'Correr me ayudó a encontrarme a mí mismo'
El corredor de maratón olímpico y exrefugiado, Yonas Kinde, conoce de primera mano el poder del deporte para forjar amistades, mantenerse saludable y reconstruir vidas.
Yonas Kinde en el bosque de Hamm, ciudad de Luxemburgo, donde corre todas las mañanas.
© ACNUR/Colin Delfosse
Desde el inicio de la pandemia de la COVID-19 el año pasado, Yonas Kinde ha cambiado los aplausos de la multitud en las carreras internacionales por sonidos más tranquilos de la naturaleza durante las carreras matutinas cerca de su casa en Luxemburgo.
“Puedo correr inmediatamente desde mi casa al bosque”, comentó. “Correr es importante para mí, para renovar mi mente y estar sano física y mentalmente”.
Cinco años después de competir en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro como parte del primer Equipo Olímpico de Atletas Refugiados, Yonas ahora combina su formación en torno a sus otros compromisos: estudiar para obtener un título en logística farmacéutica y trabajar en la farmacia de un hospital que distribuye vacunas de COVID-19.
Sin embargo, las carreras de larga distancia siguen siendo su pasión. Rara vez pasa un día sin entrenar y se tomó un descanso el año pasado solo cuando contrajo COVID-19 y tuvo que aislarse en casa.
“Fue un momento difícil… Realmente extrañaba el entrenamiento”, recordó. “Me apoyaron mis amigos, por teléfono, por videollamadas. Me dijeron: 'Estamos contigo'”.
En el Día Mundial del Refugiado, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, hace un llamado a las comunidades y gobiernos para que incluyan en la atención médica, la educación y el deporte a las personas que se vieron obligadas a huir.
Dar a las personas refugiadas la oportunidad de participar en el deporte puede ayudarlas a ganar confianza y sentirse bienvenidas e incluidas en sus nuevas comunidades.
Muchas de las amistades que ayudaron a Yonas a superar su aislamiento y encierro por COVID nacieron gracias a su amor por el deporte.
“Gracias al deporte, conocí a muchas personas importantes en mi vida”, compartió. “El deporte me dio una familia, no solo en Luxemburgo, sino en todo el mundo”.
Yonas comenzó a correr en Etiopía cuando era adolescente, como una forma de ahorrar el dinero del autobús para comprar dulces y bocadillos.
“Corría a la escuela. De ida y vuelta eran 16 kilómetros y no me di cuenta de que era útil para competir porque estaba corriendo para llegar a la escuela”.
Un profesor lo animó a empezar a competir.
Huyó de su natal Etiopía y llegó a Europa en el invierno de 2012. Terminó en el Gran Ducado de Luxemburgo, el pequeño país sin litoral. Después de recibir asilo ahí en 2013, se convirtió en uno de los mejores corredores de maratón de Luxemburgo, ganando títulos tanto en Francia como en Alemania.
Saber que había sido seleccionado por el Comité Olímpico Internacional (COI) para formar parte del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados de Río 2016 fue, dijo, “un momento realmente inolvidable”.
Compitió en el maratón masculino y disfrutó pasar el rato con los otros atletas refugiados en la Villa Olímpica. “Fue muy especial”, recordó.
Debido a la pandemia, Yonas no ha participado en competencias internacionales desde el Maratón de Tokio a principios de marzo de 2020, convirtiéndose en el primer refugiado en la historia del evento en competir como corredor de élite.
“Realmente extraño mis competencias”, comentó. “Extraño los aplausos”.
Yonas ahora habla luxemburgués, así como alemán, francés e inglés. En enero de este año, se convirtió en ciudadano de Luxemburgo, ocho años después de que el país le otorgara el asilo.
“Es algo muy importante para mí, para integrarme más con la gente y cuando estoy buscando trabajo. Además, puedo representar a Luxemburgo en el deporte”, señaló.
Ahora que ya no es refugiado, no es elegible para formar parte del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados que irá a Tokio este verano, pero apoyará a los 29 atletas que el COI anunció la semana pasada como integrantes del equipo.
“El Equipo Olímpico de Atletas Refugiados es un símbolo de esperanza… para los atletas refugiados, y también para las personas refugiadas de todo el mundo”, comentó. “Mi mensaje para el equipo es aprovechar esta segunda oportunidad para obtener medallas y enviar un mensaje para que el mundo apoye a las personas refugiadas”.
Durante la pandemia de la COVID-19, personal médico, farmacéutico y de enfermería refugiado como Yonas ha trabajado en primera línea para contener la propagación del virus, tratar a los pacientes y ayudar a las personas a vacunarse.
“En este momento difícil, me alegra poder contribuir, poder hacer algo por los pacientes con COVID”, aseguró Yonas.
Tener la oportunidad de continuar su educación le permite mirar hacia el futuro y aprender las habilidades que necesita para retribuir al país que lo acogió.
Algún día, Yonas planea ofrecer capacitación a las personas refugiadas recién llegadas a Luxemburgo para que puedan experimentar los mismos beneficios que él.
“Correr me enseñó a ser más fuerte, a integrarme con las personas y a encontrarme a mí mismo”, compartió.
Este Día Mundial del Refugiado, Yonas llevará a cabo un programa de formación especial mientras piensa en las personas refugiadas de todo el mundo, especialmente en la niñez. “Este es el momento de pensar en esas personas”, resaltó. “Es un día muy especial”.