La ayuda en efectivo trae alivio a las familias libias desplazadas por los enfrentamientos
Después de que los combates en Trípoli expulsaran dos veces a Hanan y a sus hijos de sus hogares, finalmente encontraron refugio en un edificio inacabado antes de recibir ayuda económica de ACNUR.
La viuda libia Hanan se encuentra en el edificio inacabado de Trípoli donde vive actualmente después de que los enfrentamientos la obligaran a huir de su casa en otra parte de la ciudad.
© ACNUR/Mohamed Alalem
Desde una pieza de concreto sin terminar que es ahora su sala, con una ventana sin vidrios abierta a la calle por un lado, la viuda Hanan*, de 56 años de edad, se sienta en una silla de plástico blanco y añora la cómoda casa en un barrio antes tranquilo de Trípoli, que se vio obligada a abandonar cuando el conflicto se extendió por la capital libia, el año pasado.
Hanan y su familia están entre los más de 200.000 libios que se vieron obligados a huir de sus hogares a causa de la violencia en Trípoli, que estalló en abril de 2019 y se prolongó durante más de un año.
“Hemos sufrido. Estaban bombardeando justo encima de nosotros”, dijo Hanan, que abandonó su casa para refugiarse en otra parte de la ciudad, sólo para verse obligada a escapar una vez más cuando los combates los alcanzaron de nuevo. “El desplazamiento es una experiencia aterradora. Dejé atrás a mis vecinos, mi casa tranquila, mi paz mental”.
Durante los últimos ocho meses, ha estado viviendo con sus dos hijas, dos hijos y su nuera en un bloque de apartamentos sin terminar en el centro de Trípoli. Hacían parte de las más de 100 familias libias desplazadas que, buscando desesperadamente refugio en medio de los enfrentamientos, se mudaron al complejo de torres de cemento sin pintar.
“Empezamos nuestras vidas desde cero”.
Los apartamentos llenos de escombros no tenían ventanas, puertas o incluso una escalera interna. Pero debido a su grave situación financiera, Hanan y su familia no tenían otra opción. “No había señales de vida en el apartamento. Había mucho viento. No había nada”, recordó.
“Durante tres o cuatro días, mi hijo estuvo aquí con un grupo de amigos. Hacían un fuego y vigilaban. Todo el mundo estaba protegiendo sus apartamentos ya que no había puertas”, dijo Hanan. “Empezamos nuestras vidas desde cero”.
La familia se puso a trabajar para tratar de mejorar el lugar escueto donde vivían, llenando los espacios de las puertas vacías con todo pedazo de madera y material que pudieran encontrar, limpiando y ordenando, y contando con la ayuda del municipio y los residentes locales para salir adelante.
Con el fin de prestar una asistencia muy necesaria a algunas de las familias desplazadas más vulnerables, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y su socio implementador el Consejo Danés para Refugiados introdujeron un sistema de ayuda en efectivo mediante tarjetas prepagadas que pueden utilizarse para comprar productos directamente en las tiendas.
El programa tiene como objetivo ayudar a las personas a satisfacer sus necesidades básicas, incluyendo alimentos, agua, atención sanitaria y albergue de una manera digna, dándoles la posibilidad de elegir sobre sus necesidades de gasto. En lo que va de año, el programa ha proporcionado ayuda en efectivo a unas 1.750 personas desplazadas en toda Libia.
Hanan es una de las personas seleccionadas para recibir asistencia a través de una tarjeta prepagada con tres recargas mensuales que le permite comprar artículos esenciales para su familia, incluyendo alimentos y medicinas.
“Me salvó”, dijo Hanan, añadiendo que la ayuda financiera fue especialmente importante cuando la COVID-19 se propagó en Libia, causando un aumento en el costo de los alimentos y el combustible para cocinar. “Utilicé la tarjeta para comprar alimentos, verduras y en la farmacia. Tengo que tomar medicamentos para la presión arterial y por eso usé la tarjeta para comprarlos, así como artículos personales para mis hijas”, dijo.
Hanan dijo que pudo utilizar la tarjeta en diferentes puntos de venta y evitó tener que pasar horas en un banco haciendo fila para retirar dinero en efectivo, que a menudo no está disponible en Libia debido a la actual crisis de liquidez. “La tarjeta es mejor. Es fácil de usar”, explicó.
Además de cuidar de sus hijos adultos y de su nuera, Hanan también tiene que mantener los tres gatos que su hijo y su esposa han traído al apartamento.
“Mi hijo y mi nuera aman los animales”, explicó Hanan. “A veces, cuando compraba comida, mi hijo esperaba a que yo durmiera y luego tomaba comida para alimentar a los gatos. Eso me hacía enojar”.
Sin embargo, su antipatía hacia los animales pronto se aquietó cuando se dio cuenta de que los gatos ayudaban a mantener el apartamento libre de los roedores que circulan por el edificio inacabado.
“No solían gustarme. Pero luego descubrí que atrapan ratones... así que ahora me gustan”, dijo Hanan. “Me sentí mal y empecé a alimentarlos, porque también nos ayudan a nosotros”.
“Ahora, todo es difícil”.
Aunque los combates en Trípoli terminaron en junio, todavía no es seguro volver a muchos barrios debido al gran número de artefactos explosivos improvisados que quedan y a los daños generalizados en los edificios.
Hanan y su familia esperan poder volver a su antigua casa antes de que llegue el invierno. Aunque su casa no fue destruida en los enfrentamientos, fue completamente saqueada. Han estado llevando a cabo reparaciones, incluyendo la instalación de un nuevo tanque de agua y la reinstalación de la electricidad.
“Espero que podamos volver antes del invierno... que es muy duro si estás desplazado”, dijo Hanan. “Ahora, todo es difícil... mi familia y yo hemos sufrido mucho”.
*Nombre cambiado por razones de protección.