Los refugiados de Sudán del Sur crean lavamanos para promover la higiene en los campamentos en la República Democrática del Congo

Una iniciativa de higiene simple pero efectiva está ayudando a los refugiados a fabricar sus propios dispositivos de lavado de manos para luchar contra la COVID-19 en la República Democrática del Congo.

Chris, un refugiado de Sudán del Sur, se encuentra junto al lavamanos que hizo en su complejo en el asentamiento de Bele, República Democrática del Congo.
© ACNUR / Jean-Jacques Soha

Un bidón de plástico lleno de agua descansa cómodamente entre los troncos de un pequeño árbol frente al alojamiento de Ferida en el asentamiento de Bele, en la provincia de Haut Uele, República Democrática del Congo.


La refugiada de Sudán del Sur ha tapado un pequeño orificio en el fondo de la lata con una ramita, que retira cada vez que necesita lavarse las manos.

"De esta manera, mis hijos pueden lavarse las manos en cualquier momento y cualquier personas que visite mi casa, también podrá hacerlo", explicó Ferida. "Igualmente es un recordatorio para que mis vecinos hagan lo mismo".

Desde que se confirmó el primer caso de coronavirus en la RDC en marzo de 2020, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ha puesto en marcha medidas para evitar que el virus se propague entre los refugiados, los desplazados internos y sus comunidades de acogida.

"De esta manera, mis hijos pueden lavarse las manos en cualquier momento y cualquier personas que visite mi casa, también podrá hacerlo".

Estas medidas incluyen crear conciencia sobre los riesgos de la enfermedad y fortalecer las prácticas de higiene a través de anuncios por radio y visitas puerta a puerta por parte de trabajadores comunitarios.

Se ha contactado a más de 254.000 personas presencialmente a través de actividades de concientización, mientras que aproximadamente 3,3 millones más han escuchado los mensajes de radio. Más de 73.000 personas también han recibido jabón y se han instalado cerca de 2.500 estaciones de lavado de manos en once sitios de refugiados y cinco provincias afectadas por el desplazamiento interno.

Junto con la agencia socia, la Asociación para el Desarrollo Económico y Social (ADES), ACNUR también ha capacitado a los refugiados de Sudán del Sur en los asentamientos de Bele y Meri sobre cómo hacer sus propios lavamanos, utilizando materiales reciclados como trozos de madera, bidones viejos, tiras y cuerda.

  • Ferida, una refugiada de Sudán del Sur, se encuentra frente a su casa en el asentamiento de Bele, República Democrática del Congo, con su estación de lavado de manos en primer plano.
    Ferida, una refugiada de Sudán del Sur, se encuentra frente a su casa en el asentamiento de Bele, República Democrática del Congo, con su estación de lavado de manos en primer plano.  © ACNUR / Jean-Jacques Soha
  • Un bidón lleno de agua asegurado en el tronco de un árbol en el complejo de Ferida en el asentamiento de Bele, República Democrática del Congo.
    Un bidón lleno de agua asegurado en el tronco de un árbol en el complejo de Ferida en el asentamiento de Bele, República Democrática del Congo.  © ACNUR / Jean-Jacques Soha
  • Chris, un refugiado sursudanés, utiliza un lavamanos que hizo con madera, un viejo bidón y una cuerda en el asentamiento de Bele, República Democrática del Congo.
    Chris, un refugiado sursudanés, utiliza un lavamanos que hizo con madera, un viejo bidón y una cuerda en el asentamiento de Bele, República Democrática del Congo.  © ACNUR / Jean-Jacques Soha

Estos son dispositivos de lavado de manos simples pero efectivos que usualmente usan un palo, diseñado como un pedal para verter agua de un recipiente a las manos, lo que permite a los usuarios lavarse las manos sin tocar el recipiente. Los grifos vienen en varias formas, dependiendo de la creatividad del creador y los recursos disponibles.

"Decidí hacer un lavamanos para salvarme a mí y a mi familia", dijo Chris Bida, un refugiado de Sudán del Sur y secretario del comité de refugiados del asentamiento de Bele. “Cualquiera puede hacerlo porque es muy simple. No es necesario pagar por ello”.

Chris hizo su lavamanos colgando un bidón en un palo de madera e instalando un pedal que le permite inclinar el bidón hasta que el agua fluya.

Acceder a la atención médica es particularmente difícil para las comunidades desplazadas como los refugiados.

"Muchos refugiados no pueden pagar el costo del tratamiento o la medicina sin la asistencia del ACNUR", explicó Koffi Dodzi Adossi, Jefe de Oficina del ACNUR en la provincia nororiental de Ituri. "También viven en lugares remotos donde la atención médica es difícil de acceder".

“Cualquiera puede hacerlo porque es muy simple. No es necesario pagar por ello”.

Los puntos de agua comunales se han hecho más seguros, ya que se agregaron marcas en el suelo que aseguran el distanciamiento social mientras las personas recolectan agua.

"Hay un punto de lavado de manos justo en frente de mi casa para que pueda lavarme las manos allí", dijo Regina, una madre de dos que vive en el asentamiento de Bele. "Ayudo rellenándolo con agua cuando es necesario".

Con la amenaza adicional de coronavirus, ACNUR apunta a que cada hogar de refugiados tenga su propio dispositivo de lavado de manos, pero con fondos limitados disponibles para satisfacer las inmensas necesidades de más de medio millón de refugiados y cinco millones de desplazados internos en el país, involucrar a las comunidades desplazadas en el esfuerzo resulta crucial.

Hasta el 9 de junio, ACNUR solo había recibido el 33% de los 745 millones de dólares necesarios a nivel mundial para responder adecuadamente y evitar la propagación del virus.

Hasta ahora, se han instalado más de 300 lavamanos en los asentamientos de refugiados y 200 refugiados han sido capacitados sobre cómo hacerlos.

Juma y su esposa hicieron uno y lo colocaron frente a su puerta.

"La capacitación que recibí fue muy práctica, casi como una demostración", explica Juma, que vive en Bele. "Animo a otros a hacer los suyos también, ya que es fácil y no hay necesidad de comprar ninguna herramienta".