Después de años en las sombras, activista ex-apátrida dice: "Finalmente existo"
La actriz y Embajadora de Buena Voluntad del ACNUR, Cate Blanchett, entrevista a Maha Mamo, activista para la erradicación de la apatridia, sobre su lucha de 30 años por pertenecer.
Cate Blanchett (derecha) entrevista a Maha Mamo, activista ex-apátrida, en Ginebra.
© ACNUR/Mark Henley
El rostro de la activista Maha Mamo se ilumina cuando recuerda el momento en el que, un año atrás, Brasil le otorgó la nacionalidad, acabando con su cruzada de 30 años por pertenecer.
“Se sintió como ‘¡wow!, finalmente existo’. Ahora tengo la libertad, de escoger el lugar que quiero, y de vivir de la manera que quiero. Y hacer lo que quiera”, dijo Mamo, con una bandera brasileña alrededor de sus hombros, como una muestra de orgullo de su nueva nacionalidad.
Ella habló sobre la apatridia con la Embajadora de Buena Voluntad, Cate Blanchett, ante una audiencia de cientos de delegados para la 70° sesión del Comité Ejecutivo del ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, en Ginebra.
La apatridia arruina la vida de millones de personas en todo el mundo. Les roba derechos básicos como el acceso a la atención médica, la educación, el trabajo y la libre circulación, o incluso la posibilidad de abrir una cuenta bancaria o comprar una tarjeta SIM para un teléfono móvil.
El foro tenía por objetivo humanizar el problema de la apatridia, promover acciones y demostrar que la meta de la Campaña de 10 años de #IBelong (#YoPertenezco) del ACNUR no es simplemente reformar procesos legales áridos sino ofrecer esperanza. Al hablar sobre el tema previo a la discusión, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, enfatizó que el problema global tiene repercusiones muy personales y que cualquier discusión al respecto debe tener en cuenta su impacto en las personas.
“Hace tan solo cinco años, la concienciación pública sobre la apatridia y los daños que produce aún era insignificante. Eso está cambiando, y la posibilidad de acabar con la apatridia nunca ha estado tan cerca como ahora”, dijo Grandi.
“Y, sin embargo, el éxito está lejos de estar garantizado: las expresiones nocivas de nacionalismo y la manipulación del sentimiento anti refugiados y migrantes son tendencias poderosas a nivel internacional que corren el riesgo de revertir los avances” añadió.
"Hay tantas personas viviendo bajo este estigma".
Mamo dijo que había nacido en Líbano de padres sirios, pero no pudo obtener una nacionalidad. Mientras crecía, inicialmente ella no había notado que no tenía una nacionalidad, pero con el paso del tiempo el problema se convirtió cada vez más significativo.
En 2014, ella y sus hermanos fueron reasentados a Brasil como refugiados. Un mes después de que se les reconociera la condición de refugiados, su hermano fue asesinado por unos ladrones. Esa tragedia, que llegó tan seguida de la alegría de la familia, redobló su compromiso como activista para acabar con la apatridia. En 2018, Brasil le otorgó la ciudadanía.
Por otro lado, la actriz Cate Blanchett admitió que hasta hace pocos años, ella no sabía que la apatridia era un problema mundial. Con el fin de ilustrar la problemática, ella invitó a la audiencia a imaginar sus vidas sin su licencia de conducir, su pasaporte, su tarjeta de crédito o sus tarjetas de salud.
“No podía imaginar que hubiera tantas personas viviendo bajo este estigma perpetuo, continuo y generacional”, dijo ella.
A pesar de los desafíos y el rechazo de algunos estados que ponen en riesgo la erradicación de la apatridia, Kirguistán se convirtió este año en el primer país del mundo en eliminarla.
Durante el debate general, el ministro de Asuntos Exteriores de Kirguistán, Chingiz Aidarbekov, dejó claro que la responsabilidad recaía en los estados.
"Son actores clave y establecen las reglas para otorgar o retirar la ciudadanía", dijo al foro. "Creemos que la voluntad política y la acción conectada de los estados y la cooperación mutua nos ayudarán a erradicar este problema en todo el mundo".
Azizbek Ashurov, un abogado de Kirguistán, recibió el lunes el Premio Nansen para los Refugiados del ACNUR 2019 por su trabajo para acabar con la apatridia en la República de Kirguistán.
Escrito por Matthew Mpoke Bigg con información adicional de Kate Bond.