El ACNUR busca soluciones para los refugiados afectados por la xenofobia
Aproximadamente 1.000 refugiados burundeses y congoleños en Sudáfrica pidieron ayuda al ACNUR después de que la violencia xenófoba les obligara a huir de sus hogares. [for translation]
DURBAN, Sudáfrica, 26 de mayo de 2015 (ACNUR) – Aproximadamente 1.000 refugiados burundeses y congoleños que buscaron una nueva vida en Sudáfrica pidieron ayuda a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados después de que la violencia xenófoba les obligara a huir de sus hogares el mes pasado.
Según la información disponible, más de 1.200 de las 5.400 personas acogidas en los tres centros de Phoenix, Isipingo y Chatsworth en esta ciudad portuaria han sido reintegradas sin problemas en las comunidades de las que huyeron. Más de 2.000 han sido repatriadas voluntariamente a Malawi, Mozambique y Zimbabwe. Sin embargo, aún quedan numerosos desplazados que prefieren la solución del reasentamiento.
"La posición del ACNUR es muy clara", dice Veronica Modey-Ebi, representante regional adjunta. "Mientras los refugiados sigan siendo desplazados y vivan en un refugio provisional, es necesario hacer cuanto esté en nuestra mano para ayudarles a reintegrarse con seguridad y dignidad a corto plazo, a fin de que puedan reanudar lo antes posible sus vidas y las actividades que les permitan buscarse el sustento. Hasta que no lo hayamos logrado no podremos pensar en soluciones duraderas a más largo plazo, como por ejemplo, el reasentamiento, que es una opción a la que tienen acceso muy pocos refugiados".
El reasentamiento en un tercer país como los Estados Unidos, el Canadá o Australia es un proceso lento que puede tardar hasta tres años. Sin embargo, muchos de los desplazados, como David Rubango*, que huyó de la persecución en la República Democrática del Congo hace varios años, dicen que no pueden seguir viviendo en Sudáfrica.
"Esta es la segunda vez que he sido atacado a causa de la violencia xenófoba", dice David, señalando una cicatriz que tiene en el pecho. "Esta cicatriz es un recuerdo de la violencia xenófoba de 2008. En esta ocasión huí antes de que me atacaran. No puedo seguir siendo una víctima en un país al que llegué en busca de protección".
Shukuran Kashini, que también procede de la República Democrática del Congo, perdió su empleo como cocinera en un hotel después de que su vida peligrara al volver a casa por la noche. Su esposo, que había trabajado como electricista en otra provincia, se vio obligado a regresar a casa para ocuparse de su familia.
"El perdió su empleo porque tardó algún tiempo en volver al trabajo para no dejar a su familia en una situación de inseguridad", dice Shukuran. "Ahora nos hemos quedado en la miseria". Ella y David son dos de los cientos de refugiados que creen que la única solución es abandonar el país y buscar protección en otra parte.
"Es comprensible que los refugiados se sientan frustrados y atemorizados", afirma Modey-Ebi, del ACNUR. "No obstante, el reasentamiento no es la solución para todos. Algunos refugiados que se han mostrado interesados en la repatriación voluntaria y otros que prefieren la reintegración local se han puesto en contacto con el ACNUR".
El ACNUR ha ultimado los detalles de un paquete de ayuda de tres niveles para la reintegración de los refugiados del que se beneficiaría un número estimado de 3.000 personas. El programa incluye un subsidio para pagar el alquiler de dos meses, un cupón para alimentos durante el mismo período de tiempo y el suministro, con carácter excepcional, de artículos básicos no alimentarios.
Un 80% de los paquetes familiares tienen por objeto facilitar la reintegración a los refugiados y a los solicitantes de asilo y el 20% restante se destinará a los migrantes indigentes y a los miembros de las comunidades de acogida.
"Tendrá que pasar mucho tiempo hasta que los refugiados y solicitantes de asilo puedan regresar a sus antiguas comunidades o integrarse en las nuevas", dice Modey-Ebi.
Mientras tanto, el Gobierno de KwaZulu Natal y el equipo de tareas de eThekwini Metro mantienen conversaciones intensivas con los líderes comunitarios sobre la importancia de la coexistencia pacífica con todos los nacionales de otros países.
"Estas conversaciones son muy importantes porque nos dan la seguridad de que se están haciendo todos los esfuerzos posibles para allanar el camino hacia la reintegración, que en este momento es la solución para la gran mayoría de los refugiados desplazados", explica Modey-Ebi.
Gracias a este ejercicio, numerosos nacionales de otros países han regresado a sus antiguas comunidades y algunos han vuelto a abrir sus negocios.
Además, el Gobierno de Sudáfrica tiene previsto organizar actividades educativas en las escuelas y en otros centros para promover un mayor conocimiento de los refugiados, los solicitantes de asilo y los nacionales de otros países.
"Una de las medidas de apoyo del ACNUR a esta iniciativa educativa es el suministro de miles de materiales didácticos y libros, no solo en KwaZulu Natal, sino también en las provincias de El Cabo Occidental, Gauteng y Limpopo", señala Modey-Ebi.
"Es una empresa enorme, pero estamos dispuestos a hacer cuanto esté en nuestra mano para apoyar las iniciativas destinadas a combatir permanentemente la xenofobia y, de ese modo, crear un entorno propicio para la integración local a largo plazo, que es la solución para la mayoría de los refugiados del país, incluidos los desplazados a causa de la oleada de violencia xenófoba registrada recientemente".
* Se ha cambiado el nombre por motivos de protección.
Gracias a la Voluntaria en Línea Luisa Merchán por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.