Refugiados etíopes en Kenia tienen un emotivo regreso a casa
Docenas de personas refugiadas regresan a su hogar en el este de Etiopía desde el campamento Kakuma de Kenia.
Ardo Hassan, de 43 años, está con sus tres hijos en Dire Dawa, Etiopía. Regresaron a casa después de 11 años en el exilio.
© ACNUR/Helle Degn
Desde que Ardo Hassan Kowdan huyó de Etiopía a Kenia hace 11 años, había soñado con el día en que podría regresar a su hogar. El miércoles ha sido un gran momento para ella al subir a un avión en Kakuma, en el noreste de Kenia, para llevarla a Dire Dawa en el este de Etiopía.
“Estoy sumamente feliz de regresar al lugar donde nací y di a luz a mi hija y mis dos hijos”, dice la mujer de 43 años.
Abdirashid Mohumed, de 24 años, asintió con la cabeza mientras estaba de pie junto a ella. Se había vestido para la ocasión con una chaqueta gris carbón y una camisa azul a cuadros.
“Estoy 100 por ciento feliz de volver a casa. He extrañado mucho a mi familia y amigos”, dijo.
Los dos se encuentran entre los 76 etíopes que regresaron a casa esta semana desde el campamento de refugiados de Kakuma, el grupo más grande hasta ahora que ha regresado voluntariamente.
“Estoy 100 por ciento feliz de volver a casa. He extrañado mucho a mi familia y amigos”.
El movimiento, apoyado por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados y los Gobiernos de Etiopía y Kenia, es parte de una tendencia creciente en la que miles de personas refugiadas etíopes en la región eligen regresar a sus hogares. Están motivadas, en parte, por el impacto de las recientes reformas políticas y económicas en su tierra natal.
Once personas regresaron el año pasado y se espera que otras 4.000 sigan este año, de un total de alrededor de 28.500 personas refugiadas etíopes en Kenia.
La mayoría de las personas retornadas provienen de la región somalí de Etiopía y han vivido con el estatus de refugiado durante más de una década. Más de la mitad son mujeres y niñas, algunas nacidas y criadas en el campamento.
ACNUR está proporcionando a las personas retornadas un paquete de apoyo que incluye efectivo y subsidios de transporte para que puedan viajar a sus lugares de origen.
Cuando el avión finalmente aterrizó en Dire Dawa, las y los pasajeros desembarcaron, luciendo felices. El personal de ACNUR, dirigido por Ann Encontre, Representante del ACNUR en Etiopía, les dio la bienvenida al igual que las y los funcionarios de ARRA, la agencia del Gobierno de Etiopía a cargo de las personas refugiadas, y el personal de la Organización Internacional para las Migraciones.
"Todas las personas refugiadas tienen derecho a retornar voluntariamente a su país, cuando sientan que es el momento adecuado, con seguridad y dignidad", dijo Encontre. "Vuelven a casa y se establecen entre sus familias y pueblos de donde tuvieron que huir y ACNUR está realmente feliz hoy".
El grupo fue inscrito en el registro y recibió una comida de bienvenida. Pasaron la noche en Dire Dawa antes de dirigirse a Jijiga, la capital de la región somalí de Etiopía.
Las personas retornadas tienen grandes esperanzas para el futuro, pero reunirse con familiares y amigos es lo primero.
“Creo que moriré de felicidad”.
"Solo quiero celebrar mi reunión con mi familia", dijo Abdirashid. "Quiero disfrutar eso antes de pensar en lo que voy a hacer para ganarme la vida".
Después de un largo tiempo fuera, será vital para ellos recibir apoyo continuo para reiniciar sus vidas, de parte del Gobierno, ACNUR y otras agencias.
Ardo dijo que quería que sus hijos, de 16, 17 y 18 años, regresen a la escuela lo antes posible y que desarrollen ideas para comenzar un negocio.
"La vida como refugiada no fue fácil ya que luché por criarlos y educarlos", dijo. "Necesitaré el apoyo del Gobierno y de ACNUR para mi nueva vida".
Pero primero, su prioridad era llegar a casa y ver a su madre y parientes.
"Creo que moriré de felicidad", dijo.
Reporte adicional de Samuel Otieno en Kakuma, Kenia, Helle Degn y Kisut Gebre Egziabher en Dire Dawa, Etiopía.