Personas refugiadas y solicitantes de asilo en Ruanda reciben vacuna contra COVID-19

Un refugiado en el Centro de Tránsito de Gashora, en Ruanda, recibe la vacuna contra la COVID-19.

Un refugiado en el Centro de Tránsito de Gashora, en Ruanda, recibe la vacuna contra la COVID-19.  © Plaisir Muzogeye

La pandemia de COVID-19 continúa amenazando la vida y los derechos de las personas refugiadas; por tanto, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, se congratula por la vacunación de 416 personas refugiadas en Ruanda gracias a los esfuerzos del gobierno de ese país, el primero en África en vacunar a personas refugiadas.

Un año después de que se registró el primer caso de COVID-19 en Ruanda, como parte de los esfuerzos de vacunación a nivel nacional, el Ministerio de Salud de ese país aplicó la vacuna a 224 personas refugiadas que residen en el centro del Mecanismo de Tránsito de Emergencia (ETM) en Gashora; también recibieron la vacuna otras 192 personas refugiadas en seis asentamientos, donde prestan servicios esenciales como parte del personal médico, de limpieza o de seguridad que combate la pandemia en su comunidad.

A una semana del inicio de la campaña nacional de vacunación, cerca de 230.000 personas en Ruanda han recibido la vacuna contra la COVID-19.

“Aplaudimos que Ruanda haya incluido a las personas refugiadas en su respuesta a la pandemia”, señaló Clementine Nkweta-Salami, Directora del Buró Regional para África Oriental, el Cuerno de África y los Grandes Lagos. “Para garantizar la seguridad de todas las personas, exhortamos a que el resto de los países incluya a las personas refugiadas, junto con su ciudadanía, en sus planes de vacunación”.

Ruanda ha dado acogida a casi 138.000 personas refugiadas; la mayoría de ellas son originarias de Burundi y de la República Democrática del Congo.

La primera dosis de la vacuna contra la COVID-19 se está aplicando a los grupos de mayor riesgo, como el personal médico, el cuerpo docente, las personas de la tercera edad con padecimientos crónicos, las personas de más de 65 años y las personas que prestan servicios esenciales. La primera etapa de la campaña de vacunación de Ruanda está considerando a las personas refugiadas que cumplen con estos requisitos.

ACNUR reitera que tanto las personas refugiadas, desplazadas internas y apátridas como las comunidades de acogida deben ser incluidas, junto con la ciudadanía, en todas las respuestas nacionales a la pandemia, lo que incluye acceso a atención médica, vacunas y redes de seguridad social.

Las autoridades nacionales tienen a su cargo la respuesta de salud pública a nivel nacional, así como los planes de vacunación contra la COVID-19. Sabemos que 151 países están desarrollando estrategias nacionales de vacunación contra la COVID-19; 106 de ellos han incluido a las personas refugiadas y solicitantes de asilo en sus planes; y 33 están por hacerlo.

Si se salvaguarda la salud de las personas refugiadas, se protege también la salud de las sociedades y comunidades de acogida. Para todo el mundo, para todas las comunidades y para todos los estados es de suma importancia que ninguna persona sea marginalizada ni quede expuesta o desprotegida.

A mediados de 2019, el gobierno de Ruanda, ACNUR y la Unión Africana convinieron instalar el centro del ETM con el fin de evacuar a las personas refugiadas y solicitantes de asilo que se encontraban atrapadas en Libia; además, se les proporcionó sustento vital, así como la oportunidad de contar con soluciones a largo plazo.

Actualmente, 303 personas refugiadas y solicitantes de asilo se están alojando en el ETM. Muchas de ellas ha sido víctimas de tratantes de personas en los caminos que llevan a Libia. No bastan el número de lugares disponibles en todo el ETM ni los vuelos de evacuación humanitaria. ACNUR solicita que más países de reasentamiento ofrezcan lugares y aceleren los trámites de las personas refugiadas en el ETM.

 

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