Nepal es el primer país que aplica la vacuna contra la COVID-19 a personas refugiadas en la región Asia-Pacífico
Como parte de su plan nacional de vacunación, Nepal ha estado vacunando a personas refugiadas de más de 65 años.
Laxmi Maya Regmi, una mujer butanesa refugiada de 72 años, nunca pensó que tendría que vacunarse a su edad. Sin embargo, el 19 de marzo se encontraba entre las primeras personas refugiadas que recibirían la vacuna contra la COVID-19 en el asentamiento de Beldangi, al este de Nepal.
“No quería dejar pasar esta oportunidad. Me siento muy feliz ahora”, dijo después de haber recibido la primera dosis. “Escuché que las personas de la tercera edad, como yo, tienen más probabilidades de contraer la enfermedad. Ya me siento protegida”.
Nepal es el primera país en la región Asia-Pacífico que ha incluido a las personas refugiadas en el plan nacional de vacunación contra la COVID-19. Las personas refugiadas en el asentamiento recibieron la vacuna en la segunda fase de ese plan, que inició el 7 de marzo y contempla a personas de más de 65 años.
La campaña de vacunación del país arrancó el 27 de enero, después de que el Gobierno de la India donó un millón de dosis de Covishield, la versión india de la vacuna producida por Oxford-AstraZeneca. La primera fase consistió en aplicar la vacuna a las personas que trabajan en los sectores de limpieza, seguridad y cuidado de la salud.
Las autoridades locales, las personas al frente de las comunidades refugiadas y el personal de seguridad instalaron un centro temporal de vacunación en el asentamiento de refugiados; y, desde el 24 de marzo, cerca de 668 personas refugiadas de 65 años han recibido la vacuna contra la COVID-19 en todo el país. Conforme el gobierno siga recibiendo suministros adicionales para llevar a cabo la vacunación, más personas refugiadas serán inscritas en el programa.
Nepal ha dado acogida a casi 20.000 personas refugiadas que han llegado al país del Tíbet y de Bután desde 1959 y desde principios de la década de 1990, respectivamente.
Desde que inició la pandemia, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ha estado colaborando con otras agencias de la ONU y con las autoridades gubernamentales para abogar por la inclusión de las personas refugiadas en los planes de respuesta a la COVID-19.
“Con la inclusión de las personas refugiadas en los planes nacionales de vacunación, el Gobierno de Nepal ha mostrado cualidades de liderazgo excepcionales”, dijo Carolin Spannuth Verma, representante de ACNUR en Nepal.
“Nuestra prioridad es proteger la vida de todas las personas”.
Hasta el momento, Nepal ha reportado 276.750 casos confirmados de COVID-19, y 3.027 muertes causadas por la enfermedad.
“El riesgo de contraer COVID-19 es el mismo para todas las personas. No importa si son refugiadas o no”, recalcó Shrawan Kumar Timilsina, Gobernador de Jhapa, el distrito al este de Nepal donde se encuentran los dos asentamientos de refugiados que hay en el país. “Nuestra prioridad es proteger la vida de todas las personas”.
Bhakti Prasad Baral, de 83 años, huyó de Bután en 1992 y ahora vive en el asentamiento de Beldangi. Mencionó que se siente “afortunado” por haber recibido la vacuna.
“Fue muy difícil enfrentar la situación causada por el virus”, dijo el octogenario, quien se desempeña como sacerdote hindú en su comunidad. “Las palabras no alcanzan para agradecer al Gobierno de Nepal por haber considerado a las personas mayores como yo”.