Baaba Maal pide apoyo para el Sahel
El músico, cantante y colaborador del ACNUR senegalés pide acción para poner fin a la crisis de desplazamiento de más rápido crecimiento en el mundo.
Mi tierra natal, el Sahel, está de rodillas, abatida por los conflictos, el hambre y las enfermedades.
Me llaman la "Voz del Sahel". Durante años, ha alimentado mi poesía y mi música. Ahora alzo esa voz para pedirle al mundo que detenga la miseria y el sufrimiento que desgarra esta tierra dura pero hermosa.
Millones han huido de sus hogares, mujeres y niñas violadas, padres asesinados ante los ojos de sus hijos, escuelas atacadas y cerradas, centros de salud quemados hasta los cimientos.
Las razones son complejas, pero el resultado es la crisis humanitaria de más rápido crecimiento en el mundo actual. Más de 2,7 millones de personas desarraigadas hasta ahora, un aumento de 20 veces en dos años. 3,5 millones de personas que necesitan ayuda inmediata: alimentos, alojamiento, salud y, sobre todo, seguridad.
"Los gritos y lágrimas de nuestro pueblo no se escuchan".
Esta no es una crisis de números. Es una crisis de personas. Detrás de cada número hay una persona. Pero esta es una crisis silenciosa. Tiene lugar a puertas cerradas, las puertas cerradas de la indiferencia global donde no se escuchan los gritos y las lágrimas de nuestro pueblo. Esto debe terminar.
La magnitud del horror y los ataques asesinos de los grupos armados contra mis hermanos y hermanas en esta antigua tierra, que comprende Burkina Faso, Malí y Níger, ha silenciado a demasiados. Gracias a mi trabajo con la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, puedo dar voz a mi corazón roto.
- Ver también: ACNUR advierte sobre las crecientes necesidades en el Sahel a medida que se intensifica el desplazamiento forzado
Como colaborador del ACNUR y como alguien que ha visto por sí mismo la magnitud de la crisis de refugiados en mi tierra natal, le imploro al mundo que mire y vea lo que está sucediendo aquí.
Hoy, gobiernos de todo el mundo se reúnen en Copenhague para luchar por la paz, la acción y el apoyo financiero para el Sahel. Mientras organizaciones humanitarias como ACNUR luchan por satisfacer las crecientes necesidades de las comunidades desplazadas, debemos hacer un llamado para detener la violencia que ha desarraigado a casi dos millones de personas de sus hogares. Hoy es una oportunidad para restaurar el sentido de urgencia para poner fin a una crisis que en gran parte se ha olvidado.
Ahora es el momento de actuar en nombre del Sahel.
Hace menos de dos semanas, personas armadas asesinaron a 25 hombres frente a sus esposas, hijos y padres mientras huían a un lugar seguro. Estos mismos grupos han utilizado la violencia sexual como un arma y han cerrado 3.600 escuelas en toda la región.
Para ser claros, nuestra región ya estaba en un punto de quiebre. Las comunidades en la primera línea del conflicto ya estaban lidiando con la pobreza extrema y la inseguridad alimentaria. El conflicto, el cambio climático y ahora la pandemia de COVID-19 convergen para exponer aún más las vulnerabilidades de nuestra región.
Todos somos testigos del aumento de las temperaturas globales, pero el impacto en el Sahel es especialmente devastador, visible e inmediato. El cambio climático está alterando los patrones de lluvia y aumentando la frecuencia e intensidad de inundaciones, sequías y tormentas de arena. En los últimos meses, las inundaciones en la región han matado a decenas y han dejado a cientos de miles sin hogar y sin agua potable. Peor aún, han dañado las instalaciones médicas y destruido cultivos, aumentando la escasez de alimentos y la vulnerabilidad de los agricultores y sus familias, cuyas vidas dependen de las cosechas.
"Todos debemos alzar la voz".
Y ahora hay más de 6.700 casos confirmados de COVID-19 en todo el Sahel Central. Si bien estas cifras pueden parecer bajas, gracias a una amplia gama de medidas de prevención para contener la propagación, los encierros han empujado a otros seis millones de personas en la región a la pobreza extrema, con 4,8 millones de personas, la mayoría niños y niñas, que necesitan asistencia alimentaria urgentemente. El impacto socioeconómico del coronavirus es una pandemia en la sombra, que afectará a las personas de los países más pobres del mundo en las próximas décadas.
El tiempo fluye por las arenas del Sahel. Mi mayor temor es que toda esta charla no se transforme en acción. Todos debemos alzar la voz para asegurarnos de que eso no suceda y que los desplazados de esta crisis no sean abandonados.
Esta es una traducción de la carta abierta de Baaba Maal. La versión original en francés se publicó en Le Monde Afrique el 19 de octubre.