ACNUR en 2021" está disponible aquí [en inglés].

Para obtener más información sobre este tema, por favor contacte con: