La pandemia pone en riesgo los avances alcanzados en la admisión de personas refugiadas mediante permisos familiares, laborales y académicos

Familia congolesa reunificada: Estelle, Grace y Eliane (de izquierda a derecha) afuera de su departamento en Dijon, France.

Familia congolesa reunificada: Estelle, Grace y Eliane (de izquierda a derecha) afuera de su departamento en Dijon, France.  © ACNUR/Benjamin Loyseau

Un estudio reciente que se publicó el día de hoy muestra que, en la década previa a la pandemia de COVID-19, 1,5 millones de personas provenientes de naciones de las que emanan grandes movimientos migratorios han sido admitidas por Brasil y 35 países de la OCDE mediante permisos familiares, laborales y académicos.

El informe más reciente emitido por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que se titula “Vías seguras para personas refugiadas II” (disponible en inglés), analiza las admisiones entre 2010 y 2019 de personas provenientes de siete países donde el desplazamiento es recurrente: Afganistán, Eritrea, Irán, Irak, Somalia, Siria y Venezuela

De 1,5 millones de permisos no humanitarios que se emitieron en el transcurso de una década para ayudar a las personas originarias de estos países, 156.000 se otorgaron tan solo en 2019. Esta cifra supera la meta anual de 120.000 que se estableció en la estrategia trienal sobre reasentamiento y vías complementarias que lanzaron ACNUR, la sociedad civil y los gobiernos.

“Nos llenan de motivación los esfuerzos que están realizando muchos estados en la admisión de personas refugiadas mediante alternativas seguras. Muchas familias desplazadas se han reunificado y muchas personas refugiadas han tenido la oportunidad no solo de reconstruir sus vidas, sino también de retribuir a sus nuevas comunidades con su talento, habilidades y formación”, dijo Gillian Triggs, Alta Comisionada Auxiliar para la Protección de ACNUR.

Si bien aún deben recopilarse los datos de 2020, ambas organizaciones estiman que el número de admisiones durante este periodo será considerablemente menor debido al cierre de fronteras y a las restricciones de movimiento que se impusieron en respuesta a la pandemia de COVID-19.

“No podemos permitir que la COVID-19 entorpezca los avances que se han logrado en la ampliación de estas vías. Si bien estas alternativas no sustituyen el reasentamiento ni la admisión humanitaria, los cuales ofrecen mayor protección jurídica a largo plazo, se trata de alternativas seguras y organizadas que pueden salvar vidas y beneficiar a muchas personas refugiadas”, señaló Triggs.

El informe también proporciona datos sobre el número de personas – provenientes de los siete países que se mencionan con anterioridad – a quienes se les ha reconocido la condición de refugiado, se les han otorgado permisos humanitarios o se les ha reasentado.

En el periodo de diez años que abarca el informe, Brasil y algunos estados de la OCDE han recibido cuatro millones de solicitudes de asilo de personas originarias de los siete países antes mencionados. En más de dos millones de casos, se reconoció la condición de refugiado o se otorgó otro tipo de protección; además, 572.000 personas fueron admitidas por medio de esquemas de reasentamiento de refugiados.

En vista de que los países menos adelantados o en vías de desarrollo son los que han dado acogida al 85% de las personas refugiadas en el mundo (26 millones), uno de los objetivos del Pacto Mundial sobre los Refugiados es aumentar las vías complementarias y de reasentamiento para mejorar la protección que reciben quienes han tenido que huir de sus países de origen y para apoyar a los países de acogida.

Con la intención de lograr que la comunidad internacional comparta responsabilidades, ACNUR exhorta a más países a reasentar personas refugiadas, aumentar las vías complementarias y reducir las barreras para la admisión.

Los factores que impiden que las personas refugiadas tengan acceso a estos esquemas incluyen, entre otras cosas, el requisito de presentar cierta documentación, la dificultad para tener acceso a las embajadas y los consulados del país de destino, el costo de las solicitudes, los costos de traslado, y la falta de información y de asistencia.

Si bien la mayoría de los países cuenta con procedimientos de reunificación familiar, las barreras financieras y administrativas limitan el acceso a ellos. Muchas personas refugiadas que no logran la reunificación por vías legales y seguras suelen embarcarse en peligrosas travesías para cruzar fronteras internacionales por mar y tierra.

El informe completo está disponible aquí (en inglés).

Notas de edición:

El informe Vías seguras para personas refugiadas II es el segundo informe estadístico que ACNUR y la OCDE emiten de manera conjunta con respecto a las vías complementarias. Si bien se sigue la metodología del primer informe (2018), este nuevo estudio amplía la recopilación de datos en congruencia con las tendencias actuales sobre el desplazamiento; además, se añadieron dos nacionalidades (iraní y venezolana) y dos países de recepción (Brasil y Colombia, el estado miembro más reciente de la OCDE).

Estas nacionalidades se seleccionaron con base en distintos factores e indicadores. De hecho, representan más de la mitad de las personas refugiadas en el mundo bajo el mandato de ACNUR en cada uno de los años que abarcó la recopilación de datos (2010 a 2019); asimismo, muestran altas tasas de reconocimiento de la condición de refugiado en Brasil y en países de la OCDE (desde 50% hasta 96% en 2019).

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