Presión sobre los recursos mientras miles de personas huyen del conflicto en Congo oriental
Se precisa apoyo urgente para miles de personas desplazadas como consecuencia de seis meses de conflicto en las provincias de Ituri y Kivu Norte, en República Democrática del Congo.
Vumuli, de 35 años, sentada ante una iglesia que está siendo usada como albergue temporal para personas desplazadas internas en Drodro, provincia de Ituri, en la República Democrática del Congo.
© ACNUR/John Wessels
En junio, hombres armados atacaron la aldea de Francine en la provincia de Ituri (RDC). Huyó junto a su marido, sus dos hijos y dos sobrinos después de que mataran a su hermana.
“Huí de noche con mi familia. No sabíamos dónde íbamos, pero por lo menos pudimos salvar nuestras vidas” dice.
Francine llegó a la ciudad de Drodro y encontró albergue junto a otras 740 familias en una antigua iglesia reconvertida en un gran dormitorio. Estaba tan llena que a veces las familias tenían que dormir fuera.
Después la trasladaron a un gran pabellón temporal.
“Me siento más segura ahora, ya que brinda algo de intimidad y un cierto nivel de comodidad”, dice la mujer de 24 años.
Francine Buve, de 24 años, sostiene en brazos a su hija Marie-Reine, de un año, frente a uno de los hangares comunales construidos por ACNUR en un asentamiento para personas desplazadas internas en Drodro (República Democrática del Congo). ACNUR/John Wessels
Grupos armados han protagonizado seis meses de asesinatos, violaciones y secuestros en esta parte de Congo oriental, obligando a más de 300.000 personas a abandonar sus hogares.
Las comunidades locales son cordiales, pero sus hospitales y escuelas están desbordados. En los últimos meses han llegado a Drodro unas 16.000 personas desplazadas internas, la mayoría mujeres, niños y niñas.
“Venían a primera hora de la mañana, causando el pánico y haciendo que la gente corriera en todas direcciones”
Al igual que Francine, Denise, de 22 años, también tuvo que abandonar su aldea en junio tras sufrir el ataque de hombres armados.
“Venían a primera hora de la mañana, causando el pánico y haciendo que la gente corriera en todas direcciones”, recuerda. “Desde entonces no he vuelto a tener noticias de mi marido ni de mi familia”.
Reza todos los días para que estén a salvo. Estaba embarazada cuando huyó y dio a luz en un albergue improvisado a una bebé a la que llamó “Chance” (suerte). Más adelante se trasladó a un albergue comunitario dispuesto por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados.
ACNUR ha expresado hoy su alarma por las duras condiciones de vida de las personas desplazadas y ha reforzado su respuesta ante la creciente crisis mediante la construcción de albergues de emergencia para garantizar la seguridad de las personas. También se han distribuido elementos básicos como mantas, detergente y bidones, mientras que mujeres y niñas han recibido productos sanitarios para su higiene personal.
Denise Ndjangosi, de 22 años, transporta un cubo de agua en un emplazamiento cercano a una escuela que acoge a personas desplazadas internas en Drodro (República Democrática del Congo). ACNUR/John Wessels
ACNUR precisa de 150 millones de dólares para atender las necesidades de las personas refugiadas y desplazadas en el Congo este año, pero por el momento solo se ha recibido el 57%. La escasez de financiación está afectando gravemente a la capacidad de que las personas desplazadas cubran sus propias necesidades básicas y sean autosuficientes.
Sendralahatra Rakontondradalo, experta en albergues de ACNUR, fue testigo de las terribles condiciones en que llegaban las personas a Drodro, sin ninguna pertenencia.
“Miles de personas desplazadas quieren regresar a sus hogares, pero tienen que esperar hasta que la situación sea más segura”.
Las malas condiciones exponen a las personas a acoso, agresiones y explotación.
“Me han contado el caso de mujeres y niñas que se ven forzadas a recurrir al sexo por supervivencia para alimentarse a sí mismas y a sus familias. Los lugares masificados ofrecen poca intimidad, lo que aumenta los riesgos”, dijo.
Liz Ahua, representante de ACNUR en el país, dijo que el número de personas desplazadas va en aumento.
“Miles de personas desplazadas quieren regresar a sus hogares, pero tienen que esperar hasta que la situación sea más segura”.