La inseguridad permanente en la República Democrática del Congo podría impedir la contención del coronavirus

El siguiente contenido corresponde a las declaraciones formuladas hoy por un portavoz de ACNUR en una rueda de prensa en el Palacio de las Naciones, en Ginebra.

Una desplazada interna se lava las manos antes de recibir asistencia económica en efectivo en el asentamiento de Kigonze, en la provincia de Ituri, en la República Democrática del Congo (RDC).

Una desplazada interna se lava las manos antes de recibir asistencia económica en efectivo en el asentamiento de Kigonze, en la provincia de Ituri, en la República Democrática del Congo (RDC).  © ACNUR

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, alerta de que las últimas oleadas de violencia en el este de la República Democrática del Congo (RDC) están desplazando a miles de personas y podrían acarrear terribles consecuencias para el país, que se prepara para emprender un nuevo combate frente al letal coronavirus.

Más de cinco millones de personas se encuentran desarraigadas como consecuencia del conflicto dentro de las fronteras de la RDC, lo que supone la mayor población de desplazados internos en África. Además, el país también acoge a más de medio millón de refugiados que han huido de la violencia y la persecución en países vecinos.

En las últimas semanas, los ataques perpetrados en las provincias de Kivu Norte y de Ituri han forzado a desplazarse a más de 35.000 personas, incluyendo a 25.000 en poblaciones al sur del territorio de Lubero.

Por otra parte, la seguridad se ha deteriorado en el territorio de Djugu, en la provincial de Ituri, donde los ataques cada vez más numerosos llevados a cabo por asaltantes desconocidos han obligado a desplazarse a más de 12.000 personas en lo que va de mes.

Estos ataques obstaculizan el acceso humanitario, impiden que llegue la asistencia hasta las personas desplazadas que se encuentran en situaciones desesperadas, e interrumpen una coordinación que resulta vital para la prevención y sensibilización sobre el virus COVID-19.  

La violencia e inseguridad permanente en otras partes del país también podrían dificultar el acceso de las personas desplazadas a los centros públicos de salud. Muchas de las áreas y asentamientos que acogen a las personas desplazadas se encuentran masificados, por lo que resulta complicado mantener el distanciamiento físico y social.

Mientras los casos confirmados de COVID-19 siguen aumentando en la RDC, con 287 positivos y 23 personas fallecidas, localizados principalmente en su capital, Kinsasa, ACNUR está trabajando en estrecha colaboración con otras agencias de la ONU y socios humanitarios para prevenir la propagación de la enfermedad entre refugiados y desplazados internos. Simultáneamente, ACNUR continúa desarrollando sus actividades para proteger y asistir a las personas refugiadas y desplazadas internas.

Hasta la fecha no se han detectado casos de contagio entre la población refugiada y los solicitantes de asilo en la RDC. ACNUR está redoblando sus esfuerzos para implementar medidas de prevención y de respuesta en los campos y asentamientos de refugiados.  

ACNUR manifiesta su profunda preocupación ante el hecho de que la inseguridad y la reducción del acceso humanitario generen problemas mayores en el país, cuyos servicios sanitarios ya se encuentran saturados y carentes de recursos.

La inseguridad en el este del país obligó a los socios de ACNUR a retirar a su personal de los asentamientos para desplazados en Drodro y Bule, en la provincia de Ituri, a finales de marzo, dejando a las personas desplazadas sin un apoyo efectivo. ACNUR y sus socios han facilitado la creación de 14 comités humanitarios encargados de garantizar la gestión temporal en remoto hasta que las condiciones de seguridad mejoren.

Los esfuerzos de ACNUR contra el COVID-19 prosiguen a pesar de los desafíos que se presentan en otras muchas partes del país, sacando partido de las lecciones aprendidas tras la segunda mayor epidemia mundial de ébola, que golpea al país desde 2018.

ACNUR está reforzando, en la medida de lo posible, sus actividades habituales en materia de salud y desinfección en los campamentos, asentamientos y centros de tránsito. Las medidas actuales de prevención contra el COVID-19 incluyen controles de temperatura en los puntos de entrada a los campamentos, asentamientos y centros de tránsito, y se han construido unos 365 puntos para el lavado de manos. Asimismo, se ha llevado a cabo la distribución en una primera fase más de 23.000 de pastillas de jabón.

ACNUR también está desarrollando campañas de sensibilización a gran escala para informar a la población sobre las medidas sanitarias implementadas por el gobierno y para proporcionar asesoramiento sobre las medidas de prevención para reducir el riesgo de contagio.

Las personas refugiadas y desplazadas muestran temor ante el virus, sobre todo a consecuencia de la desinformación. Aunque pueda resultar complicado cumplir con la distancia física en los campamentos y asentamientos masificados, de manera general se sigue rigurosamente la recomendación de lavarse las manos regularmente.

ACNUR también está prestando apoyo al sistema sanitario nacional en toda la República Democrática del Congo para que pueda ampliar su respuesta. Para ello, se están instalando tres centros de aislamiento en la provincial de Kasai, a donde se remitirá a los pacientes que presenten síntomas de COVID-19 para descongestionar los hospitales públicos y centros de salud.

En colaboración con sus socios, ACNUR está proporcionando equipos médicos, camas, mascarillas, guantes y otros materiales para paliar el desabastecimiento en las áreas que acogen a refugiados y desplazados internos. Áreas que a menudo se encuentran en lugares remotos y aislados donde las infraestructuras sanitarias básicas son limitadas y los medicamentos escasean con frecuencia.

Asimismo, ACNUR mantiene los programas en curso en la medida de lo posible. Se continúa prestando asistencia en efectivo para ayudar a las personas desplazadas en la provincia de Kivu Norte a cubrir necesidades básicas como comprar alimentos, acceder a sistemas de salud y alojamiento. También se están realizando transferencias de dinero a través de los teléfonos móviles reducir el contacto físico, y se han repartido teléfonos móviles y tarjetas SIM a más de 5.900 personas desplazadas internas.

Por otro lado, cerca de 2.000 solicitantes de asilo de Burundi que han llegado recientemente, y que se encuentran en un centro de tránsito en la provincia de Kivu Sur, serán trasladados a un asentamiento permanente. Ya se están construyendo albergues temporales y los recién llegados permanecerán en cuarentena durante 14 días y recibirán asistencia en efectivo mediante transferencias con el teléfono móvil para que puedan construir sus propios alojamientos.  

ACNUR continúa abogando por un acceso igualitario para refugiados y desplazados a los sistemas sanitarios nacionales puestos en marcha para hacer frente al COVID-19.

 

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