Niñas y niños no acompañados entre los más vulnerables en la "caravana" humana
ACNUR brinda albergue, alimento y otros tipos de asistencia a las personas refugiadas y migrantes hondureñas en Guatemala y el sur de México.
TAPACHULA, México – Cuando miembros de una pandilla quemaron la casa de su familia en Honduras, Eduardo*, de 16 años, sintió que no tenía otra opción más que huir para salvar su vida.
“Cuando vi nuestra casa en llamas, sabía que había llegado nuestro momento, nuestra suerte ya se había acabado, era momento de huir”, dijo él.
Después de vivir en constante temor de ser asesinado o reclutado por las pandillas en su ciudad natal de Colón, él y un grupo de primos se unieron a la “caravana” de miles de niños, niñas, mujeres y hombres que caminan y piden aventón a través de Centroamérica en búsqueda de la seguridad.
Al cruzar a la vecina Guatemala, Eduardo y sus primos estaban a la cabeza de la caravana de refugiados y migrantes, mientras intentaban cruzar el puente sobre el Río Suchiate para llegar a México, Entonces, las autoridades cerraron la frontera y los enfrentamientos comenzaron.
“Me sentí desamparado, indeseado por cualquier país. Pensé que ellos (las autoridades mexicanas) nos iban a enviar de vuelta, y que mi pesadilla de verdad iba a empezar”, recordó el.
“Me sentí desamparado, indeseado por cualquier país. Pensé que ellos nos iban a enviar de vuelta”.
Eduardo estuvo en el grupo de personas a quienes les permitió ingresar a México, donde presentaron su solicitud de asilo.
ACNUR ha movilizado personal y recursos al sur de México desde el jueves, después de la llegada de la caravana a la frontera. Para el lunes, 45 funcionarios se encontraban en Tapachula, Estado de Chiapas, mientras que otros van de camino.
Trabajando en apoyo de las autoridades mexicanas, los equipos de ACNUR brindan personal y asistencia técnica para garantizar el registro oportuno de solicitantes de asilo como Eduardo. Asimismo, están estableciendo mecanismos de identificación y referencia para las personas con vulnerabilidades y necesidades específicas, y aumentan la capacidad de asistencia y de albergue.
“ACNUR ve con preocupación la evolución de la situación humanitaria de la caravana, y su posible paso por áreas en las que se han producido secuestros y riesgos de seguridad”, dijo el portavoz del ACNUR Adrian Edwards a los medios en Ginebra.
“Es urgente estabilizar la situación. Es esencial que se den condiciones adecuadas de recepción entre otras cosas, tanto para las personas que buscan asilo como para otras personas que también participan en el desplazamiento” añadió.
La “caravana”, cuyo tamaño se ha estimado en unas 7.000 personas, es la segunda marcha organizada que tiene lugar en la región este año; la primera tuvo lugar en México el pasado mes de abril. En Guatemala, ACNUR monitorea la frontera en Tecún Umán. El personal está evaluando necesidades individuales, y junto a socios, organiza la asistencia humanitaria para aquellas personas que más la necesitan.
“Es urgente estabilizar la situación".
ACNUR también está identificando a aquellos que son particularmente vulnerables, aconsejándoles sobre sus mejores opciones. Esto ha provocado que algunos menores no acompañados y separados decidan solicitar asilo en Guatemala. La Agencia de la ONU para los Refugiados también está supervisando los retornos y las deportaciones de Guatemala, para garantizar que se den de forma voluntaria y respeten el principio fundamental de no devolución.
La mayoría de los que viajan en la caravana están en grupos familiares, muchos de ellos con bebés y niños pequeños. Su bienestar es de particular interés para el personal debido al calor extremo en las tierras bajas tropicales de Chiapas, donde las temperaturas alcanzan su punto máximo a 32°C esta semana, con alta humedad.
Mientras tanto en Honduras, ACNUR está monitoreando la situación en la frontera con Guatemala a través de sus socios y su Oficina de San Pedro Sula, y está trabajando con las autoridades para garantizar la recepción segura para aquellos miembros de la caravana que regresan.
“ACNUR desea recordar a los países por donde pasa la ruta de la caravana que en ella viajan personas en situación de auténtico peligro”, recalcó Edwards. “En una coyuntura como esta, es imprescindible que la gente pueda tener la oportunidad de pedir asilo y que sus necesidades de protección internacional se evalúen adecuadamente, antes de que se tome cualquier decisión sobre retornos o deportaciones”.
Eduardo está recibiendo alimentos, atención médica y albergue en el sur de México. Mientras se procesa su solicitud de asilo, piensa mucho en su hermana, quien optó por quedarse en Honduras, donde sigue siendo vulnerable a la violencia de pandillas callejeras.
“Mi hermana y yo somos inseparables, lo que más extraño es escuchar su voz todos los días”, dijo. “Me preocupa que algún día se acabe su suerte”.
* Nombre cambiado por razones de protección.
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