Estudiantes nicaragüenses obligados a huir encuentran seguridad y solidaridad en Costa Rica

Los estudiantes lideraron las protestas antigubernamentales y muchos han buscado seguridad en el extranjero desde el inicio de la sangrienta represión hace casi dos años.

Arturo, de 27 años, se vio obligado a huir de Nicaragua a Costa Rica, donde vive en un alojamiento temporal.

Arturo, de 27 años, se vio obligado a huir de Nicaragua a Costa Rica, donde vive en un alojamiento temporal.  © ACNUR/Daniel Dreifuss

El estudiante de ingeniería Arturo* estaba en su quinto y último año de universidad cuando estallaron las protestas antigubernamentales en su natal Nicaragua a principios de 2018.

Los estudiantes universitarios desempeñaron un papel importante en las manifestaciones, y Arturo, un brillante y articulado joven de 27 años, pronto ganó visibilidad en el movimiento estudiantil. Pero esa visibilidad lo pondría en peligro.

En octubre de 2018, estaba afuera de un taller managüense donde trabajaba para ayudar a pagar sus estudios cuando de pronto, varios hombres con la cara cubierta saltaron de unos autos cercanos. Después de una persecución dramática, lo golpearon, esposaron, y finalmente, lo llevaron a la cárcel. Las golpizas continuaron, pero gracias a un video de seguridad de su captura, fue liberado después de 18 días.

Poco después de ser liberado, cruzó la frontera hacia la vecina Costa Rica, uniéndose a decenas de miles que han huido desde el inicio de las manifestaciones antigubernamentales en abril de 2018.

Estudiante nicaragüense refugiado en Costa Rica espera en un futuro mejor (Jenny Barchfield y Diana Díaz, productoras / Gabriel Serra y Fernando Fonseca, camarógrafos / Arturo Almenar, editor)

Según un registro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, los enfrentamientos en el país centroamericano han dejado más de 300 personas muertas. Además, más de 2.000 personas heridas y un número desconocido de detenidos.

Casi dos años después, los nicaragüenses continúan huyendo: un promedio de 4.000 busca seguridad en el extranjero cada mes. La mayoría va a Costa Rica, donde más de dos tercios de los 103.600 nicaragüenses que han huido de su país han solicitado asilo. Miles más están en otros países.

Y a pesar de que Costa Rica ha mantenido una política de puertas abiertas para quienes huyen de la persecución, la afluencia de nicaragüenses ha sobrecargado el sistema de asilo de la pequeña nación centroamericana.

Para manejar el creciente número de solicitudes de asilo, las autoridades costarricenses, con el apoyo del ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, han trabajado para simplificar el proceso de reconocimiento de la condición de refugiado mediante el uso de perfiles comunes de las personas que se conoce que han sido perseguidas en Nicaragua. 

Estos perfiles incluyen a estudiantes, como Arturo, periodistas y trabajadores agrícolas que han sido objeto de persecución por protestar contra los planes de construcción de un canal interoceánico en sus tierras. Esto ha significado un procesamiento más rápido de las solicitudes de asilo y una mayor tasa de reconocimiento para los nicaragüenses.

"Mi sueño es ser ingeniero"

Para Edwin*, un estudiante de diseño gráfico de 30 años de Managua, y quien también huyó después de participar en las protestas, ser reconocido como refugiado en Costa Rica cambiaría todo.

"¡Ojalá ya lo tuviera!" dijo, y agregó que su entrevista con las autoridades locales de refugio está programada para mayo. “Significaría poder obtener un permiso de trabajo e incluso algo tan simple como poder inscribirme a un plan de Internet para comunicarme con mi familia".

También espera acceder al sistema de atención médica de Costa Rica, que recientemente anunció que incorporaría a 6.000 personas refugiadas y solicitantes de asilo al sistema de seguridad social. "Tengo problemas con mis riñones y la medicina aquí es muy cara", dijo Edwin.

Edwin no ha renunciado a la idea de terminar sus estudios, si alguna vez puede obtener sus transcripciones de Nicaragua. Pero por ahora está dedicado a algo que el estudiante citadino nunca pensó hacer: criar cerdos.

Al vivir en una zona rural en el norte de Costa Rica, ha tenido que aprender a cuidar a los cerdos, muchas de ellas cerdas expectantes, encerradas en corrales. "He traído 22 cerditos a este mundo", dijo. "Todavía no puedo creer que estoy haciendo esto".

Arturo, el estudiante de ingeniería, tampoco ha podido solicitar sus transcripciones académicas para poder inscribirse en una universidad en Costa Rica. Pero no ha vacilado en su determinación de completar sus estudios.

"Mi sueño es ser ingeniero", dijo.

 

* Nombres cambiados para proteger identidades