La inseguridad lleva a más personas burkinesas al exilio, sometiendo a más tensión la frágil región del Sahel
El siguiente contenido corresponde a las declaraciones formuladas hoy por un portavoz de ACNUR en una rueda de prensa en el Palacio de las Naciones, en Ginebra.
La región del Sahel, ya afectada por la inestabilidad política, la violencia generalizada, la escasez de alimentos e impactada de forma desproporcionada por la crisis climática, se enfrenta ahora a un aumento de desplazamientos de personas refugiadas procedentes de Burkina Faso, que huyen de los atroces ataques de los grupos armados, especialmente en la región fronteriza con Cote d’Ivoire.
Unas 7.000 personas burkinesas han llegado al noroeste de Cote d’Ivoire desde mayo del año pasado. La afluencia se ha acelerado en las últimas seis semanas – aunque no se considera que esté relacionada con el reciente golpe militar en Burkina Faso – con una media diaria de 100 personas que han cruzado la frontera, de acuerdo con las autoridades locales. ACNUR ha registrado y brindado asistencia a más de 4.000 de ellas.
Burkina Faso también se enfrenta a una crisis de desplazamiento interno. El número de personas desplazadas internas (PDI) creció un 50 por ciento el año pasado, hasta superar 1,5 millones, lo que supone una de las mayores poblaciones de desplazados internos de África.
Mientras la crisis regional se prolonga y conforme se desvía la ya limitada atención de la comunidad internacional, grandes partes de la región siguen siendo o se han vuelto inaccesibles para las agencias humanitarias que intentan apoyar a los 2,5 millones de personas que se han visto forzadas a huir de sus hogares en Burkina Faso, Malí y Níger. Esto está llevando a más personas sahelianas a desplazarse hacia el sur, hacia los países costeros o hacia el norte de África, donde muchas acaban en una peligrosa incertidumbre.
El Sahel también se enfrenta a un éxodo rural sin precedentes y a movilizaciones a zonas urbanas por parte de las personas desplazadas por la fuerza, debido a la reducción de las zonas bajo control gubernamental, al menor acceso a la tierra y a la producción agrícola, y a múltiples problemas medioambientales. En los centros urbanos, las poblaciones desplazadas están expuestas a nuevos riesgos de protección. Las amenazas para las mujeres y la juventud son particularmente graves, como la explotación sexual y laboral, la violencia de género, el reclutamiento forzado y la trata de personas. Las intervenciones para apoyar a las mujeres y a la juventud son vitales para aliviar el sufrimiento y prevenir los abusos, junto con las inversiones en un futuro más positivo para las comunidades sahelianas.
El Sahel también está en la primera línea de la crisis climática, con temperaturas que aumentan 1,5 veces más rápido que la media mundial. Esto está exacerbando las vulnerabilidades subyacentes de los Estados para gestionar el rápido crecimiento de la población, la destrucción del medio ambiente, los desastres relacionados con los peligros naturales, el retroceso de los logros del desarrollo y la invasión por parte de actores no estatales. También está agravando los conflictos por los escasos recursos.
En 2021, unas 19.200 personas burkinesas huyeron a los países vecinos de Côte d’Ivoire, Malí, Níger y Benín, lo que supone un aumento del 50 por ciento respecto al año anterior. Más de 34.000 personas burkinesas están ahora exiliadas en toda la región.
La situación de las personas refugiadas burkinesas es cada vez más precaria, ya que cada vez son más quienes llegan a Côte d’Ivoire sin pertenencias personales ni alimentos. A su llegada en Côte d’Ivoire, han informado al personal de ACNUR que grupos extremistas han matado a civiles y quemado sus casas. Las personas recién llegadas están siendo acogidas por aldeanos marfileños, a menudo en condiciones de hacinamiento. El personal de ACNUR informó que muchas familias marfileñas acogen hasta 30 personas refugiadas burkinesas en pequeñas casas. El hacinamiento está deteriorando las condiciones sanitarias, y hay numerosos casos de malaria, infecciones respiratorias y desnutrición, lo que está sobrecargando las instalaciones locales de salud.
ACNUR lanzará pronto un llamamiento humanitario para la región del Sahel. Con un presupuesto de 307 millones de dólares (USD), las operaciones de ACNUR en el Sahel Central solo están financiadas en un 7 por ciento.
Para más información sobre este tema, favor de contactar:
- En Dakar (regional), Fatoumata Sinkoun Kaba, [email protected], +221 78 526 87 14
- En Ginebra, Boris Cheshirkov, [email protected], +41 79 433 76 82
- En Nueva York, Kathryn Mahoney, [email protected], +1 347 443 76 46