Refugiados malienses y sus comunidades de acogida huyen tras el ataque del domingo a un campamento en el oeste de Níger
El siguiente contenido corresponde a las declaraciones formuladas hoy por un portavoz de ACNUR en una rueda de prensa en el Palacio de las Naciones, en Ginebra.
Más de mil personas -entre ellas refugiados malienses, desplazados internos de Níger y personas de las comunidades de acogida- han huido tras un brutal ataque perpetrado el domingo por la tarde por grupos armados irregulares en un campamento en el oeste de Níger. Este ataque se cobró la vida de tres personas y dejó a otras heridas.
Más de 50 hombres armados irrumpieron en motocicletas en Intikane, en la región de Tahoua, a unos 72 kilómetros de la frontera con Malí, y atacaron y asesinaron a dos representantes de los refugiados malienses y a un líder de la comunidad de acogida local. El campamento acoge a unos 20.000 refugiados y a otros 15.000 desplazados internos de Níger.
Además de asesinar brutalmente a los tres hombres, los asaltantes incendiaron las reservas de alimentos y de materiales de ayuda humanitaria. También destruyeron antenas de telefonía móvil y la principal estación de agua y las canalizaciones, cortando de este modo las comunicaciones y el suministro de agua de la población desplazada y las comunidades de acogida.
Alrededor de 1.100 personas han llegado a las afueras de la ciudad de Telemces, a unos 27 kilómetros del lugar del ataque. Estas personas necesitan urgentemente agua, comida y otras formas de asistencia. Las autoridades nacionales y los socios de ACNUR están trabajando sobre el terreno para recibirlos y registrarlos.
Los brutales asesinatos del domingo han conmocionado a refugiados, comunidades locales y trabajadores humanitarios. En estos momentos se temen más ataques. El deterioro de la situación de seguridad en la región está llevando a la población a buscar seguridad en el interior de Níger, más lejos de la frontera.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, condena estos asesinatos y hace un llamamiento a todas las partes para que respeten la vida de los civiles, lleven a los responsables de este suceso ante la justicia y se aseguren de que crímenes tan atroces no se repitan en el futuro.
ACNUR está trabajando con sus socios y las autoridades locales para proporcionar asistencia inmediata, especialmente transporte por carretera de material humanitario y de agua en camiones cisterna, ya que existe el riesgo de que las personas puedan morir de sed con el calor del desierto. El agua también es esencial para ayudar a combatir la COVID-19.
Durante los últimos meses se ha registrado un fuerte aumento de los ataques en la región de Liptako Gourma, donde Burkina Faso, Malí y Níger comparten fronteras, lo que ha obligado a huir a muchas personas que vivían en la zona.
A pesar de los ataques violentos y de la inseguridad que limitan severamente el acceso humanitario a las personas que necesitan protección y asistencia, ACNUR está reforzando su respuesta en Níger, centrándose especialmente en proporcionar cobijo, educación y programas para prevenir y abordar la violencia sexual y de género.
Las autoridades de Níger también continúan demostrando su compromiso de proteger a las personas que huyen de la violencia.
ACNUR reitera su llamamiento urgente a las partes beligerantes en el Sahel para que protejan a los civiles, las personas obligadas a huir y las comunidades que los acogen. Los civiles son, de hecho, las primeras víctimas de los ataques que se multiplican en Burkina Faso, Malí y Níger. En los últimos meses, los campos de refugiados en Burkina Faso también han sido blanco de ataques e incursiones, obligando a muchas personas a huir.